31 diciembre 2013

Bélgica


Chantal Maillard es poeta y filósofa. Los que la conozcáis me diréis que sobra hablar de ella, pero nunca está de más presentarla. Nacida en Bruselas en 1951, residente en Málaga, buena conocedora del pensamiento oriental, gusta de recitar poesía (en youtube podréis oír su voz) y fue Premio Nacional de Poesía con Matar a Platón (2004), un libro que tengo en casa e incluso dedicado, aunque no a mí (lo pedí por internet y me lo hicieron llegar así, debido a no sé qué error). Leí con placer tanto Hilos (2007, Premio Nacional de la Crítica) como Matar a Platón, y ahora he tomado prestado de la biblioteca Bélgica (2011). "Pues lo vas a estrenar tú", me dijo el bibliotecario, algo que me pareció un tanto triste. Por dos cosas: porque me consta que ya llevaba bastante tiempo allí, disponible para su lectura, y porque me parece un libro brillante.

A veces me pregunto si seré un poco pedantón por que me guste Chantal Maillard. Uno no está muy lejos de sentir una especie de guilty pleasure leyéndola, aunque a la inversa de lo que se suele considerar un guilty pleasure. Uno empieza a pasar las páginas de Bélgica y encuentra cada poco ideas interesantes, y llega un momento en que ocurre eso tan agradable de que el libro cuaja dentro de uno y el lector dice: "me gusta, me llega". La propia autora parece ser consciente de que sus libros no están hechos para la masa, aunque tienen un buen puñado de selectos admiradores:

"La música que toco, bien lo sé, no es del agrado de todos. No acuna, no prolonga las melodías conocidas. (...) La profundidad del poema, su misterio, debiera ser algo más que el arte de barajar palabras huecas de acuerdo con ciertas convenciones."

El intento de separarse de los patrones establecidos se agradece, como es lógico. Y la honestidad también. Bélgica es un híbrido de libro de viajes (se narran sus regresos al país de nacimiento y primera infancia), ensayo, poema, diario..., en la línea, me parece, de libros anteriores como Husos, también publicado por Pre-Textos.

El tono general es meditativo, introspectivo, claramente intelectual. El intento de "recuperar la infancia" está presente, también algunos comentarios sobre la idiosincrasia belga, reflexiones lingüísticas, pensamientos que abarcan distintas materias. Pese a las diferencias, recuerda en cierto modo a un libro del que llevo unas quinientas páginas leídas, El cuaderno gris de Josep Pla, que también me está apasionando. Diría que, para mí, en este momento, Bélgica es una joya (debería buscar otra imagen, porque a algunos de los que leáis esto puede que no os gusten las joyas, pero se acerca la hora de las uvas y me da pereza). Dejaré, eso sí, algunos fragmentos del libro para terminar, no sin antes desearos a todos un feliz 2014 y agradeceros que sigáis visitando este rincón de la red.

"Hay quienes han querido ver en la altura de las torres de las catedrales una metáfora de la grandeza del alma de un pueblo. ¿Deberemos pensar que el "alma" es un eufemismo del poder?"

"Los elogios provienen, en la mayoría de los casos, de cierta incomprensión, y la crítica, de la autodefensa. De la comprensión provienen la sugerencia y el consejo, o el silencio".

"...no es grandilocuente, posee la fuerza de los que, sabiéndose pequeños, no temen relativizar con el humor lo que otros, más ufanos en su grandeza, consideran con total seriedad".

Bélgica ha sido, en definitiva, una de mis mejores lecturas de este año que acaba, 2013. Próximamamente colgaré la lista. Lo dicho: feliz noche y feliz año. Gracias por estar ahí.

18 diciembre 2013

Elías y los ladrones de magia



Os presento hoy un tipo de libro que no suele abundar mucho por este blog. Se trata de una novela de corte juvenil escrita por Cristina Monteoliva, a la que quizá conozcáis por su faceta de reseñista en La biblioteca imaginaria, web que dirigió durante cinco años y en la que personalmente colaboré, y, en la actualidad, en La orilla de las letras. Como escritora, esta es su primera novela publicada. Aunque hubo alguna editorial interesada, la publicación de Elías… finalmente no se concretó y, una vez agotada la paciencia, Cristina Monteoliva se lanzó a un proceso de microfinanciación que terminó de forma satisfactoria y permitió la publicación de esta novela en septiembre de este mismo año.

Elías, el protagonista, es un niño un poco solitario, al que no le gustan los videojuegos ni el fútbol, que a la vuelta de una excursión escolar, cuando el autobús en el que viajan sufre una avería, conoce en una extraña feria a un hombre metamorfoseado en pez que le cuenta la historia de cuando era hombre. El niño se lo lleva a casa en la mochila, dentro de la bolsa del bocadillo llena de agua, y ese será el inicio de su aventura. Un libro en el que encontramos un cóctel de peripecias, fantasía, toques de magia e información sobre lugares y personajes típicamente granadinos. Una historia ágil, con mucho diálogo, pocas descripciones -las estrictamente pertinentes- y una intriga que se resuelve en las páginas finales. Huele a comienzo de una saga.


