23 octubre 2010

Siete cuentos imposibles


Javier Argüello posee un innegable talento. En este su primer libro de relatos, este escritor argentino radicado en Barcelona recoge siete piezas ciertamente imprevisibles, herederas de la mejor tradición cuentística. Sabe crear cierto clima de misterio y despliega una serie de recursos que consiguen atrapar y sorprender al lector. Un conjunto de historias inquietantes, enigmáticas.
El que más me ha gustado es el que abre el libro, “Volver a verla”, un cuento metaliterario protagonizado por un escritor que escribe una obra protagonizada por un escritor que escribe otra obra. Suena enrevesado, pero en realidad no lo es tanto. Es difícil hablar de este relato sin destriparlo, cosa que hacen, me parece, en la contraportada del libro. Digamos que el protagonista escribe un libro. Luego sale a comprar comida y choca al doblar la esquina con una mujer idéntica a la que él ha descrito en su libro. Esto da pie a un giro de ciento ochenta grados que recuerda al Unamuno de Niebla. Hasta ahí se puede contar. El relato es magistral, verdaderamente antológico. Toda una sorpresa. Este fragmento me llamó la atención: “Caminaba con esa sensación con la que se movía por el mundo cuando trabajaba en un relato, sintiendo la extrañeza de todas las cosas cotidianas, sorprendiéndose repetidamente ante una realidad tan ajena a aquella en la que se sumergía cuando entraba en una historia que sólo existía en el papel”.
Los argumentos de los relatos restantes, salvo quizá el último, son también sorprendentes:
“La tos” cuenta la lucha de las organizaciones estudiantiles para que no llegue a buen puerto un caprichoso decreto-ley que prohíbe toser en clase.
“Gravedad” juega con la posibilidad enunciada por un doctor de dudosa salud mental de que un día las cosas comiencen a caer hacia arriba. Para evitar caer hacia el cielo, se construye una casa subterránea.
“Andan” comienza cuando el protagonista busca en el suelo la pila de su audífono. De un enchufe cercano escucha que sale una voz que según dice le contará una historia extraordinaria, la historia de cómo esa persona llegó allí, dentro del enchufe.
“Relato acerca del tiempo…” trata de un relato de Max Beerbohm sobre un escritor decimonónico casi desconocido que pacta con el diablo para viajar a fines del siglo XX y comprobar si ha sido incluido en la historia de la literatura. Me llamó la atención esta paradoja: “si viajo al pasado y mato a mi padre cuando éste todavía es un niño, entonces yo no podré nacer, pero si no nací, ¿cómo puede ser que viaje en el tiempo y lo mate?”.
Recomendable.

21 octubre 2010

Vías cruzadas (2003)


  • Línea argumental: Phil, personaje marginal y taciturno, trabaja en una pequeña tienda hasta que el dueño muere. Sin hijos, en el testamento le lega una propiedad junto a una vieja estación de trenes, un sitio solitario y apacible donde Phil conocerá a varias personas con las que conectará.
  • Comentario: Muy recomendable para quienes gusten de películas pequeñas con poca acción. Vías cruzadas es una película agradable, cercana y ante todo sencilla, minimalista. Tuvo hace unos años bastante éxito en su andadura por los festivales de cine independiente. Hay que destacar la contenida interpretación del protagonista, Peter Dinklage. Una película de ritmo pausado y de personajes, más que de acción. Si no se le exige mucho puede llegar a sorprender.

18 octubre 2010

El rayo que nos parta


Si hemos de ser destruidos,


sea el amor


el rayo que nos parta.

Pintura de Fernando Zóbel

14 octubre 2010

Muerte en el olvido

Yo sé que existo
porque tú me imaginas.
Soy alto porque tú me crees
alto, y limpio porque tú me miras
con buenos ojos,
con mirada limpia.
Tu pensamiento me hace
inteligente, y en tu sencilla
ternura yo soy también sencillo
y bondadoso.
Pero si tú me olvidas
quedaré muerto sin que nadie
lo sepa. Verán viva
mi carne pero será otro hombre
-oscuro, torpe, malo- el que la habita...

