CHOQUE DE TRENES
A más de un novelista
inspiran los detalles como este.
Los
bosques -y
quién sabe
si algún lector-
acaso
agradezcan que
yo
no pertenezca al gremio.
Escena triste:
un
padre y su hijo, ayer,
en la estación ferroviaria.
Abrazándose con la misma fuerza
(e idéntico cariño
inexistente)
que dos coches que impactan
de frente
en mitad de una tormenta de
nieve.
Aquello fue, más que un abrazo
-no engañaban las caras-,
auténtico choque de trenes.