En cuanto a la edad a la que va dirigida, yo diría que entre nueve y trece años (que la autora me corrija si ve esto). Espero también que, si el libro se vuelve a editar, puedan ser corregidas las erratas. Por lo pronto, se han tirado cuatrocientos ejemplares y ya hay bastantes niños que están conociendo a Elías. Si alguien está interesado en adquirirlo, puede ponerse en contacto con ella (crismonteoliva@hotmail.com). No terminaré sin mencionar, para los que paséis por la zona, que la autora y su marido Giuseppe acaban de abrir un café-librería en Granada, Namasté Coffee&Books, que también podéis visitar (en un ejercicio de contención de mi lado chocolatero, no hablaré del cruasán con Nutella que te sirven).

11 diciembre 2013

Parecidos razonables



1
"Escribir es aullar en silencio." Marguerite Duras.

"En lugar de gritar, escribo libros." Romain Gary.


2
"Imagíname: no puedo existir si no me imaginas." Vladimir Nabokov en Lolita.

"Yo sé que existo
porque tú me imaginas." Ángel González en el poema "Muerte en el olvido".


3
"Porque este oficio [el de escribir] no es nunca un consuelo o una distracción. No es una compañía. Este oficio es un amo, un amo capaz de azotarnos hasta hacernos sangrar, un amo que grita y condena. Nosotros debemos tragar saliva y lágrimas, apretar los dientes, secar la sangre de nuestras heridas y servirlo." Natalia Ginzburg en Las pequeñas virtudes.

"Entonces, un día comencé a escribir, sin saber que me había encadenado de por vida a un noble pero implacable amo. Cuando Dios le entrega a uno un don, también le da un látigo; y el látigo es únicamente para autoflagelarse." Truman Capote en el prefacio a Música para camaleones.

09 diciembre 2013

Una breve historia de casi todo



“Cada uno de los átomos que tú posees es casi seguro que ha pasado por varias estrellas y ha formado parte de millones de organismos en el camino que ha recorrido hasta llegar a ser tú.”

Si os interesan revistas como Quo o Muy interesante, este es vuestro libro. Una breve historia de casi todo (2003) es un best seller de divulgación científica bastante completo, que repasa temas de astronomía, química, geología, física… Lo leí hace ya más de un año, pero aún no lo había compartido por aquí y no quería desperdiciar la ocasión. Bill Bryson habla de la estructura del átomo, los quarks, las supernovas, la materia oscura, los dinosaurios, la tectónica de placas y mil cosas más (incluido Einstein y su teoría de la relatividad).

Para alguien curioso pero no muy iniciado en la materia, como yo, puede ser una lectura fascinante. Un libro que no tiene desperdicio. El autor es periodista y tiene otros libros muy conocidos, de viajes y sobre la lengua inglesa. Entre ellos, también, una biografía de ShakespearePor cierto, estoy abierto a recomendaciones sobre divulgación científica. Hace poco empecé a ver la serie Cosmos de Carl Sagan.

Valoración: 5/5

Designaciones



"Levantó una casa y a ese hecho lo llamó hogar. Se rodeó de prójimos y lo llamó familia. Tejió su tiempo con ausencias y lo llamó trabajo. Llenó su cabeza de proyectos incumplidos y lo llamó costumbre. Bebió el jugo negro de la envidia y lo llamó injusticia. Se sacudió sin miramientos a sus compañeros y lo llamó oportunidad. Mantuvo en suspenso sus afectos y lo llamó dedicación profesional. Se encastilló en los celos y lo llamó amor devoto. Sucumbió a las embestidas del resentimiento y lo llamó escrúpulos. Erigió murallas ante sus hijos y lo llamó defensa propia. Emborronó de vejaciones a su mujer y lo llamó desagravio. Consumió su vida como se calcina un monte y lo llamó dispendio. Se vistió con las galas de la locura y lo llamó soltar amarras. Descargó todos los cartuchos sobre los suyos y lo llamó la mejor de las salidas. Mojó sus dedos en aquella sangre y lo llamó condecoración. Precintó herméticamente el garaje y lo llamó penitencia. Se encerró en el coche encendido y lo llamó ataúd."

Ángel Olgoso, Las frutas de la luna (Menoscuarto, 2013).