Ángel González

09 octubre 2010

Labia


Terminando de leer esta novela de Eloy Tizón, tratando de aventurar una frase que la definiera, leí llegando al final: “Él pensaba que era el tiempo de ensayar una novela sin tema. De vuelo lírico. Descoyuntada”. He creído encontrar en estas palabras un retrato de la novela que estaba leyendo. Así es Labia o he creído yo entender que es Labia. No hay que buscarle una trama estructurada o un gran final, porque no los hay ni se pretende que los haya.
Pero ante todo una cosa: Labia está primorosamente escrita. Uno puede, quizá, pensar durante la primera parte del libro que no nos están contando nada de mucho peso, pero lo bien escrito que está no se le puede negar al libro. Con una prosa precisa, un vocabulario rico sin resultar extravagante y un ritmo intenso sin resultar recargado, la obra va como se suele decir in crescendo, y alcanza sus momentos más brillantes en la parte final.
Construida a base de pequeños fragmentos, Labia se divide en cuatro partes. La primera se centra en la vida del protagonista cuando es niño, sus visitas a la papelería Gallardo y la leyenda caballeresca que le cuenta una de las hermanas Gallardo. En la segunda se nos detallan las clases de dibujo que recibe el mismo personaje, mientras que la tercera se centra en la historia del escultor Montesinos en París, esa ciudad “con aquella torre tan fea”. En la cuarta se retoma la historia del protagonista y Estela. Las cuatro partes están ligeramente relacionadas. Pero ya digo, lo verdaderamente deslumbrante de este libro es el dominio del lenguaje que encontramos, los notables hallazgos expresivos, su lirismo.
Recomendable para gente que esté aprendiendo a escribir.
Copio algunos fragmentos que me han llamado la atención:
“El mar. Del mar se ha escrito todo, en todos los idiomas. Si se añade un nuevo adjetivo, una palabra más, se desborda.”
“Ella me miró una vez, y yo comencé a vivir en sus ojos.”
“Amaba. Amaba desesperadamente. Sentí que me arrancaban la piel. Me pareció que por primera vez veía el mundo tal como era, alucinante, lírico, intenso. El mundo, que hasta entonces era gris, se puso a vibrar de pronto. La vida, que estaba arrodillada, se levantó de un salto gozoso. La acera estaba sembrada de criaturas fantásticas. La calle, una simple calle, me emocionó.”
“Porque las casas y los libros sirven para lo mismo: para eludir la intemperie.”
“Del libro se extraía una enseñanza moral: que el amor a la palabra conlleva amor a la vida y que los que maltratan el lenguaje y escriben de manera descuidada revelan, acaso sin saberlo, enemistad hacia la vida, incluso odio.”
"Se empieza a perder la inocencia el día en que uno se entera de que las palomas son malas."
“El tiempo no cura nada. El tiempo, precisamente, es la herida. La herida del tiempo. La sangre negra del tiempo resbala en los corredores, inunda las escaleras, encharca los pasillos, salpica a los comensales, chorrea por las solapas. Hemorragia incontenible. Hacemos como si no existiera. Disimulamos.”
“No sé dónde termina el telón y dónde comienza la obra. La distinción entre realidad y ficción, hoy, para mí, carece de fundamento.”
“El hombre, a ratos, se aburre. Cuando el hombre está aburrido es capaz de realizar las mayores proezas y las mayores infamias.”
“En el momento en que uno nace, comienzan los papeleos. Uno queda registrado. Ya no hay posibilidad de retroceder. Hay que seguir adelante, por las buenas o por las malas. Pasa el tiempo. Se van cumpliendo años, ritos. Se soplan velas. Quedan pruebas testimoniales, huellas dactilares, fotografías, siempre aparecen testigos. La policía tiene tus señas. El Estado cuenta contigo. No existe forma de huir. No puedes desentenderte. Has nacido, estás fichado, no tienes escapatoria.”