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05 julio 2016

Esto no es una novela


El mes pasado me acerqué a la Feria del Libro de Madrid. Una de las casetas que no quería perderme era la 113, donde podían encontrarse libros editados en Hispanoamérica. Entre ellos, decidí comprar Esto no es una novela, de David Markson, editado en Argentina por La Bestia Equilátera. El libro forma parte de una tetralogía que se inicia con La soledad del lector (1996), que ya había leído y del que hablé por aquí (también publicado por La bestia equilátera). Continúa con Esto no es una novela (2001) y luego con Punto de fuga (2004), publicada por la mexicana Verdehalago y La última novela (2007), que me parece que no se ha traducido al castellano -aunque me gustaría, y creo que no soy el único- y que curiosamente es la última novela del autor, fallecido en 2010.

Esto no es una novela vuelve a componerse, como La soledad del lector, de fragmentos breves de una, dos, tres líneas, cincelados hasta la esencia, hilos de unas pocas palabras de los que el lector puede tirar y sacar mucho más. Observaciones culturales que revelan en muchos casos una gran lucidez y perspicacia. Anécdotas, cotilleos, en algunos casos, sobre los grandes nombres de la cultura y la Historia. Datos que nos invitan a desmitificar a este o aquel, tratando de arrancar, se diría, "una hoja del laurel del arte" o, siguiendo a Woody Allen, de acabar de una vez por todas con la cultura. Por otra parte, otras aportaciones amplían el horizonte del lector sobre estas figuras. Hay apuntes, también, de trasfondo poético, y reflexiones y observaciones de Markson atinadísimas. Uno lee estas píldoras, en ocasiones de la densidad del plomo, y se queda rumiando, o se ríe de pronto, o se conmueve, y las incorpora a su barnizado cultural con fines no necesariamente pedantes. De cuando en cuando, Markson también inserta comentarios críticos sobre la propia obra que vamos leyendo: "No lineal. Discontinuo. En forma de collage", escribe. "Obstinada en sus referencias cruzadas y de críptica sintaxis interconectiva", escribe.

Para gente curiosa o, como se suele decir, intelectualmente inquieta.

Sobre la edición: bonita, para mi gusto, aunque con alguna pega: el plastificado de la portada se ha empezado a levantar por la parte inferior y apenas hace un mes que compré el libro.

Va terminando la entrada y todavía no he utilizado la palabra posmoderno. Definitivamente, estoy desaprovechando este blog.

Fragmentos:

"Una vez Alejandro Magno estaba pontificando sobre arte en el estudio de Apeles. Apeles le sugirió que cambiara de tema:; no era nada apropiado que los jóvenes aprendices estuvieran riéndose nerviosamente a sus espaldas".

"Sólo tres personas siguieron el féretro de Stendhal.
Su obituario más largo consistió en tres renglones.
En uno escribían mal su nombre."

"Roman Jakobson, oponiéndose a que un novelista, concretamente Nabokov, enseñara literatura en Harvard:
¿Debería un elefante enseñar zoología?"

"Por lo menos un periódico de Boston sugirió con absoluta seriedad que Whitman debería ser castigado a latigazos por Hojas de hierba."

"Este es el lamentable estado de nuestra época: que los hombres del arte deban buscar limosna de los cormoranes, y los que más merecen queden ocultos debajo de los zopencos.
Dijo Thomas Nashe en 1592."

2 comentarios:

  1. Interesante, entonces ¿es novedad, o se editó hace ya algunos años?

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  2. Hola, Rafael. No es novedad, La Bestia Equilátera editó este título en 2013. Muy interesante, realmente. Un saludo.

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