26 noviembre 2013

Libros nuevos VII



-Los hermanos Tanner, de Robert Walser. Un autor que me interesa, y quería seguir con él tras El paseo y Jakob von Gunten.
-Concrete: las profundidades, de Paul Chadwick. Novela gráfica que encontré en la biblioteca y sobre la que recordé haber oído hablar en el informativo cultural Miradas 2, hace años. Trata de un hombre atrapado en un cuerpo de piedra que puede afrontar retos imposibles para cualquier humano pero no, por ejemplo, "sentir el roce de una mano humana".   
-Nuestro iglú en el ártico, de Mario Levrero. Una colección de relatos de Mario Levrero publicada en Uruguay que conocí a través del blog de David Pérez Vega y pude adquirir a través de La Central.
-Elías y los ladrones de magia, de Cristina Monteoliva. Una novela juvenil en cuyo proceso de crowdfunding participé y que estoy empezando a leer justo ahora.
-Corazón tan blanco, de Javier Marías. Una de las novelas más conocidas del aspirante al Nobel.
-La casa de las bellas durmientes, de Yasunari Kawabata. Autor japonés al que ya tenía ganas de conocer. Segunda mano.
-Moleskine, de Guillermo Busutil. Selección de relatos del autor granadino que compré en una librería de segunda mano, ya que me gustó su libro Vidas prometidas.
-Trilogía de la espera, de Antonio di Benedetto. Adquisición de segunda mano con elogios en la contraportada de gente como Borges, Piglia o Vila-Matas.
-Las frutas de la luna, de Ángel Olgoso. Libro publicado este año por Menoscuarto de un autor de referencia en el panorama nacional del relato corto. Gracias a Cristina Monteoliva por prestármelo.
-Las pequeñas virtudes, de Natalia Ginzburg. Ensayos de una autora a la que hace tiempo que tenía ganas de leer.

23 noviembre 2013

Repaso cinéfilo

John Wayne en Centauros del desierto.


Soldados de Salamina (2003). Prescindible adaptación de la más conocida novela de Javier Cercas en la que lo mejor a mi parecer es la escena final en la que brilla Joan Dalmau. Quizá no sea un acierto la elección de Ariadna Gil como protagonista. La bella música de Arvo Pärt tampoco me parece bien utilizada (por contraste, me resulta difícil olvidar la escena final de Japón (2002) del mexicano Carlos Reygadas cada vez que vuelvo a oír el Cantus in Memoriam Benjamin Britten). Me apetece seguir con el director y ver, por ejemplo, su reciente Vivir es fácil con los ojos cerrados o su ópera prima La buena vida.

Michael Fassbender en Shame.

Shame (2011) de Steve McQueen. Película de cuidada factura cuyo desarrollo quizá podría abarcar un relato corto, con un bonito momento musical donde se versiona el New York de Frank Sinatra. Un protagonista obsesionado con el sexo, como el personaje de Ejército enemigo (al propio Olmos creo que le gustó bastante esta película, sin duda más que a mí), que parece girar finalmente el rumbo. Intentaré buscar Hunger, del mismo director.

Joan Dalmau y Ariadna Gil en Soldados de Salamina.

Centauros del desierto (1956), de John Ford. No soy muy asiduo del western. Me gustó mucho Sin perdón, de Clint Eastwood. Con respecto a la variación en las traducciones de los títulos de algunas películas, celebro aquí el cambio de The Searchers al más poético Centauros del desierto. No acabé de tener clara la actitud del personaje de Natalie Wood. De lo poco que he visto de John Ford, me pareció mucho más redonda El hombre que mató a Liberty Valance.

13 noviembre 2013

Relatos de lo inesperado



Mientras leía este libro, zapeando, me encontré en La Sexta 3 con la película Four Rooms, y en concreto con la parte rodada por Quentin Tarantino, que precisamente se hacía eco de una de las historias de Relatos de lo inesperado, llevada a televisión por Hitchcock. En ella, el espectador asiste al desarrollo de una curiosa apuesta, en la que un personaje se ofrece a regalar su espléndido coche a otro simplemente si consigue que su mechero se encienda diez veces seguidas. Si no es así, si pierde la apuesta, bastará con que le entregue algo sin mucha importancia, algo que no le suponga una gran pérdida: un meñique (si el mechero no enciende diez veces, le cortará allí mismo su dedo meñique). El argumento del relato de Dahl es genial, de los que cuesta olvidar. Y quizá sea ese el punto fuerte del libro: sus argumentos, sus sorprendentes tramas. Los sibaritas del alto lenguaje literario quizá no sacien aquí su apetito, pero a buen seguro soltarán alguna carcajada. Pasarán un muy buen rato leyéndolo. Los relatos, un total de dieciséis, son en su mayoría de extensión media-larga.

En cuanto a los temas recurrentes, en Wikipedia apuntan el de las apuestas disparatadas ("Gastrónomos", "Hombre del sur", "Apuestas"), el burlador burlado ("Placer de clérigo", "La señora Bixby y el agrigo del coronel"), la mujer sumisa que de súbito explota ("Cordero asado", "La subida al cielo"), la venganza del hombre humillado ("Nunc dimittis", "Lady Turton"). La intriga es común a muchos de ellos. Roald Dahl escribía para un público exigente, como es el infantil, y no olvida aquí su misión de inventar para el lector muy buenas historias.

