31 diciembre 2021
30 diciembre 2021
Lecturas de 2021
Francesc Català-Roca (1953)
-Magistral, de Rubén Martín Giráldez (Jekyll & Jill)
-La mujer del bombero, de Richard Bausch (Tropismos)
-Asimetría, de Adam Zagajewski (Acantilado)
-Aquí estuvo Kilroy, de Miguel Ángel Herranz (Renacimiento)
-La piel fría, de Albert Sánchez Piñol (Edhasa)
-Conversaciones entre alquimistas, de Jorge Riechmann (Tusquets)
-Trenes hacia Tokio, de Alberto Olmos (Lengua de Trapo)
-Poesía completa, de Víctor Botas (La Isla de Siltolá)
-Cinco historias del mar, de Josep Pla (Destino)
10-Los siete locos, de Roberto Arlt (Losada)
-Capital de la gloria, de Juan Eduardo Zúñiga (Círculo de Lectores)
-Obsolescencia programada, de Víctor Peña Dacosta (RIL Editores)
-Lamentaciones de un prepucio, de Shalom Auslander (Blackie Books)
-Caminaré entre las ratas, de David Pérez Vega (Carpe Noctem)
-El silencio del patinador, de Juan Manuel de Prada (Valdemar)
-Poesía reunida, de Ida Vitale (Tusquets)
-El astillero, de Juan Carlos Onetti (Cátedra)
-Mientras agonizo, de William Faulkner (Anagrama)
-La tormenta de nieve, de León Tolstoi (Acantilado)
20-El infinito en un junco, de Irene Vallejo (Siruela)
-Poesías completas 2019, de Miguel d’Ors (Renacimiento)
-De vez en cuando, como todo el mundo, de Marcelo Lillo (Lumen)
-El boxeador polaco, de Eduardo Halfon (Libros del Asteroide)
-Canción, de Eduardo Halfon (Libros del Asteroide)
-Un amor, de Sara Mesa (Anagrama)
-Trilogía sucia de La Habana, de Pedro Juan Gutiérrez (Anagrama)
-Ciudad del hombre, de José María Fonollosa (Edhasa)
-Quasi una fantasia, de Andrés Trapiello (Ediciones del Arrabal)
-El descenso, de Anna Kavan (Navona)
30-El siglo de las luces, de Alejo Carpentier (Austral)
-Esto no es Bambi, de David Pérez Vega (MacLein y Parker)
-Rimas y leyendas, de Gustavo Adolfo Bécquer (Austral)
-Leyendas, de Gustavo Adolfo Bécquer (Espasa)
-Colección de días, de José Luis García Martín (Renacimiento)
-Ilíada, de Homero (Gredos)
-La isla, de Juan Goytisolo (Aguilar)
-Campos de Níjar, de Juan Goytisolo (Aguilar)
-La Chanca, de Juan Goytisolo (Aguilar)
-Feria, de Ana Iris Simón (Círculo de Tiza)
40-La abadía de Northanger, de Jane Austen (Alba)
-Alfanhuí, de Rafael Sánchez Ferlosio (Destino)
-El volador de cometas, de Andrés Trapiello (Renacimiento)
-Diario inusitado de un tipo en desuso, de Jesús Tíscar Jandra (Marli Brosgen)
-El verano en que mi madre tuvo los ojos verdes, Tatiana Tibuleac (Impedimenta)
-Mafalda 1, de Quino (Lumen)
-El espejo discreto, de Ana Pérez Cañamares (Pre-Textos)
-Memorias de Leticia Valle, de Rosa Chacel (Comba)
-Poesías completas, de Macedonio Fernández (Visor)
-Mafalda 2, de Quino (Lumen)
50-Los fantasmas del deseo, de Luis Cernuda (Renacimiento)
-Mafalda 3, de Quino (Lumen)
-Las ninfas, de Francisco Umbral (Destino)
-Cumbres borrascosas, de Emilly Brontë (Alianza)
-Mafalda 4, de Quino (Lumen)
-El perfume, de Patrick Süskind (Booket)
19 diciembre 2021
"Campos de Níjar" y "La Chanca", de Juan Goytisolo
Juan Goytisolo, nacido en Barcelona en 1931 y muerto en Marrakech en 2017, publicó en los años sesenta estos dos libros a raíz de un viaje por tierras almerienses que llevó a cabo en 1956. Ambos me han parecido excelentes, pero escribo esto varios meses después de terminarlos, valiéndome de las notas que tomé durante la lectura, y me temo que la entrada puede resentirse. Así comienza Campos de Níjar (Seix Barral, 1960):
"Recuerdo muy bien la profunda impresión de violencia y pobreza que me produjo Almería, viniendo por la nacional 340, la primera vez que la visité".
