Muy bueno este libro que nos trajo hace unos años Isaac Rosa. Me ha sorprendido, porque hace falta hilar muy fino cuando uno se plantea escribir una novela sobre la guerra civil. Todo el mundo está harto del tema y de inmediato sería considerada otra novela sobre la guerra civil. Pero ojo, esta no es una novela más, como han sabido ver los jurados de premios como el Rómulo Gallegos, el Andalucía de la Crítica o el que otorga el programa cultural “El ojo crítico”.
No hace mucho, el escritor Vicente Luis Mora comentaba en Twitter: “¿Qué narices va a cuestionarse un tipo de novela que no se cuestiona ni a sí misma?” La que ha escrito Isaac Rosa es ante todo eso: una novela que constantemente se cuestiona a sí misma. Y esto aporta una originalidad en el enfoque muy de agradecer. El autor nos empieza situando en el laboratorio del escritor que pretende escribir una novela de este tipo. Considera el potencial de las posibles historias que podría utilizar, los enfoques errados que habría que evitar, las cautelas indispensables para no caer en el lugar común.
“Mucho cuidado con los héroes, con los luchadores ejemplares, esculturas de una sola pieza que ni sombra proyectan bajo el sol; mucho cuidado con los héroes, especialmente si son jóvenes.”
Evita la polarización entre buenos y malos. Es consciente de los recursos que suelen engatusar al lector en este tipo de libros, y nos llama la atención sobre ellos. Vuelve una y otra vez a entrar en la cocina del escritor. Estos excursos metaficcionales tienen a mi modo de ver un efecto distanciador, nos alejan emocionalmente de la historia narrada, de manera que no nos impliquemos a ciegas, sin reflexionar ni cuestionar lo que se nos está relatando. No sé si me explico. En un momento dado, la página se bifurca en dos columnas para ofrecer dos posibles explicaciones sobre un mismo hecho, dos versiones de la historia entre las que el lector puede elegir la que prefiera.
Digamos que la historia principal se enmarca en España en la época franquista, concretamente en los sesenta, años de agitación universitaria. En ese ambiente estudiantil, el profesor Julio Denis será repentinamente expulsado del país sin que sepamos por qué motivo. Parece que algo tiene que ver su charla días atrás con quien resultó ser uno de los líderes comunistas estudiantiles. Esta es, por decirlo así, la anécdota en la que se centra el libro, pero a partir de ahí abarca mucho más. Isaac Rosa despliega una serie de recursos que hacen que el lector tenga que estar activo, que no se acomode, y que consiguen que su novela sea a mi juicio ejemplar, modélica. Es de esas veces que desde el principio intuyes que el libro es bueno y que va a ser un placer leerlo. Puede resultar rimbombante que lo diga un don nadie como yo, pero si no fuera por eso diría que El vano ayer es una novela necesaria que muchos jóvenes haríamos bien en leer. Os invito sin dudarlo a que os adentréis en ella.
No lo conocía, tiene muy buena pinta, me gusta la temática =)
ResponderEliminarBesotes
Pues si que es difícil escribir una novela sobre la guerra civil, porque el tema está ya muy manido, porque hay mucho cansancio sobre él y porque como dices, es algo demasiado reciente como para no tomar postura. Me parece una novela interesante si consigue salvar todos esos escollos. Un abrazo
ResponderEliminarShorby: Si te interesa, a por él. Lo normal es que no te decepcione.
ResponderEliminarCarol: En mi opinión los salva, y precisamente por eso merece la pena leerla. A ver si te animas con él, Carol.
Como no soy español y no estoy saturado de vuestra guerra civil -tal vez sí de la nuestra- voy a echarle una ojeada al libro que reseñas. Muchas gracias, me gustan tus reseñas
ResponderEliminarGracias a ti, la verdad es que es de las veces que más seguro estoy de que el libro lo merece, creo que lo voy a recomendar bastante. Isaac Rosa es otro de los que acaba de publicar libro, "La mano invisible", y tiene muy buena pinta, espero poder leerlo.
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