Fragmento:

"-Hace ya mucho tiempo -continuó-, vi un cortometraje médico que nos habían traído de Rusia. Un tanto truculento, pero interesante, mostraba una cabeza de perro que, separada del cuerpo, recibía no obstante, a través de venas y arterias, su flujo normal de sangre, suministrada por un corazón artificial. Lo notable del caso es esto: aquella cabeza de perro, plantada allí, sola, en mitad de una especie de bandeja, estaba viva. El cerebro funcionaba, como demostraron una serie de pruebas. Por ejemplo, si aplicaban comida a los labios del perro, la lengua salía y la retiraba de un lametón; y, si alguien cruzaba la sala, los ojos seguían su movimiento. La conclusión lógica que cabía sacar de ello era que, para continuar vivos, cerebro y cabeza no necesitan estar unidos al resto del cuerpo... a condición, claro está, de que se mantenga un suministro de sangre debidamente oxigenada."


05 noviembre 2013

Yo no tengo una personalidad



"Yo no tengo una personalidad; yo soy un cocktail, un conglomerado, una manifestación de personalidades.
En mí, la personalidad es una especie de forunculosis anímica en estado crónico de erupción; no pasa media hora sin que me nazca una nueva personalidad.
Desde que estoy conmigo mismo, es tal la aglomeración de las que me rodean, que mi casa parece el consultorio de una quiromántica de moda. Hay personalidades en todas partes: en el vestíbulo, en el corredor, en la cocina, hasta en el W.C.
¡Imposible lograr un momento de tregua, de descanso! ¡Imposible saber cuál es la verdadera! (...)
Hasta las personalidades más insignificantes se dan unos aires de trasatlántico. Todas, sin ninguna clase de excepción, se consideran con derecho a manifestar un desprecio olímpico por las otras, y naturalmente, hay peleas, conflictos de toda especie, discusiones que no terminan nunca. (...)
Mi vida resulta así una preñez de posibilidades que no se realizan nunca, una explosión de fuerzas encontradas que se entrechocan y se destruyen mutuamente. El hecho de tomar la menor determinación me cuesta un tal cúmulo de dificultades..."

Oliverio Girondo, Espantapájaros (al alcance de todos) (1932).


25 octubre 2013

Tres poemas de Karmelo C. Iribarren


Fotografía de Thurston Hopkins. 1954



ASÍ, SÍ

Te digo que te quiero,
pero no te suena
bien.
Vuelvo a intentarlo
con más énfasis,
pero tampoco te convence.
Nos miramos
un rato,
en silencio...,
y rompemos a reír
a carcajadas.
Pero en qué estaría
pensando.
Que se vayan al carajo
las palabras.
Te acaricio largamente
las piernas,
y te beso en la boca,
y te muerdo la nariz,
y... tú
me dices que así sí.


POBRES DIABLOS

Aunque nos cueste admitirlo
cómo nos alegra
comprobar
que aquel viejo colega
-al que no habíamos visto
desde vete a saber cuándo-
tampoco ha llegado
a ningún sitio,

que en el fondo no es más
que un pobre diablo,
como nosotros,

y que el cabrón de él
se alegra de lo mismo.


ALGUNAS NOCHES, EL MIEDO

Algunas noches me arrimo
a tu calor bajo las mantas
como un niño asustado.
Necesito tocarte
urgentemente. Necesito
saber que estás ahí,
que estarás siempre. Sentir
que tengo cerca a un ser humano,
y que no estoy tan solo.


Acabo de leer la antología de poemas de Karmelo C. Iribarren titulada Seguro que esta historia te suena, publicada por la editorial Renacimiento en 2005 y que reúne la poesía completa del autor donostiarra desde 1985 a 2005. La encontré en la biblioteca de mi pueblo, pequeña alegría que lleva a pensar que, después de todo, no todo funciona tan mal. Me ha gustado el libro. Aunque tenga algunos poemas prescindibles, el conjunto me parece muy satisfactorio. Poemas secos, con mucha cerveza y cigarrillos y cafés y barras de bar y mujeres, vitales, sin retoricismos, con algunos tacos (los justos para que los más puristas puedan torcer el gesto pensando quizá que esto no es literatura), con mucha ironía y humor, un lenguaje conversacional y una visión de las cosas desde la desilusión y la derrota, desde la conciencia de la pérdida de la juventud, con algo de crítica social y empapados de "realismo sucio"... Como dice Ángel Talián refiriéndose a un poemario posterior, Las luces interiores, "tocando sutilmente verdades angustiosas de la vida". Sobre Dios, leemos: "lo que no / me entra en la cabeza / es que pueda existir / alguien / con un humor / tan negro". 

Escritores relacionados: Charles Bukowski, Roger Wolfe.

20 octubre 2013

Toco tu boca


"Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.


Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua."

Capítulo 7 de Rayuela (1963), de Julio Cortázar (1914-1984).

15 octubre 2013

Acantilados de Howth



(“Estaba feliz, desinhibido. Disfrutaba de cada instante como si pudiera arrancarlo con los dedos del telón de la vida.”)

Acantilados de Howth (2010) es la primera novela publicada de David Pérez Vega, de quien probablemente conozcáis su blog Desde la ciudad sin cines, que en lo que a mí respecta sigo desde hace tiempo.

David Pérez Vega parece escribir de lo que conoce. El protagonista tiene una edad similar al autor de Móstoles, y nos habla en primera persona del mundo laboral, sus viajes a Irlanda o Ámsterdam, algún premio de poesía que recogió, las relaciones personales y de pareja, la pérdida de la primera juventud… Historias de la vida, escritas en tono realista con personajes de carne y hueso y algunos efluvios sentimentales (que no sentimentalistas). Al autor le gusta Carver y eso creo que se nota. También Bolaño, al que cita en la última página del libro. Se encuentra uno además otras alusiones conocidas: Hambre de Knut Hamsun, la película La flaqueza del bolchevique, Leopoldo María Panero, el Break on through de Los Doors. 
La prosa fluida da la sensación, no sé si engañosa, de haber sido escrita con facilidad. Quitando algunos altibajos que me pareció encontrar en la primera mitad, de ahí al final el libro avanza muy bien en mi opinión -creíble, auténtico, capaz de conmover- y leerlo ha sido una grata experiencia.

14 octubre 2013

Crímenes ejemplares



¿Quién no ha tenido alguna vez un impulso violento, casi asesino? Haced memoria. Si en la vida real finalmente uno se contiene, en este libro de micro-historias muchos de esos impulsos se ven realizados, así que puede ser un saludable desahogo ver que ese odio llega a buen puerto, para regocijo de nuestro humor negro. Como en El libro de los conejitos suicidas, aquí encontramos decenas o cientos de muertes. Sólo que en este caso, en lugar de venir de una imagen, las carcajadas nos las proporcionan las palabras del exiliado Max Aub. Historias que no se van por las ramas y van al grano y a veces hacen gracia por su cercanía con el disparate.

"Soy peluquero. Es cosa que le sucede a cualquiera. Hasta me atrevo a decir que soy buen peluquero. Cada uno tiene sus manías. A mí me molestan los granos.
Sucedió así: me puse a afeitar tranquilamente, enjaboné con destreza, afilé mi navaja en el asentador, la suavicé en la palma de mi mano. ¡Yo soy un buen barbero! ¡Nunca he desollado a nadie! Además aquel hombre no tenía la barba muy cerrada. Pero tenía granos. Reconozco que aquellos barritos no tenían nada de particular. Pero a mí me molestan, me ponen nervioso, me revuelven la sangre. Me llevé el primero por delante, sin mayor daño; el segundo sangró por la base. No sé qué me sucedió entonces, pero creo que fue cosa natural, agrandé la herida y luego, sin poderlo remediar, de un tajo, le cercené la cabeza."

"Estaba leyéndole el segundo acto. La escena entre Emilia y Fernando es la mejor: de eso no puede caber ninguna duda, todos los que conocen mi drama están de acuerdo. ¡Aquel imbécil se moría de sueño! No podía con su alma. A pierna suelta, se le iba la morra al pecho, como un badajo. En seguida volvía a levantar los ojos haciendo como que seguía la intriga con gran interés, para volver a trasponerse, camino de quedar como un tronco. Para ayudarle lo descabecé de un puñetazo; como dicen que algún Hércules mató bueyes. De pronto me salió de adentro esa fuerza desconocida. Me asombró."

"¡Había empezado la lidia del primer toro! ¡Ya estaban los picadores en el ruedo! ¡Yo iba a ver torear a Armilla! ¡Los demás me tenían sin cuidado! ¡Aquel acomodador era un imbécil! ¿Voy a ser responsable de la idiotez de los demás? ¡A dónde íbamos a parar! Tenía el número veinticinco de la séptima fila y aquel asno con brazalete me llevó al doscientos veinticinco. ¡Del otro lado de la plaza! La gente empezó a chillarme. ¿Dónde me iba a sentar si aquel desgraciado se había equivocado y la plaza estaba llena a reventar? Reclamé, intenté explicarme. Se quiso escabullir. La gente me insultaba. ¡Y oí la ovación! ¡Y no había visto el quite! Me dio tal rabia que lo tiré tendido abajo. ¿Que se fracturó la base del cráneo? ¡Qué tengo yo que ver con eso! ¡Si cada uno cumpliera con su obligación! Bastante castigo tengo con no haber visto la corrida."

07 octubre 2013

Los bosques de Upsala



Magnífica sorpresa la que me he llevado con esta novela, recomendada por Alberto Olmos y Esther de Prado. Un relato realista, de corte intimista, que aborda temas nada agradables como la depresión y el suicidio. La prosa es de una rabiosa intensidad, que se sostiene a lo largo de las páginas para acabar conformando un conjunto que conmueve y suena auténtico. Por poner un pero, no he acabado de encajar muy bien el desenlace. Los bosques de Upsala (2009) constituye el tercer volumen de la trilogía del escritor y periodista Álvaro Colomer sobre "la muerte urbana" cuyos dos primeros títulos son La calle de los suicidios (2000) y Mimodrama de una ciudad muerta (2004). Uno de los libros que más me ha gustado este año.

"...la gente se queda boquiabierta cuando de pronto un amigo o un familiar o un colega se quita la vida, y todo el mundo dice ¡ay, pero si parecía tan normal!, exclamación que sueltan porque no comprenden que la normalidad, Julio, la auténtica normalidad también incluye a personas que quieren morir o que no quieren vivir..."

Valoración: 5/5.

29 septiembre 2013

Todo lo que era sólido



Antonio Muñoz Molina toma una frase del Manifiesto comunista (“Todo lo que era sólido se desvanece en el aire”) para titular este libro, publicado en 2013, que constituye una mirada honesta y valiente a la situación de España en los últimos años (la llamada “crisis”), echando una mirada a las últimas décadas, la transición, refiriéndose en ocasiones al franquismo… 

"Recordar y contar lo que uno ha visto esforzándose por no mentir y por no halagar y por no dejarse engañar uno mismo por el resentimiento o por la nostalgia es una obligación cívica", escribe Muñoz Molina, y es la tarea a la que se aplica en Todo lo que era sólido, un libro claro, lúcido y hasta necesario. La clase política, los nacionalismos, el despilfarro económico, la quiebra de Lehman Brothers o el escaso control del dinero público que ha venido existiendo en nuestro país son algunos de los focos en los que se centra el autor para traernos un ensayo que podría ser un complemento a algún capítulo de Salvados u otros programas que hacen lo que se viene llamando “servicio público”, pero en este caso escrito por una de las mejores plumas del panorama nacional, si se me permite el superlativo.

“Había mucho dinero y no había control; o los controles eran tan débiles que sin dificultad los rompía la fuerza del dinero.”

“La mayor parte de los que tenían conocimientos y sabían hacer cosas se marcharon hace mucho tiempo de la política o fueron expulsados de ella. Han quedado y han ascendido los que no teniendo otra forma de prosperar en la vida se han limitado a una obstinada militancia, a una ilimitada disposición de obediencia, en el mejor de los casos, y de corrupción en el peor.”

“Con la distancia se ve claro que la Expo del 92 fue el primero en el catálogo sucesivo de los simulacros españoles, el ensayo general y el estreno, el modelo de una gran parte de lo que vino después: la predilección por el acontecimiento excepcional y no por el trabajo sostenido durante mucho tiempo; el triunfo del espectáculo sobre la realidad; la construcción de realidades efímeras a las que se dedicaban los fondos públicos que habrían podido emplearse menos vistosamente pero con frutos más sólidos; el gasto incontrolado y sin límites…”

Sin periodismo serio no hay sociedad democrática. Sin información contrastada y rigurosa cualquier debate es un juego de aspavientos en el aire.”

Se estructura a base de capítulos cortos (hasta un total de más de cien), hecho que contribuye a la intensidad del conjunto. El autor llama al trabajo bien hecho, por pequeño que sea, a “una serena rebelión cívica” en lo que califica de “la emergencia más grave que hemos tenido desde la Guerra Civil. “No tendremos disculpa si no hacemos todos lo poco y lo mucho que está en nuestras manos, en las de cada uno, para que no se pierda lo que tanto ha costado construir”, concluye.

Uno de esos libros que, al menos si uno es español, hay que leer.

Jorge Drexler - Eco


Título del álbum: Eco
Autor: Jorge Drexler
Nacionalidad: Uruguay
Año: 2004
Títulos del álbum: 01 Eco, 02 Deseo, 03 Todo se transforma, 04 Guitarra y vos, 05 Transporte, 06 Milonga del moro judío, 07 Polvo de estrellas, 08 Se va, se va, se fue, 09 Don de fluir, 10 Fusión, 11 Salvapantallas.
Duración: unos 40 minutos.





24 septiembre 2013

La vida, panorámica



La vida, panorámica obtuvo un accésit en el Adonáis 2012, ese premio de renombre dentro de la poesía joven en lengua castellana que dio a conocer a gente como José Ángel Valente, Ángel González o José Hierro. Su título está extraído de unos versos de Jaime Gil de Biedma. Su autor es Ángel Talián. A decir verdad, Ángel Talián no es su verdadero nombre.

He de decir que tengo la suerte de conocer en persona al autor, ya que los dos estudiamos en la misma universidad y en la misma promoción y compartimos aulas y profesores y algunos actos literarios. Me parece conveniente mencionarlo, por aquello de la objetividad y tal, ya que voy a hablar -aunque sea poco y mal- sobre su libro.

El poemario se divide en tres secciones: “Cafés y más cafés”, “Andar por casa” y “Las cartas sobre la mesa”, a las que se añade una "Coda" (“Yo es otro”). La huella de la poesía de Miguel d’Ors, al que creo que Talián admira y que quizá sea su poeta de la experiencia preferido, me parece visible en algunos rasgos de los textos. Talián sigue esa línea que presta atención a la cotidianidad, con algunos rasgos de humor, desparpajo y fina ironía, sin olvidar cierto tono intimista, reflexivo. Tiene dosis de soledad, amor, hondura y abunda en referencias literarias (a Antonio Machado, Roger Wolfe, Wallace Stevens, Pablo del Águila, Rimbaud, Gil de Biedma… -la sección “Las cartas sobre la mesa” constituye un homenaje sin tapujos a los maestros-).

“Mi padre lee atento mis poemas,
Los lee con paciencia y, cuando acaba,
Me mira preocupado y me pregunta:
¿estás triste, necesitas ayuda?”

Me parece un magnífico primer libro de poemas, inteligente y muy conseguido. Lo leí hace unos meses y ahora me han entrado ganas de releerlo y dedicarle una entrada. Mi enhorabuena al autor.

“El cigarro -he pensado- es el mejor
símil para la vida. El paquete
de Camel en la mesa, la ventana,
la terraza, la calle, el día, el cielo.
Dormido hasta el encuentro con la llama.

Enciendo el cigarrillo.

Las primeras caladas son la infancia,
arden vivaces sin miedo al futuro,
impacientes en busca de los días.
Luego llega la pausa, el gusto, el tiempo,
la conciencia del acto -ansia ahogada-
el placer enganchado entre los dedos.

Luego todo se apaga, lentamente.

Hay algo de neblina en el instante.
Las últimas caladas van cayendo
como caen los ancianos en invierno.

Queda olvidado sobre el cenicero,
aún arden sus últimos resquicios
pero a nadie le importa.

El hilo blanco
que sube hasta
el techo en el
cuarto vacío.

Eso.

Eso es el alma."

Un artículo sobre La vida, panorámica, aquí.  

Amy Shackleton

Over and above

Fuse

Making waves

Defrost



Echadle un vistazo a la curiosa forma de pintar (sin pinceles) de Amy Shackleton:



13 septiembre 2013

El matrimonio del cielo y del infierno



Hace unos diez días leía un estudio sobre William Blake, contenido en La literatura y el mal, de Georges Bataille, libro donde también se habla de las obras de Kafka, Proust, Emily Brönte, Sade, Baudelaire o Jean Genet, y justo esta semana he tomado prestado de la biblioteca una obra del pintor y poeta romántico inglés, compuesta a finales del siglo XVIII y, creo, uno de sus textos más representativos. “La audacia juvenil”, escribe Bataille, “llevaba al poeta a superar todos los contrarios: el matrimonio que quiso celebrar era el del cielo y el infierno”.

“Nada avanza si no es mediante los contrarios. La atracción y la repulsión, la razón y la energía, el amor y el odio, son necesarios para la existencia humana.
De esos contrarios nace lo que las religiones llaman el bien y el mal. El bien es lo pasivo subordinado a la razón. El mal es lo activo que nace de la energía”.

La que he leído es una edición facsímil con traducción de Xavier Villaurrutia y prólogo de G. K. Chesterton publicada originalmente en 1942. Quizá hubiera sido preferible la de la editorial Cátedra, que me hubiera iluminado con un imagino que ilustrador estudio crítico, pero era la que había en la biblioteca. De esta lectura, que no llega a las sesenta páginas pero que, eso sí, están concentradas como el Fairy Ultra, quisiera destacar aquí los aforismos de la sección “Proverbios del Infierno”, algunos de los cuales quizás conoceréis.

“Quien tiene un deseo y no actúa engendra la peste.”
“El camino del exceso conduce al palacio de la sabiduría.”
“Así como la oruga elige las hojas más hermosas para poner sus huevos, el sacerdote deposita su maldición sobre los mejores goces.”
“La maldición fortifica; la bendición relaja.”
“El hombre que no cambia de opinión es como el agua estancada: engendra los reptiles del espíritu.”

Sobre William Blake, escribe Bataille: “no fue loco, pero se mantuvo en las fronteras de la locura. Su vida toda no tuvo más que un sentido: dio prioridad a las visiones de su genio poético sobre la realidad prosaica del mundo exterior”. “Hizo apología de la libertad sexual, y, según rumores, quiso imponer a su mujer la cohabitación con una amante”. “Sus contemporáneos no le ignoraron del todo: tuvo, todavía vivo, una cierta notoriedad, pero de carácter aparte. Wordsworth y Coleridge le apreciaron pero indudablemente con alguna reserva (Coleridge, por lo menos, lamentaba la indecencia de sus escritos)”.



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Desaforado, de Juan Varo.

