SIMPLIFICACIÓN
Las
deportivas made
in Bangladesh
de la diva del celuloide, que emana olor a crema cara, se impregnan
de la tierra etíope. El profesor autóctono, barruntando que no
busca la actriz con su visita más que un lavado de imagen -tras un
tiempo de promiscuidad, desenfreno fiestero y coqueteo con drogas
duras-, se ofrece al halago como a su pesar:
-Por
sus películas, esta señora ha ganado un Oscar de Hollywood, y ha
interrumpido su actual proyecto para estar con nosotros. Es un gran
honor tenerla aquí.
Los
niños la observan desde los pupitres. Alguno que otro se admira, y
muestra una sonrisa se diría inoxidable. Hay un alumno un tanto
respondón, con un desparpajo indómito, sentado casi en la última
fila. En su mirada, un alud de vida cabrillea. Lanza al aire unas
preguntas, que casi nadie atiende:
-¿Qué
es Hollywood? ¿Por qué tiene la cara inflada? ¿Quién es Óscar?
© Jesús Artacho
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