El hecho de que se trate de un libro de viajes de un novelista nos lleva a pensar en el Cela de Viaje a la Alcarria, publicado doce años antes, en 1948. Pero, aunque ambos son relatos de la España profunda escritos con una gran prosa, en el caso de Goytisolo el compromiso con la geografía narrada es mayor, hay una denuncia social, una crítica al franquismo en ese retrato humano de los márgenes. Goytisolo, en su lápida, ordenó que se escribiera: escritor. Camilo José Cela, en cambio, habiendo ganado y todo el premio Nobel, sólo puso: Marqués de Iria Flavia. Maneras de definirse que dicen mucho.
"La cama es buena para quien tiene el estómago lleno y sabe que al día siguiente no habrá de faltarle lo necesario, pudiendo ir de un sitio a otro sin ser esclavo en ninguno, y mirar las cosas desde fuera, como un espectador ajeno al drama. Uno sabe también eso y, cuando apaga la luz, piensa en los otros".
Goytisolo recoge el acento andaluz en sus diálogos con las gentes de la zona. La riqueza de su castellano es fascinante. La madre del premio Cervantes, por otra parte, murió en 1938 durante un bombardeo sobre Barcelona, en plena Guerra Civil. Varios de los libros de Juan Goytisolo fueron censurados y se publicaron originariamente en el extranjero. La Chanca, sin ir más lejos, no circuló en España hasta los años ochenta.
"Eso del adagio de "a quien madruga, Dios le ayuda" me ha aprecido siempre un engañabobos y mi impresión se confirmó aquel amanecer en Gata. Por la plaza deambulaban sombras flacas y mal vestidas, había un acento de desesperación en los rostros y, mientras me alejaba del pueblo hacia los saladares, pensé que quien inventó el refrán debió levantarse toda su vida a las once -hora en que suelen ver el sol aquellos a quienes el cielo colma con sus dones -y que lo de madrugar lo dijo, probablemente, con ironía."
A este que escribe, como a Goytisolo, siempre le ha llamado la atención ese refrán, y a veces he pensado que parece un intento de consolar al trabajador pobre y contribuir a que se conforme con su situación de sometimiento. Lo debió de inventar algún noble o alto eclesiástico en época feudal.
Al comienzo de La Chanca (Seix Barral, 1962), otro libro magnífico que me ha parecido ver que en la actualidad se encuentra descatalogado, Goytisolo declara su propósito de "conocer la vida de los millones de hombres sin historia de que nos habla Unamuno", de esos hombres "que se levantan a una orden del sol y van a sus campos a proseguir la oscura y silenciosa labor cotidiana". Entronca, pues, con el concepto unamuniano de intrahistoria, con el cual se otorga importancia a la España real, la cotidiana, frente a la España oficial, la que aparece en los medios de comunicación.
En La Chanca encontramos tremendos testimonios de la gente de a pie. Goytisolo ofrece una visibilización de los de abajo, da voz a los olvidados. Carlos Pérez Siquier, muerto no hace mucho, dirigió también su mirada a este barrio almeriense y lo fotografió de manera memorable. La Chanca era un barrio de pescadores donde el analfabetismo alcanzaba el setenta por ciento, donde proliferaba la miseria, carecían de médico, en mitad de una zona árida, de una orografía similar a la africana. Resulta coherente, pues, que su magnetismo atrajese a un autor que luego se iría a vivir a Marruecos. En la actualidad, según informa wikipedia, La Chanca es un barrio popular, multicultural, que destaca como cuna de artistas flamencos. En 2011 se promovió su candidatura como Patrimonio Cultural e Inmaterial de la Humanidad en la UNESCO.
