Tras un tiempo sin ver películas, he encarrilado unas
cuantas en pocos días. La más lograda me pareció Ridicule (1996), del
francés Patrice Leconte, nominada en
su día a mejor película de habla no inglesa en los Oscar. Un retrato satírico
de la nobleza en tiempos de Luis XVI, anclada en la superficialidad y ciega a
los problemas del pueblo. Buen guión, buenas interpretaciones, humor e historia
de amor incluida. Entre las otras que vi destaca algún clasicazo como la danesa
Ordet
(la palabra) (1955), de Carl Theodor Dreyer, para cuyo final ya iba preparado por culpa de mi admirado Paul Auster, que lo destripa en su novela Invisible.
Película reposada, bastante teatral, que emana religiosidad por todos sus
poros.
Pintura de Daniel González Coves
Interesante me pareció el planteamiento de Los
idiotas (1998) de Lars von Trier,
rodada según los planteamientos del cacareado manifiesto Dogma. Un grupo de gente se hace pasar por retrasados mentales para
generar con su comportamiento cuanto menos incomodidad en una clase media que se
supone hipócrita e inauténtica. Conforme pasan los minutos no quedan, según mi
lectura, muy bien retratados ellos mismos. La película no llega, en mi opinión,
a la altura de las mejores obras del danés.
En la casa de François
Ozon, concha de Oro a la mejor película en San Sebastián, me pareció en un primer visionado cine interesante y muy entretenido
pero con ínfulas, hay algo en su fondo que no me convence. Quizá debería leer
la obra teatral en la que se basa -bien es verdad que se trata de una
adaptación libre-, El chico de la última
fila de Juan Mayorga, y volverla
a ver para tener una opinión mejor formada. A bote pronto diría que nada nuevo
aporta, aunque es una cinta que se presta a un debate en el que se podría hacer
referencia a Las mil y una noches, La ventana indiscreta de Hitchcock, Continuidad de los parques de Cortázar, El Quijote, Más extraño que la ficción e incluso
Woody Allen, entre otros. Una
propuesta muy literaria, ya que se basa en la historia que un alumno le cuenta
a su profesor, al que pronto encandila, en una serie de redacciones a modo de
historia por episodios. El profesor aconseja al chaval, lo que sitúa al
espectador en la trastienda de la ficción, donde el autor mueve los hilos de
sus marionetas. La vena voyeur, algo trastornada, del muchacho aporta cierto
atractivo a la película, en la que otro de los temas es el arte contemporáneo
(la mujer del profesor trabaja en una galería). Es más compleja que la mayoría
de las películas que se suelen hacer, es una película por la que merece la pena
pagar una entrada, pero, si esta es la obra maestra de Ozon, quizá no sea un
director para mí. Swimming Pool me pareció mala sin más. Dejo el tráiler.
También vi dos o tres del finlandés Aki Kaurismäki, a pesar de lo cual Contraté a un asesino a sueldo (1990) sigue siendo indiscutiblemente mi preferida. Tanto en El Havre como en Luces
al atardecer siguen apareciendo los protagonistas característicos del
cine del finlandés. En la primera se trata el drama de la inmigración, mientras
que en la segunda nos acercamos a una historia que, desde otra perspectiva y
otra manera de ver el cine, me resultó similar a la de El dinero de Bresson: un
joven es acusado de un delito que no ha cometido y a partir de ahí cae en una
degradación que no hace sino aumentar sus problemas. Me sorprendió, por
contraste, el tono cómico de Leningrad Cowboys Go America, que
tiene un humor muy particular con el que conecté, aunque al final se hace algo
repetitiva. Un grupo musical finlandés recorre Estados Unidos de costa a costa para tocar en una boda. He aquí sus pintas:
Os dejo para cerrar la entrada con una canción de un grupo
que acabo de conocer como quien dice y que se me ha metido en la cabeza en los últimos
días. Culpo de ello a Carol.
P.D. Ya tengo en mi poder algunos títulos del decálogo de
Kieslowski, espero ponerme pronto con ellos.
Hola Jesús,
ResponderEliminarPues he visto la mayoría. Con Patrice Leconte tengo una relación de amor-odio. De todas sus películas, la que más me gustó fue " El marido de la peluquera". "Ridicule" me gustó también mucho pero una película que me dejó frío a pesar de la crítica fue "La fille du pont", con Daniel Auteuil y Vanessa Paradis...
La palabra de Dreyer está en todas las listas de imprescindibles y creo que merecidamente aunque se haga difícil de ver. Pensé mucho en ella cuando vi Beyond the hills de Mungiu.
De François Ozon se salva 8 femmes, ocho grandes actrices, Deneuve, Huppert, Ardant.... Lo único destacable y una trama absurda con la que te ríes. Conmigo funcionó. Dans la maison no me gustó.
Me apunto o más bien me subrayo las de Kaurismaki. Un abrazo. Espero que no se lea mal. Estoy con el móvil
Vaya, se me pasó responder el comentario. La que comentas de Leconte también me gustó, tiene su encanto. La chica del puente también la he visto, fue la primera que vi del director hace ya unos años, en un pase en La2. Veré 8 mujeres de Ozon, a ver qué tal. De Kaurismaki la que yo recomiendo, como digo en la entrada, es "Contraté a un asesino...", es la que más me llegó. El comentario se lee perfectamente, José, gracias por estar ahí. Un abrazo.
ResponderEliminarSwimming-Pool será todo lo mala que quieras, es más nunca he acabado de comprenderla, pero Ludivine Sagnier sale bien buena.Juanfran.
ResponderEliminarJajaja, espero que disculpes que el atractivo físico de una actriz me parezca un criterio cinematográfico poco serio a la hora de ponderar una película. Saludos.
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