Vuelvo a adentrarme en el Salón de pasos perdidos de Andrés Trapiello, serie diarística de la que ya me considero seguidor, y en este caso en el tercer volumen de los dieciocho hasta la fecha publicados, que voy leyendo con gran desorden. Se trata de El tejado de vidrio, que vio la luz por primera vez en 1994 y cuya escritura corresponde al año 1989.
Aunque no coincida con la totalidad de las opiniones del autor, el Salón se ha convertido en un valor seguro cuando busco una lectura sustanciosa y placentera. Con innegable oficio, el escritor leonés vierte observaciones cotidianas sobre personas con las que se cruza, enriquecidas con referencias culturales o por la agudeza de la propia mirada. Retazos de vida que a muchos pasan desapercibidos pero que merecen la pena ser compartidos y rescatados, aunque sea por un tiempo, de la guillotina implacable del olvido.
En cuanto a los ingredientes, encontramos elementos recurrentes y otros nuevos, según lo que va dando el día: visitas a imprentas, al Rastro y la Cuesta de Moyano, un viaje a Nueva York, escenas familiares, vivencias del día a día o de la vida literaria contadas entre comentarios afilados, comentarios sobre arte, clásicos revisitados o reflexiones a partir de noticias de prensa o sobre la vida en general o la propia tarea del escritor de diarios:
"Cuando se anotan con cierta regularidad los sucesos de cada día y al cabo de unos meses se hace arqueo, somos nosotros los primeros en sorprender que ése que ha escrito el diario parece haber vivido mucho más que uno mismo. [....] Se vive más cuanto más se recuerda."
En la nómina de aludidos, encontramos en esta ocasión a Pessoa, Pavese, la Pasionaria, Ramón Gaya o Pío Baroja, entre otros personajes con menos nombre. Como curiosidad, en este volumen tenemos noticia de sucesivos rechazos editoriales a El gato encerrado, primer tomo del Salón, que con el tiempo, no obstante, se ha venido considerando uno de los grandes proyectos literarios actuales.
En definitiva, un libro para pensar, para reír, para sentir, para aguzar nuestra mirada sobre las cosas. Un libro para disfrutar.
Valoración: 4/5
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"Cuando se anotan con cierta regularidad los sucesos de cada día y al cabo de unos meses se hace arqueo, somos nosotros los primeros en sorprender que ése que ha escrito el diario parece haber vivido mucho más que uno mismo. [....] Se vive más cuanto más se recuerda."
En la nómina de aludidos, encontramos en esta ocasión a Pessoa, Pavese, la Pasionaria, Ramón Gaya o Pío Baroja, entre otros personajes con menos nombre. Como curiosidad, en este volumen tenemos noticia de sucesivos rechazos editoriales a El gato encerrado, primer tomo del Salón, que con el tiempo, no obstante, se ha venido considerando uno de los grandes proyectos literarios actuales.
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