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04 junio 2011

Antes de morirme



Supe de la existencia de este libro por casualidad: alguien se dejó el tique de la biblioteca dentro del libro que tomé prestado y entre los libros que aparecían se encontraba este. Me llamó la atención el título. Luego me informé un poco del argumento: una chica de dieciséis años enferma de leucemia que elabora, ante la inminencia de la muerte, una lista de cosas que le gustaría hacer antes de morirse. Al leer esto, de lo primero que me acordé es de Mi vida sin mí, la película de Isabel Coixet. Me decidí a leerlo, por un lado con el temor de que fuera excesivamente melodramático o sensiblero y por otro con la esperanza de que fuese una grata sorpresa.

No puedo decir que me haya gustado. Por varios motivos: poca profundización en los personajes, simplismo, pocas sorpresas y unas historias de amor tópicas y ñoñas: las relaciones consisten en decir “te quiero” o “te deseo”, acostarse y poco más.

Una diferencia con la película de Isabel Coixet que me parece destacable es la diferencia de edad de las protagonistas: una adolescente aquí, una mujer adulta y madre en la película. Este detalle no deja de tener importancia, puesto que las cosas que se dispone a hacer la protagonista de la película son más sensatas, maduras y conmovedoras. Una de las cosas que hace Tessa es robar en un supermercado, y cuando la pillan demuestra que es un personaje al que la autora no le ha sabido imprimir carácter, porque lo que hace es: a) llorar, y b) decir que está enferma. En otro momento su “rebeldía” se manifiesta gritando “mocos” y “pilila” (sic) dentro de un autobús. Cada cual que juzgue si esto es propio de una persona de dieciséis años.

También es posible acordarse de otra película: Planta cuarta de Antonio Mercero, con la diferencia de que aquí no hay humor, ni intensidad, ni chispa.

Antes de morirme viene respaldada, según se dice en la contraportada, por un notable éxito de ventas. En mi opinión no es ni mucho menos alta literatura. Me parece un tema muy delicado el que abarca la novela, difícil de tratar, que la mano inexperta de la debutante Jenny Downham no ha sabido encarrilar sin caer en el cliché.

Con todo, hay gente a la que este libro les hace llorar a mares. Dejo un enlace a una reseña positiva por si alguien quiere contrastar opiniones. Por mi parte, sólo puedo decir que no me ha convencido. Por decir algo positivo, se lee rápido, y hacia el final sí que puede llegar al corazón (al fin y al cabo, somos humanos, y ante la muerte no cabe sino conmoverse). La prosa se va fragmentando, los capítulos se acortan y todo se impregna de cierto aire poético. Otro punto a su favor es la cuidada edición de Salamandra.

4 comentarios:

  1. Salamandra siempre es una buena editorial, me gusta mucho y de momento no me ha defraudado ninguno de sus libros.
    Me lo apunto =)

    Besotes

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  2. Muy bien, espero que te guste más que a mí.

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  3. Puff, con lo que dices, queda más que descartado. ¡vamos!¡que ni lo miro! agradezco mucho este tipo de entradas, porque descartar es también un trecho recorido :D
    Un abrazo.

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  4. Pues sí, afortunadamente hay mucho por leer. Stefan Zweig, por ejemplo, que me ha recordado tu entrada que aún no lo he leído...

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