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13 septiembre 2013

El matrimonio del cielo y del infierno



Hace unos diez días leía un estudio sobre William Blake, contenido en La literatura y el mal, de Georges Bataille, libro donde también se habla de las obras de Kafka, Proust, Emily Brönte, Sade, Baudelaire o Jean Genet, y justo esta semana he tomado prestado de la biblioteca una obra del pintor y poeta romántico inglés, compuesta a finales del siglo XVIII y, creo, uno de sus textos más representativos. “La audacia juvenil”, escribe Bataille, “llevaba al poeta a superar todos los contrarios: el matrimonio que quiso celebrar era el del cielo y el infierno”.

“Nada avanza si no es mediante los contrarios. La atracción y la repulsión, la razón y la energía, el amor y el odio, son necesarios para la existencia humana.
De esos contrarios nace lo que las religiones llaman el bien y el mal. El bien es lo pasivo subordinado a la razón. El mal es lo activo que nace de la energía”.

La que he leído es una edición facsímil con traducción de Xavier Villaurrutia y prólogo de G. K. Chesterton publicada originalmente en 1942. Quizá hubiera sido preferible la de la editorial Cátedra, que me hubiera iluminado con un imagino que ilustrador estudio crítico, pero era la que había en la biblioteca. De esta lectura, que no llega a las sesenta páginas pero que, eso sí, están concentradas como el Fairy Ultra, quisiera destacar aquí los aforismos de la sección “Proverbios del Infierno”, algunos de los cuales quizás conoceréis.

“Quien tiene un deseo y no actúa engendra la peste.”
“El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría.”
“Así como la oruga elige las hojas más hermosas para poner sus huevos, el sacerdote deposita su maldición sobre los mejores goces.”
“La maldición fortifica; la bendición relaja.”
“El hombre que no cambia de opinión es como el agua estancada: engendra los reptiles del espíritu.”

Sobre William Blake, escribe Bataille: “no fue loco, pero se mantuvo en las fronteras de la locura. Su vida toda no tuvo más que un sentido: dio prioridad a las visiones de su genio poético sobre la realidad prosaica del mundo exterior”. “Hizo apología de la libertad sexual, y, según rumores, quiso imponer a su mujer la cohabitación con una amante”. “Sus contemporáneos no le ignoraron del todo: tuvo, todavía vivo, una cierta notoriedad, pero de carácter aparte. Wordsworth y Coleridge le apreciaron pero indudablemente con alguna reserva (Coleridge, por lo menos, lamentaba la indecencia de sus escritos)”.



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2 comentarios:

  1. Lectura Fairy Ultra, perfume en frasco pequeño, Blake es una de mis lagunas, no he leído nada más que algún texto suelto. Me lo apunto para empezar. ¿Tú has leído más que puedas recomendar? Buco la edición de Cátedra ;)

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  2. Pues no, la verdad es que es la primera vez que leo algo suyo, así que poco puedo decir.

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