La policía filosófica
Anoche,
de regreso al pueblo para el fin de semana, me paró la policía.
Control de documentación. El
agente también me formuló un par de preguntas que encontré
filosóficas, al
interrogarme por el
inicio
y fin del trayecto, es decir, de
dónde venimos y
adónde
vamos. Me pidió el carné de conducir y dirigió el foco inspector
de su linterna a los asientos traseros, antes de invitarme proseguir
viaje. Como anda uno viendo capítulos
de El
circo volador de Monty Python,
me he entretenido pensando en una escena titulada “La policía
filosófica”. En esa situación ficticia y pretendidamente cómica,
el policía preguntaría al conductor “¿de dónde vienes?”, y a
la respuesta “de Málaga” replicaría: “oye, ¿no ves mi
uniforme? Que soy de la filosófica, sé un poco más abstracto, más
conceptual, filosófame un poco que yo vea cómo disertas. ¿Qué
opinas de la ontología del ser? Nómbrame a tres presocráticos. Ah,
¿que no? Pues baja del vehículo y quédate ahí reflexionando
mientras vas y vienes por el arcén, dando paseítos como buen
peripatético. Y cuidado con que no te chive ese cuatroojos que
medita su respuesta mesándose la barba, que os veo venir. Si pasado
un cuarto de hora no tengo una respuesta aceptable, te multaremos
con
tres semanas de estudio en biblioteca de los Diálogos
de Platón, con preferencia por la Apología
de Sócrates,
o bien con
la entrega de un
resumen crítico del Discurso
del método
de Descartes”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario