El cuaderno rojo
LITERATURA Y CULTURA EN GENERAL
11 septiembre 2023
02 septiembre 2023
No hay tanta gente viva en este mundo
Declara Umberto Eco: “...sin duda, hay más lectores ahora. Y permanece la gran mayoría que no lee, porque no tienen curiosidad intelectual. Ser curioso significa estar vivo. Pero, créeme, no hay tanta gente viva en este mundo”. Me gusta y al mismo tiempo no me gusta el argumento, como esa calle de Lucena que es Alta y Baja. ¿No estamos reduciendo el amplio espectro de la curiosidad a la intelectual? Quiero decir que, en esta vida, se puede tener curiosidad por la mecánica, el bricolaje, la repostería, por muchas cosas. De modo que se puede estar vivo por caminos muy diversos.
Oímos estas palabras del autor italiano en Umberto Eco: la biblioteca del mundo (2022), documental de Davide Ferrario que puede verse en Filmin. Ahí asistimos también a un paseo del erudito por su biblioteca doméstica, que contaba con unos treinta mil volúmenes, paseo que despierta la envidia (si es que se es susceptible de ella) de los aficionados a los libros.
27 agosto 2023
Certamen de microrrelatos
Se empieza a convertir en una tradición que uno participe en el certamen de microrrelatos en homenaje a Pablo Aranda que, por tercer año consecutivo, este verano ha vuelto a convocar el Diario SUR. El año pasado participaron unos mil quinientos textos, de los que, durante los fines de semana estivales, una selección se va publicando en las páginas del periódico, así como en la web. De esa selección, el jurado elige los premios. El año pasado concurrí con este revisionado del mito de Narciso, que fue seleccionado:
Me parece un texto más logrado que el que envié este año. No pensaba participar, pero finalmente miré en la carpeta de "descartes" del libro de relatos que espero me publiquen este otoño y decidí concurrir al certamen con este texto, que acaso tiene más de chiste que de narración, y que ha vuelto a ser seleccionado:
El año pasado, por cierto, el primer premio lo obtuvo un microrrelato que a mi entender contenía algún error. De una narración con tiempos verbales en pasado pasaba momentáneamente a usar verbos en presente, lo que acaso revele falta de esmero en la revisión. A buen seguro concurrieron textos mejores, y esto genera cierta desazón y no ayuda mucho a creer en los premios.
11 junio 2023
Ernaux ya lo tienes (patochada)
En este momento no te digo ni que sí ni que Ernaux, pero tú Cervantes molabas. Sé que ahora te sentirás un Trapiello sucio y desharrapado, un ser totalmente Ishiguro. Pero piensa que Bioy puede ser el día en que salgas del pozo. Cuenta conmigo cuando te sientas Goytisolo, Tolstói hablando con la mano en el corazón. Aquí donde me ves yo a veces también me siento Zola, más perdida que un ruso Szymborska ni ninguna otra bebida con alcohol, pero sé equilibrarme con la gente que tengo Cercas. Toole dirás que sólo son palabras vacías de esta amiga que Kafka hasta por los codos, Perec que hay que intentarlo, y mejor hoy Houellebecq que mañana viernes.
Te contaré algo: el otro día un tío me dijo cuánto Machado de menos. Nunca me ha gustado, es un Soseki absoluto. Le he dado largas d’Ors o tres veces. Volvió a soltarme el rollo de siempre: “me alegro Reverte, ya sabes que Marías un gran favor si te tomaras algo conmigo”. Le di una respuesta poco Busutil al muy pesado, para que me deje en paz este año y Bolaño que viene, ya que estamos. “¿Tolkien te has creído que eres, carroza? Que no me gustan obesos, que estás muy Gordimer. Y además se te ve el cartón, te estás quedando Calvino”. Le solté un zasca ni grande ni pequeño, para ser yo digamos que fue Modiano.
28 mayo 2023
"As bestas" (2022), de Rodrigo Sorogoyen
As bestas es con toda probabilidad la mejor película hasta la fecha de Rodrigo Sorogoyen, uno de los pocos directores españoles del momento con proyección internacional. La película concursó en la sección oficial del Festival de Cannes y obtuvo el César a mejor película extranjera, algo que hasta la fecha apenas había conseguido, entre los cineastas patrios, Pedro Almodóvar.
La trama gira en torno a la vida de un pueblo de la Galicia profunda, donde un matrimonio francés se ha establecido y se dedica a la agricultura. Los vecinos tienen una oferta de una empresa energética para instalar molinos con los que generar energía eólica, a cambio de una cantidad de dinero. Muy pocos se oponen a este proyecto, entre otros el matrimonio francés, lo que les genera la enemistad de unos vecinos particularmente cabroncetes. A ellos el dinero de la eléctrica les vendría que ni pintado para realizar algunos sueños, no son malvados sin más (el cuidado guion se cuida de no caer en el maniqueísmo, presenta matices), también tienen sus razones. "En este mundo ocurre una cosa terrible, y es que todo el mundo tiene sus razones", venía a decir un personaje en La regla del juego de Renoir. Esto, por supuesto, no exime de responsabilidad al que atenta contra el código penal, pero aporta complejidad a la historia. El matrimonio francés se lleva bien con la mayoría de los vecinos, no parecen los típicos forasteros que llegan a un lugar a imponer sus normas.
En la película tiene lugar una escena de vacile entre el conductor de un coche y un peatón, quién sabe si influenciada por aquella otra que aparecía en El cazador de Michael Cimino (Sorogoyen, bien es cierto, lo lleva más allá). Las interpretaciones, empezando por Luis Zahera y Diego Anido, son estupendas. Para mí el filme plantea un tema que me subyuga: la irrupción irreversible de la violencia en las vidas de la gente de a pie que trata de vivir tranquila sin meterse en problemas. "Imposible escapar de la violencia", escribió Roberto Bolaño. El dilema de si huir a otra parte o arrostrarla, y la posibilidad -alcanzable o no- de mantener la integridad en todo el proceso (pese al drama, pese al dolor), que nos haga mantener el grado de civilización o de humanidad que pueda haber en nosotros.
Este párrafo puede saltárselo el lector sensible al spoiler, pues lo contiene. Según mi interpretación, a buen seguro errada pero expuesta en el párrafo anterior, el auténtico final de la película tiene lugar cuando la mujer del francés le dice a la madre de los vecinos que se va a quedar sola, que las dos van a estar solas y que allí está ella por si necesita algo. La francesa, que tendría todos los motivos para lo contrario, ha mantenido (en este proceso extremo de violencia y de pérdida) su humanidad. El final abierto, por lo tanto, no es gratuito porque cómo se resuelva el caso, aunque se deja intuir, no importa tanto como lo primero.
Fui a verla al cine. No pisaba una sala desde febrero de 2020, cuando acudí a ver Parásitos. Creo que desde la infancia no había pasado tres años sin ir al cine. En ello influyen la maldita pandemia, las plataformas y el hecho de tener que coger el coche y hacer kilómetros, por vivir en la España rural. En la cola, ante un póster donde aparecía Adam Driver, una joven exclamó: "y el pesado este, ¿qué va a salir ahora, en todas las películas?".
Puede que también te interese:
Stockholm (2013), de Rodrigo Sorogoyen.
08 abril 2023
"Aniquilación", de Michel Houellebecq
Tuve en mis manos la primera edición de este libro en la Feria del Libro de Torremolinos, el pasado mes de octubre, pero no lo compré. Finalmente he acabado haciéndome con la tercera, así que me arrepiento.
Aniquilación (Anagrama, 2022) es la última novela hasta la fecha del francés Michel Houellebecq, enfant terrible de las letras que el año pasado -diría que por vez primera- apareció como primer favorito en las quinielas de candidatos al Nobel. Se lo dieron a otra francesa: Annie Ernaux.
No acabo de entender a los críticos que dicen que Aniquilación es "un Houellebecq sin sexo", salvo -claro está- que no se hayan leído el libro. Este tipo de pulsiones siguen muy presentes en la trama de la novela, si bien igual no con los niveles de depravación o sordidez de sus primeras obras. Encontramos aquí a un Houellebecq más triste, más crepuscular, pero a juicio de este que escribe entregando al lector su mejor novela desde El mapa y el territorio (2010).
La aniquilación del título es la de Occidente, que ya hace años que presagiaba, por ejemplo, Arturo Pérez-Reverte, arguyendo que China, el mundo islámico o África acabarán con la civilización y la cultura occidentales tal y como las conocemos. "Son más y tienen más hambre", añade el autor de Alatriste. "Lo peor era que no podía discrepar con los terroristas si su objetivo era aniquilar el mundo tal como él lo conocía, aniquilar el mundo moderno", leemos en la novela de Houellebecq.
El autor nos sitúa en un futuro 2027, y entre una trama de tintes políticos (que ya sondeó en Sumisión) y otra familiar (las relaciones personales de una familia francesa y el tiempo que les ha tocado vivir cobran una gran relevancia), el autor va soltando su filosofía triste:
"La vida humana se compone de una sucesión de dificultades administrativas y técnicas, entrecortadas por problemas médicos; con la edad, prevalecen los aspectos médicos."
O:
"Los hombres se esfuerzan en mantener relaciones sociales y hasta relaciones amistosas que casi no les sirven para nada, es un rasgo bastante conmovedor en ellos."
Un 2027 en que la gente está más sola es un vaticinio con un sustento cierto en la actualidad, no en vano algunos teóricos hablan ya del siglo XXI como del siglo de la soledad. Los japoneses, no deja de ser curioso, crearon un ministerio para esto. Sin contar nada de la trama, a veces he encontrado algo inverosímil que un tipo como el protagonista, descreído y desencantado, se dedique a la política de primer nivel. Con esos mimbres encaja más en el perfil de un escritor, un periodista o, sin más, un suicida. He aquí una aguda crítica política:
"-En el fondo -dijo al final Bruno a Paul-, el presidente tiene una convicción política, una sola. Es exactamente la misma que todos sus antecesores, y puede resumirse en una frase: "Estoy hecho para ser presidente de la República". Sobre todo lo demás, las decisiones que tomar, la orientación de la opción pública, está dispuesto casi a cualquier cosa, siempre que le parezca que se ajusta a sus intereses políticos."
Se habla de que podría ser la última novela del autor, que a día de hoy cuenta 65 años. Esperemos que no, aunque, como apunta un crítico, que siga una dieta constituida por "vino, embutidos y barbitúricos" no invita a imaginar que llegue a la edad de la reina de Inglaterra. Estos días, si entramos en los terrenos cenagosos del chismorreo, Houellebecq ha aparecido en prensa por su intento fallido de frenar la difusión de una película porno en la que al parecer participó, contrato escrito mediante (dejo enlace). Menudo personaje, como ya demostró en esa película en la que se ríe un poco de sí mismo: El secuestro de Michel Houellebecq (2014). Si no existiera, habría que inventarlo.
He disfrutado bastante esta lectura.
27 diciembre 2022
Lo mejor de 2022
-Catedral, de Raymond Carver (Anagrama) (leído por 2ª vez)
-Frankenstein, de Mary Shelley (Alianza)
-Las máscaras del héroe, de Juan Manuel de Prada (Valdemar)
-Una cuestión personal, de Kenzaburo Oé (Anagrama)
-Voces de Chernóbil, de Svetlana Alexievich (DeBolsillo)
-Solenoide, de Mircea Cartarescu (Impedimenta)
-Fortunata y Jacinta, de Benito Pérez Galdós (Penguin Clásicos)
-Sinsonte, de Walter Tevis (Impedimenta)
-Ensayos I, de Michel de Montaigne (Cátedra)
-Correo literario, de Wislawa Szymborska (Nórdica)
-La leyenda del Santo Bebedor, de Joseph Roth (Anagrama)
*
-Doce hombres sin piedad (1957), de Sidney Lumet
-La diligencia (1939), de John Ford
-Los mejores años de nuestra vida (1946), de William Wyler
-Quién lo impide (2021), de Jonás Trueba
-Cafarnaúm (2018), de Nadine Labaki
-¡Vivir! (1994), de Zhang Yimou
-Retrato de una mujer en llamas (2019), de Celine Sciamma
-La semilla del diablo (1968), de Roman Polanski
-Entre dos aguas (2018), de Isaki Lacuesta
-Hemingway (Miniserie de TV) (2021), de Ken Burns y Lynn Novick
18 diciembre 2022
"Sinsonte", de Walter Tevis
Cuando en abril de este año la editorial Impedimenta anunció la publicación de Sinsonte, el nombre de Walter Tevis no me decía nada. Pero sí -y mucho- la sinopsis que hablaba de una novela distópica con ecos de Fahrenheit 451, Un mundo feliz y Blade Runner, por no mencionar el hermoso diseño de portada de Impedimenta. En la Librería Proteo de Málaga pude hacerme con la primera edición del libro (que ya va por la tercera) el mismo día en que presentábamos allí mi poemario Conticinio (ELVO Editorial, 2020). En la información biográfica de la solapa leí que Walter Tevis es el autor del relato corto en que se basó El buscavidas (1961) de Robert Rossen, la célebre película sesentera protagonizada por Paul Newman, además de otra obra en la que se basa la miniserie tan en boga no hace tanto, a vueltas con el mundo del ajedrez, titulada Gambito de dama (2020). Y, aunque esto la solapa no lo dice, otra de sus seis novelas publicadas es El color del dinero, secuela de El buscavidas que adaptaría al cine Martin Scorsese.
Sinsonte (Mockingbird en el original) fue publicada en 1980 y nos la trajo este año Impedimenta en traducción de Jon Bilbao. Según leo en internet, también va a ser adaptada al cine, y tras leerla no se entiende cómo esto no se hizo antes, pues se trata de una historia eminentemente cinematográfica. Sinsonte es una novela de ciencia ficción, una distopía que nos sitúa en los Estados Unidos del siglo XXV, cuando en las escuelas ya no se enseña a leer (una actividad tipificada como delito en el código penal), los robots conviven con unos seres humanos cuya población ha menguado mucho, a causa de que las drogas con que el sistema los tiene anestesiados contienen también anticonceptivos (se trata de un mundo sin niños, el ocaso del homo sapiens) y la Intimidad, uno de los mantras de esa modernidad sombría, ha llegado a hipertrofiarse de tal modo que se considera incorrecto o hasta delictivo hablar con otras personas o vivir en pareja. Este último punto (a diferencia del anterior, pues la superpoblación a día de hoy se impone, y hace pocos días hemos alcanzado la cifra de ocho mil millones de seres humanos sobre la Tierra) no deja de ser verosímil observado desde nuestro siglo XXI, que para algunos será el siglo de la soledad, y en el que la humanidad cada vez se halla más ensimismada, es más individualista, vive más aislada ("solitarios permanentemente conectados", nos llamó Zygmunt Bauman).
"Había oído hablar con frecuencia sobre la lectura cuando era joven, y sabía que se hallaba extinta desde hacía mucho tiempo. Había visto libros; objetos muy antiguos. Aún quedaban unos pocos sin destruir en la biblioteca de la universidad."
En Alabanza (Random House, 2014), Alberto Olmos se refería -además de vaticinar el Nobel a Bob Dylan- a una extinción mucho más próxima, similar pero no idéntica: la muerte de la literatura tal y como la conocemos. Lo que entendemos por alta literatura, o literatura de prestigio, es cada vez más un arte vetusto y exclusivo cuyas claves es capaz de interpretar un número cada vez más pequeño de personas.
La novela de Tevis se estructura a través de capítulos encabezados por el nombre de los tres personajes principales. Por un lado Spofforth, un robot máquina nueve, los más perfectos jamás creados, que tiene sentimientos y lo recuerda todo pero carece de la capacidad de suicidarse, y se presenta como un tipo torturado y cansado de vivir. Por otro Bentley, un hombre que ha aprendido a leer, esa actividad vetusta y proscrita en la sociedad actual. Y, en tercer lugar de esta enumeración, Mary Lou, una mujer rebelde, que se ha escapado de una de las residencias en las que se "educa" a la población, que ha dejado de drogarse y ha descubierto ciertas fisuras en ese sistema de un mundo decadente.
"...una ciudad aturdida y carente de propósito, una ciudad de personas sumidas en un sueño narcotizado y de robots sometidos a un obsceno simulacro de vida..."
