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29 abril 2010

El gaucho insufrible

El lector asiduo de Roberto Bolaño se acerca a este libro con la razonable sospecha de que, después de todos los otros, probablemente este sea un libro menor. Pero entonces abre El gaucho insufrible y se descubre en mitad de una pequeña fiesta, una fiesta a la que no esperaba ser invitado pero en la que se siente a gusto, una fiesta que crece conforme pasa con avidez las páginas hasta terminar el libro, como siempre, felizmente noqueado.
El gaucho insufrible (2003) reúne cinco relatos y dos conferencias. Los cinco relatos son venturosamente diversos, las dos conferencias hilarantemente parecidas.

Jim” habla en cuatro páginas de un estadounidense triste.
“El gaucho insufrible” es Héctor Pereda, abogado argentino que un buen día, en tiempos del corralito, decide abandonar la ciudad e irse a la Pampa. No pasamos por alto los ecos de “El sur” de Borges y de la literatura gauchesca en general.
“El policía de las ratas” nos sitúa en lo más bajo de Ciudad de México: las alcantarillas. Pero aún hay una cosa más baja que las alcantarillas: las ratas de las alcantarillas. A esos asesinos persigue Pepe el Tira, el policía del título.
“El viaje de Álvaro Rousselot” narra el que hace este escritor a la capital gala para conocer a Morini, que a parte de compartir apellido con el crítico de 2666 es un director de cine que parece plagiar los libros de Rousselot.

De “Dos cuentos católicos”, el último de los cinco relatos, no vamos a adelantar nada.

“Literatura+enfermedad=enfermedad” es el título de la primera de las dos conferencias. Ahí va un fragmento: “Kafka comprendía que los viajes, el sexo y los libros son caminos que no llevan a ninguna parte, y que sin embargo son caminos por los que hay que internarse y perderse para volverse a encontrar o para encontrar algo, lo que sea, un libro, un gesto, un objeto perdido, para encontrar cualquier cosa, tal vez un método, con suerte: lo nuevo, lo que siempre ha estado allí.”

El libro se cierra con “Los mitos de Chtulhu”, un título que os recordará a H. P. Lovecraft. En esta conferencia, además de poner patas arriba el panorama literario y confesar ciertas dudas existenciales acerca de la elaboración de un bocadillo de chope, el chileno deja caer alguna que otra perla: “Creemos que nuestro cerebro es un mausoleo de mármol, cuando en realidad es una casa hecha con cartones, una chabola perdida entre un descampado y un crepúsculo interminable”.
La Pampa, territorio al que se traslada Héctor Pereda.

6 comentarios:

  1. Dos comentarios sobre lo que he leído:

    Solo hay algo más bajo que las alcantarillas: las ratas que habitan en dichas alcantarillas.

    Y las dudas existenciales que surgen al elaborar un bocadillo de chopedd....problemas existenciales, sí señor. A mi los problemas existenciales se me plantean antes y después de ingerir el bocadillo: mientras lo devoro el tiempo se para y es como si el mundo cesara misteriosamente de girar...:)

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  2. No entiendo qué quieres decir con tu primer comentario, supongo que es una corrección de lo que hay escrito en la entrada. En cuanto al segundo, creía que yo era el único al que se le paraba el tiempo, pero, jeje, ya veo que no. Lo de poner lo del chopped es por un párrafo que le dedica Bolaño en el libro, que en medio de la conferencia sobre literatura queda bastante humorístico.

    Saludos.

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  3. Cuando leí 'La policía de las ratas' me parecía increíble lo sencillo que parece todo mientras lees, como si estuvieses leyendo un cuento para niños y tampoco resuelve luego con un punch ni nada, pero te quedas como consternao, como sin saber dónde mirar, o qué decir o pensar... no sé... increíble...

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  4. No era exactamente un comentario, sino una transcripción, es decir, me hago eco de esa frase por que me llamó la atención.

    No he leído nada de Bolaño, últimamente estaba con "No digas que fue un sueño" de Terenci Moix. ¿Qué me decís del libro y del autor?

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  5. rojo:

    Es curioso que te pareciese en cierto modo similar a un cuento infantil, porque es terrible, pero a mí también me sorprende la forma tan sencilla que tiene de escribir, con un vocabulario básico, como quien no quiere la cosa, consigue decir cosas a veces esenciales.

    kierlowsky:

    Pues antes que este libro, de Bolaño yo recomendaría "Los detectives salvajes", que aunque es extenso (tiene unas 600 páginas) es un gran libro, no sólo en mi opinión. Bolaño es un autor chileno que vivía en un pueblo de Gerona hasta que hace unos años, cuando tenía 50, murió esperando un trasplante. Está considerado el mejor o uno de los mejores de las letras hispanoamericanas de las últimas décadas y ahora mismo lo están descubriendo en EE.UU. Por lo que he leído, lo están vendiendo como una especie de Kurt Cobain, cuando en realidad Bolaño era un padre de familia bastante sereno. Cosas del márketing.

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  6. Hace poco más de un año me encontré por Málaga con un conocido que portaba un libro del que me llamaron la atención dos cosas: una, la rareza que supone ir con un libro por la calle en medio del ambiente de Feria, entre guiris y mujeres vestidas de sevillana; y otra, el grosor del libro. Casi puedo asegurar que el autor era el tal Bolaña y dada tu descripción es harto probable que se tratara de libro que citas.

    Me apunto la recomendación, muchas gracias:)

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