Páginas

20 mayo 2010

El palacio de la luna


Para los pocos que aún no hayan hecho ninguna incursión en la obra de Paul Auster, esta novela puede ser una excelente toma de contacto. Puede gustar o no, pero El Palacio de la Luna es Auster en estado puro.
Calificada por su autor como su particular David Copperfield, el libro narra a lo largo de trescientas páginas la historia de Marco Stanley Fogg, la relación con su tío Víctor, con el que vive hasta que ingresa en la universidad. Antes de graduarse, debido a la falta de dinero, Fogg se las tiene que ingeniar para sobrevivir en una vivienda sin electricidad ni apenas comida, y, posteriormente en la calle durante un breve período de tiempo, hasta que empieza a trabajar para Thomas Effing, un personaje tan sarcástico como entrañable. En este momento Fogg desaparece del libro, o al menos pasa a un segundo plano, y oímos otra historia de supervivencia, la de Thomas Effing en el desierto, en medio de la nada.
Todo ello es contado con el ritmo hipnótico marca de la casa. Y es que, si bien la poesía de Auster es realmente hermética, sus libros en prosa tienen la magia de las historias transmitidas oralmente; sus novelas tienen una cadencia típicamente austeriana, por lo que para un asiduo de sus obras no es difícil reconocer su estilo.
En El Palacio de la Luna (1989), y es algo común a todo lo que escribe Paul Auster, tienen gran importancia los impulsos interiores, lo azaroso de la vida, las coincidencias (“hay coincidencias y casualidades con las que te mueres de risa y hay coincidencias y casualidades con las que te mueres”, escribía Justo Navarro).
Es curioso y hasta entrañable el personaje de Orlando, que pasea en un día de sol cubriéndose con un paraguas roto, un paraguas que luego dará lugar a uno de los momentos más memorables del libro.
Calle de Brooklyn Heights

Pero no adelantaremos más. Es sorprendente la calidez humana que desprenden los personajes creados por Paul Auster, lo cercanos que resultan al lector, así como la capacidad asombrosa de fabulación que tiene, la facultad de urdir historias insertadas en la general que en algunos recursos parecen cercanas a los cuentos infantiles.
Con todo, aunque pueda ser este libro una primera parada, el lector que disfrute leyéndolo no dudará en hacer nuevas escalas en la narrativa del neoyorquino.


"-Eres un soñador, muchacho -me dijo-. Tienes la cabeza en la luna y me parece a mí que nunca vas a tenerla en otro sitio. No eres ambicioso, el dinero te importa un pepino, y eres demasiado filósofo para tener ningún talento artístico. ¿Qué voy a hacer contigo?"

8 comentarios:

  1. Auster es un gran autor, no cabe duda. Este libro no lo he leído, pero "Leviatán" es fantástico (bien es cierto que después leí otros libros suyos y no me gustaron tanto, como "El país de las últimas cosas" o "Viajes por el Scriptorium".

    Tengo pendiente también leer "La trilogía de Nueva York". De este verano no pasa.

    ¡Saludos!

    ResponderEliminar
  2. Me alegra que digas eso, Auster creo que es el autor a quien más he leído. "Leviatán" es de los buenos y "La trilogía de Nueva York" también (siempre en mi opinión, claro). Creo que no te defraudará, aunque es bastante negativo, pesimista, pero con mucho misterio.

    En cuanto a "Viajes por el Scriptorium", a casi nadie he oído hablar bien de él, y sinceramente no creo que sea un libro para leer de los primeros de Auster, porque tengo entendido que hace un batiburrillo con muchos personajes de otros libros suyos.

    Por cierto, mucho ánimo con los exámenes, que estarás ahora más liada, y gracias por animarte a comentar!

    ResponderEliminar
  3. ¿Leviatán no era de Thomas Hobbes?

    Por cierto, no conocía a este autor, Auster. Una de las cosas que me gusta de este blog es que a su través estoy conociendo autores nuevos.

    Y otra cosa: en relación al fragmento entresacado del libro...¿es que acaso no se puede ser filósofo y tener un talento artístico?

    ResponderEliminar
  4. kierlowsky, "Leviatán" es como tú sabes una obra de Thomas Hobbes, y también se titula así una novela de Paul Auster, un autor que recibió el Premio Príncipe de Asturias de las Letras el año 2006.

    Muy agudo el comentario, supongo que una cosa no quita la otra, no me parecen cosas opuestas, a mí también me llamó la atención que el personaje que dice eso las presente como algo excluyente.

    ResponderEliminar
  5. je je, sí que es curioso sí.

    Me apunto también el nombre de Auster :)

    Por cierto, ¿te has pasado por la Feria del Libro de Málaga? Yo este año no he podido ir.

    ResponderEliminar
  6. Pues no, no he estado en la Feria del Libro este año, ya llevo además unos meses sin comprar ningún libro, por ahora parece que me estoy conteniendo bastante bien :)

    ResponderEliminar
  7. Hola Jesús. Te agradezco este comentario sobre Auster. Me gusta tu blog. Se nota que escribes por el gusto de hacerlos, y que no hay un propósito comercial en ello (ya son unos cuantos los blogueros que van perdiendo la "espontaneidad" inicial...)
    Saludos
    PD: tengo que hacer un esfuerzo para leer letras blancas sobre fondo negro. Tal vez sea un problema sólo mío, tal vez otros te lo hayan dicho. Esto quiere ser una contribución, no una crítica. Saludos

    ResponderEliminar
  8. ¡Bienvenido! Gracias por los halagos. Hasta diciembre este blog tenía otro aspecto, era totalmente negro y con la letra más pequeña. Una persona me dijo que le cansaba leer las entradas, así que decidí cambiar el diseño por este, que en comparación con aquel es más bien gris (el otro era un negro muy intenso). Siento que también este te moleste a la vista. Por ahora no lo voy a cambiar de nuevo (lo siento), pero tendré en cuenta tu comentario para ponerlo de otro color la próxima vez que lo cambie. Saludos.

    ResponderEliminar