"Por esto me gusta Almería. Porque no tiene Giralda ni Alhambra. Porque no intenta cubrirse con ropajes ni adornos. Porque es una tierra desnuda, verdadera..."
Estos dos libros no faltarán en la habitual lista de este blog con las mejores lecturas del año, que dentro de no mucho publicaremos.
La Chanca vista por Carlos Pérez Siquier
05 diciembre 2021
"An Elephant Sitting Still" (2018), de Hu Bo
An Elephant Sitting Still (traducida a veces como Un elefante sentado y quieto) es la primera y única película del cineasta chino Hu Bo, que se quitó la vida con 29 años apenas terminó el filme. Según el testimonio no sé si acreditado de Wikipedia, en la decisión del suicidio tuvieron que ver los conflictos con los productores de la película, que querían que Hu Bo acortara a dos horas el metraje de la película, que dura el doble. El año de su muerte, 2017, vieron la luz dos novelas suyas, en una de las cuales se basa para esta gran película estrenada en 2018 de forma póstuma. Que la historia se sostuviera antes sobre el papel acaso dote al producto audiovisual de una solidez en la urdimbre narrativa y emocional que nadie mejor que Hu Bo, por otra parte, habría conseguido trasladar al celuloide.
La primera hora de película se antoja una cartografía del desamparo: adolescentes con problemas que sufren al matón del instituto, un anciano al que quieren meter en una residencia sin su aquiesciencia, un marido que descubre a su mujer acostándose con su mejor amigo... El hecho de conocer que Béla Tarr, el aclamado director húngaro, fue mentor de Hu Bo, podía llevarnos a pensar en que la propuesta del director chino tendría poca acción; sin embargo, en An Elephant Sitting Still pasan muchas cosas. El cine del húngaro, primoroso y en ocasiones plomizo, ha dado por otra parte grandes resultados, como en Armonías de Werckmeister, adaptación de la novela de su compatriota y candidato al Nobel de Literatura Laszlo Krasznahorkai. El libro se titulaba Melancolía de la resistencia y no tengo problema en confesar que lo abandoné por la mitad, incapaz de entrar en la propuesta. La adaptación de Béla Tarr, en cambio, sí la he visto en algunos listados de lo mejor del séptimo arte en lo que va de siglo XXI, y me he alegrado de ello. A Hu Bo creo que llegué a través de David Pérez Vega, que en su Facebook y en YouTube la recomendó (de justicia es mencionarlo). Está disponible en Filmin.
La película diría que funciona como drama existencialista, de conclusiones devastadoras acerca de cómo somos las personas y el mundo que nos hemos dado, con momentos muy humanos dentro de una historia de frustración, venganza, humillaciones, conflicto. Se dan momentos de inesperada comunión entre personajes antagónicos. El peso de la vida se intuye en las miradas. Lo que en un principio parecen historias paralelas acaban confluyendo y todo queda interconectado. Al final, uno de los protagonistas pretende escapar, y otro, mayor que él, le advierte: "podéis ir adonde queráis, da igual el lugar. Cuando lleguéis todo seguirá igual". El drama ya lo dictaminó Campoamor con aquellos versos: "cambiar de destino no es sino cambiar de dolor" (cito de memoria y, probablemente, con inexactitud). Hay en varios personajes de la película una conciencia de la fatalidad, de que todo se echó a perder y no hay remedio, un pesimismo profundo no exento de desconfianza hacia el género humano. El estilo narrativo tira de planos secuencia, si bien en cada escena, no a lo largo de toda la cinta como en Birdman de Iñárritu o La soga de Hitchcock. El título alude a una historia que ha llegado a oídos de varios personajes, según la cual en Manzhouli -ciudad del noreste chino- hay un elefante que se pasa el día sentado y quieto. A pesar de que los visitantes del zoo le tiran comida, el animal se muestra impasible y no reacciona. Se trata de un relato que ejerce fascinación en los personajes, alguno de los cuales piensa en ir a verlo. Hay quien habla a raíz de esto de una alegoría con el país de China, "el gigante dormido". Yo lo asocié más bien a la vena hastiada y depresiva de la película, una inacción al estilo del absurdo de Beckett en Esperando a Godot.
Una película estupenda que entrará, me parece, en mi lista habitual de lo mejor del año. Primeriza y a un tiempo magistral.
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