No es fácil, sobre todo cuando uno no tiene nada rompedor o simplemente interesante que decir, hablar de un clásico como es El extranjero (1942), un libro sobre el que tanto se ha escrito. Quizá lo menos insensato sea dedicar estas líneas a presentarlo a los lectores que aún no se hayan adentrado en sus páginas, pues lo que se trata a fin de cuentas es de asomarse a él y conocerlo de primera mano.
Daremos unas líneas generales de la trama. La acción transcurre en Argel. Comienza con el fallecimiento de la madre de Meursault, el protagonista, que, poco después, tras unas conversaciones con un vecino, se verá involucrado en una pelea en la que, sin un móvil aparente, acaba por asesinar con un revólver a un hombre. Se produce su detención, es encarcelado y tras asignársele un abogado de oficio comienza un juicio en el que todas las circunstancias parecen jugar en su contra. Se le demoniza, por ejemplo, por no haber llorado en el entierro de su madre.
Pero quizá lo más atractivo del libro no sea la trama o el desenlace, sino la actitud de Meursault ante lo que le ocurre. Se habla de la “filosofía del absurdo” que se extrae de la obra de Camus, relacionada con los presupuestos del existencialismo filosófico. Meursault se muestra en varios momentos o bien insensible, o bien indiferente. Cuando su jefe le propone trasladarlo a París, un cambio que debería gustar al joven que es, responde:
“Dije que sí, pero que en el fondo me daba igual. Me preguntó entonces si no me interesaba un cambio de vida. Contesté que no se cambia nunca de vida, que en cualquier caso todas valían lo mismo y que la mía aquí está lejos de disgustarme. Pareció descontento, me dijo que nunca respondía directamente, que no tenía ambición y que eso era desastroso en los negocios.”
Asimismo, Meursault parece no sentir demasiado la pérdida de su madre (en su favor hay que decir que en la cárcel sí recuerda pensamientos suyos) y, cuando Marie le pregunta si quiere casarse con ella, le responde sencillamente que le da igual. Durante el juicio, manifiesta poca preocupación ante la interpretación para él perjudicial que puedan tener sus palabras, como si no le importase recibir un castigo mayor del que merecería, y tampoco muestra arrepentimiento. No se implica mucho con sus sentimientos. En su anulación casi inhumana de las pasiones recuerda a los estoicos, en cierto sentido. Escribe que la vida no merece la pena ser vivida, que su vida es absurda. Durante el proceso judicial refiere que ni siquiera puede hablar cuando quiere, pues su abogado le ha dado órdenes de hablar poco, dado que podría resultar contraproducente. Su situación en ese punto lo deja en un lugar desplazado: está al margen de todo, es un extranjero de sí mismo, interiormente un exiliado. Hay que tener en cuenta la fecha de publicación del libro: 1942. La Europa asolada por la II Guerra Mundial resulta determinante para comprender el porqué de los planteamientos de Camus.
El libro tiene pocas páginas y se lee rápido: si se dispone de cierto tiempo puede leerse incluso de una sentada. A ello ayuda que no presente problemas de vocabulario y la prosa sea sencilla y ágil, sin barrocos requiebros sintácticos.
El extranjero, de Michel AletComo es lógico, hay distintas reacciones ante la novela. Algunos esperan más del libro, debido a todo lo que previamente han oído hablar de él; a otros en cambio les encanta. Particularmente, al leerlo me he preguntado si conocer mejor el existencialismo me habría ayudado a entenderllo mejor. Navegando un poco, me he encontrado con esta interpretación del libro, proveniente de alguien que sí parece conocer esta filosofía. La dejo aquí por si a alguien más puesto que yo le parece que tiene o no cierto sentido:
"En la primera parte, bueno al menos asi [sic] lo propongo yo, se describe a Meursault como un personaje apatico [sic], indiferente de la vida, como desconectado del mundo, este obrar de Meursault es lo que Camus establece como la “sensibilidad absurda” (El mito de Sisifo [sic]), es la “vida inautentica [sic]” al decir de Heidegger (Sein und Zeit) en donde las personas viven para ocultar su verdadero ser, que es, ni mas [sic] ni menos que el hombre “es-un-ser-para-la-muerte”.
Explicandolo [sic] de otro modo, estamos destinados a morir, pero esta realidad, el camino hacia la muerte o sea la nada, nos genera una angustia gigantesca que tratamos de todos modos de evadirnos de ella. Es por ello que Meursault tiene este comportamiento indiferente, no esta enterado, en esta primera parte, de su verdadero ser, tiene una vida inautentica [sic], es un verdadero extranjero de su propio ser. Meursault, no se pregunta por que [sic] vivir, solo vive y con esta actitud frente a la vida se evade de su propio ser.
Esta [sic] preso de la vida inautentica [sic].
La segunda parte seria [sic] una especie de salto hacia el “ser autentico [sic]”, es la liberacion [sic], es el reencuentro con su ser, este punto es central en la obra, Meursault se topa con la primera certeza en su vida, que va ha [sic] morir ejecutado, despues [sic] de un juicio, por haber dado muerte a un hombre, cuando toma al sacerdote por el cuello, si mal no recuerdo, se produce una rebelion [sic] en el [sic], descubre su ser, su verdadero y autentico [sic] ser, sabe que es un hombre destinado a la muerte (Meursault, el nombre del protagonista, es un juego de palabras en frances [sic], que significa justamente salto a la muerte) y la aceptacion [sic] de ella lo hace libre, y es por primera ves [sic] en su vida un hombre libre y dueño de su vida, es tan libre que ni siquiera el temor a morir ejecutado lo amedrenta, es mas [sic] bien su salvacion [sic], su verdadera liberacion [sic] de aquella vida indiferente hacia las cosas y evasiva de si [sic] mismo, a partir de ahora Meursault se hace dueño de su vida, recobra su humanidad, aunque ya no le quede mas tiempo en este mundo."
Cartel de la película de Visconti
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