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05 agosto 2020

"Defensa personal (Antología poética 1992-2006)" de Juan Bonilla




Cada día me gusta más la colección de antologías poéticas de la editorial Renacimiento. La última que he deglutido ha sido esta Defensa personal de Juan Bonilla, que abarca de 1992 a 2006, es decir los tres primeros libros de poemas del jerezano, publicados todos por Pre-Textos: Partes de guerra (1994), El belvedere (2002) y Buzón vacío (2006).  Como peculiaridad antológica, están ordenados de forma inversa, del más reciente al más antiguo. Con posterioridad a este libro, que vio la luz en 2008, Bonilla ha publicado otros dos libros de poemas (el último en 2016) en Renacimiento y una poesía reunida en la editorial Visor, además de un par de libros poéticos infantiles.


Hondo sin ser pomposo, Bonilla trata en Buzón vacío temas universales como la muerte o el amor, así como la vida literaria (como en ese poema inolvidable y lenguaraz, "La señora gorda") o una revisión de la fábula del pastor y el lobo. Sigue la plaquette titulada Tos fingida, con predominio de estrofas clásicas (incluye siete sonetos, una balada, una décima ("Una décima de fiebre"), en la que da una vuelta de tuerca al tema de la juventud, apoyado en los insignes versos de Rubén Darío:


"Juventud, divino inodoro:
te vas y no nos das pena.
Regamos tus restos con cloro
y tiramos de la cadena."


En uno de esos sonetos, escrito en alejandrinos, versiona y actualiza el Aullido de Allen Ginsberg para comenzar diciendo:

"Yo he visto a los mejores de mi generación
destruidos por el ansia de hacer mucho dinero"


A continuación encontramos los nueve haikus de Li.po.timias, de una serie de poemas sueltos que vieron la luz en la Revista Sibila. Alguno de ellos muy destacable:


"Extraña música:
los pájaros son notas
sobre los cables."


En El belvedere y Partes de guerra se sigue apreciando la audacia, la ironía y la agudeza de un autor que parece manejar desde su primer poemario las artes del oficio. En "La caracola" tiene lugar una mise en abyme a lo Escher que me parece muy lograda. Uno de los rasgos de la poesía de Bonilla es la claridad, como señala Miguel Albero en su magnífico prólogo.


Qué fino hila Juan Bonilla. Esta Defensa personal tiene un buen puñado de poemas muy afortunados: memorables.





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