07 septiembre 2013

Las venas abiertas de América Latina



"Un virrey de México consideraba que no había mejor remedio que el trabajo en las minas para curar la "maldad natural" de los indígenas. Juan Ginés de Sepúlveda, el humanista, sostenía que los indios merecían el trato que recibían porque sus pecados e idolatrías constituían una ofensa contra Dios. El conde de Buffon afirmaba que no se registraba en los indios, animales frígidos y débiles, "ninguna actividad del alma". [....] La América de Voltaire, habitada por indios perezosos y estúpidos, tenía cerdos con el ombligo a la espalda y leones calvos y cobardes. Bacon, De Maistre, Montesquieu, Hume y Bodin se negaron a reconocer como semejantes a los "hombres degradados" del Nuevo Mundo. Hegel habló de la impotencia física y espiritual de América... [....] Eran numerosos los teólogos y pensadores que no habían quedado convencidos por la Bula del Papa Paulo III, emitida en 1537, que había declarado a los indios "verdaderos hombres". El padre Bartolomé de Las Casas dedicó su fervorosa vida a la defensa de los indios frente a los desmanes de los mineros y los encomenderos.

Decía que los indios preferían ir al infierno para no encontrarse con los cristianos. [....] Cuatrocientos veinte años después de la Bula del Papa Paulo III, en septiembre de 1957, la Corte Suprema de Justicia del Paraguay emitió una circular comunicando a todos los jueces del país que "los indios son tan seres humanos como los otros habitantes de la república..." Y el Centro de Estudios Antropológicos de la Universidad Católica de Asunción realizó posteriormente una encuesta reveladora en la capital y en el interior: de cada diez paraguayos, ocho creen que "los indios son como animales". [....] Sin embargo, casi todos los paraguayos tienen sangre indígena, y el Paraguay no se cansa de componer canciones, poemas y discursos en homenaje al "alma guaraní"."

Fragmento de Las venas abiertas de América Latina (1971), de Eduardo Galeano.

28 agosto 2013

Falsificación



"En el fondo, sin embargo, nunca había tenido verdadera necesidad de literatura acientífica, de literatura poética, dijo, y esa característica suya se iba haciendo más acusada. Para las llamadas bellas letras estaba -en la medida en que se iba haciendo una idea más clara y consecuente de las cosas- cada vez menos abierto; las consideraba como una falsificación de la Naturaleza, siempre penosa y, en general, ridícula. Los escritores mancillaban siempre la Naturaleza con sus obras, de forma más o menos diletante, "más o menos aplaudida", más o menos totalmente desenfocada con respecto a los acontecimientos."

Fragmento de la novela Trastorno (1966), de Thomas Bernhard (1931-1989). Traducción de Miguel Sáenz.

27 agosto 2013

Claus y Lucas


Uno se acerca con cierto hastío a lo que parece otra historia de guerra más, pero desde el principio se sorprende comprendiendo que no lo es y las sensaciones son grandes. Estamos ante la trilogía más conocida de la húngara Ágota Kristof (1935-2011). 

El primer libro, El gran cuaderno, es quizá el más redondo y sorprende por la forma de narrar cosas tremendas con la mayor impasibilidad, mediante frases cortas que te golpean. Que esté narrado desde la perspectiva de los niños lo hace muy especial. Aparte del pesimismo que destila, encontramos dos personajes memorables, gemelos inteligentísimos obligados por las circunstancias a crecer y endurecerse a marchas forzadas. Creo que es el más impactante de los tres. De diez. 

En La prueba encontramos a los gemelos ante la difícil tarea de vivir separados. En cuanto a La tercera mentira, si bien a nivel argumental quizá es el menos interesante, destaca en cambio por los temas que introduce (la cuestión del doble, por ejemplo) y por el hecho de que te hace replantearte toda la trilogía e invita a la reflexión. La faceta de dramaturga de la autora se nota en la fluidez de los diálogos. La verdad es que me atrapó de principio a fin. 

Un gran libro que leímos en el grupo de facebook Café Literario, al que podéis uniros si aún no lo habéis hecho (en caso de que os apetezca). A casi todos nos encantó. Estas líneas no le hacen justicia pero seguramente fue uno de los mejores libros que leí el año pasado.

18 agosto 2013

Japón



Película mexicana estrenada en Cannes 2002, protagonizada por un personaje solitario que, salvando las distancias, trae a la memoria al protagonista de Corrección de Bernhard, pero en unas coordenadas geográficas que nos sitúan en el habla de las novelas de, por ejemplo, Juan Rulfo o Yuri Herrera. Este personaje llega a una zona perdida del México rural procedente de la capital buscando alojamiento para lo que se supone una breve estancia. Cuando le preguntan, si no es indiscreción, a qué viene, responde, tras un silencio, con una naturalidad descacharrante no exenta de sobriedad, que a matarse.


Carlos Reygadas nos propone un tipo de cine que no es para todos (como decían en El lobo estepario de Hermann Hesse: "no para cualquiera, sólo para locos"), pero que me ha conmovido hasta los huesos. La banda sonora clásica está compuesta por música de Bach, Shostakovich y Arvo Pärt, con esa secuencia final que desde ahora será difícil no recordar cada vez que uno escuche el Cantus in memoriam Benjamin Britten. Hacía tiempo (desde que se estrenó su Batalla en el cielo) que quería ver algo de Reygadas, y por fin he tenido la ocasión de hacerlo. Ha sido un disfrute, una película de una hondura inusitada.