El estilo destaca por su sencillez, en Sinsonte prima la trama por encima de la forma. En la contraportada, parte del libro a menudo mentirosa, se habla de ecos de Fahrenheit 451, Un mundo feliz o Blade Runner, y en este caso se trata de referencias que tras le lectura siguen pareciendo acertadas. La primera por ese ocaso de los libros y la lectura, la segunda por los "sopores" que toma la población, que difícilmente no nos recordarán al "soma" con el que se mantenían en la placidez los personajes de Aldous Huxley (analogía también rastreable en Kallocaína de Karin Boye, otra distopía farmacológica, publicada en España por Gallo Nero), y la tercera, sin ánimo de hacer spoiler, por concomitancias con la escena de Blade Runner en la que el replicante pronuncia el mítico sintagma de las lágrimas en la lluvia.
Además de una historia muy entretenida, con sorpresas y acción, Sinsonte funciona como una indiscutible oda a los libros y el hecho de leer:
"El océano [....] provoca que algo misterioso se abra dentro de mi cabeza, al igual que lo consiguen algunas cosas que leo en los libros, haciéndome sentir más vivo de lo que nunca pensé que podría sentirme, y más humano [....] Todos esos libros -incluidos los aburridos y los casi incomprensibles- me han hecho comprender más claramente lo que significa ser humano."
Ese mundo distópico que Tevis imaginó en 1980, al parecer inspirado por la progresiva decadencia que con los años observaba ya entonces en el nivel de sus alumnos, ese mundo distópico y de tanta soledad, decía, en el que las familias ya tampoco existen y todo el mundo vive solo, también lo vaticinó en parte Charles Bukowski, no sé si antes o después que Tevis (Bukowski murió en 1994), cuando escribió su poema sobre los ordenadores:
Muy disfrutable y recomendable novela, e indispensable para quienes gusten de la ciencia ficción distópica.
23 octubre 2022
"Diario de cabotaje. Una inmensa soledad", de Rafael Gª Maldonado
Hay quien considera que para publicar un diario hay que ser alguien importante, salir con frecuencia -o poco menos- en la televisión. Como lector, no necesito un yo eminente para disfrutar de un diario: me basta con la calidad literaria. Por eso me alegro cuando se publican los de gente no tan mediática, como es el caso, me parece, de este Diario de cabotaje de Rafael Gª Maldonado, aunque igual me equivoco y estoy rebajando la figura del autor, que cuando en 2020 se publicó este libro ya había dado a la imprenta dos novelas, un libro de relatos y un ensayo sobre la figura de Juan Benet, además de colaborar de forma puntual en prensa en ciertos medios de renombre. También conocemos a lo largo de estas páginas que mantiene relación, o conoce en persona al menos, a autores como Andrés Trapiello o Justo Navarro.
Maldonado parece seguir el célebre aserto de Rimbaud ("yo es otro") y escribe este diario en tercera persona, al estilo del portugués Miguel Torga, cuyos diarios igual no estaría mal que se reeditasen. Debido a su profesión de farmacéutico en un pueblo del sur, Maldonado ha de ver cada día ante sus ojos, imagino, un perpetuo desfile de tipos humanos, como manifiesta esa anécdota del nonagenario que se niega a celebrar la fiesta de cumpleaños que le pide la familia porque, siendo creyente, comenta que a Dios se le ha de haber olvidado ya que sigue vivo, pero a poco que arme un poco de jaleo va a caer en el error y lo mandará sin demora para el otro barrio. El autor mira a sus congéneres de forma empática y compasiva.
"No me interesan las ideas, sólo los hombres, dijo Faulkner. Si no le interesasen los hombres (y las mujeres), el farmacéutico no escribiría un diario como este."
Este primer tomo, Una inmensa soledad, publicado por la editorial sevillana Anantes en 2020, abarca los años 2014 y 2015. Las entradas no tienen fecha del día, pero sí del mes. Algunos nombres los vela el autor con una X, al estilo Trapiello, o con iniciales. Entre los referentes literarios de Maldonado se encuentran Faulkner, Conrad, Lobo Antunes o Caballero Bonald. Permean el texto algunas fotografías antiguas y también dibujos y caricaturas realizadas por el autor en los cuadernos en que, con pluma, va componiendo su diario. También incluye el libro dos artículos de prensa: uno con argumentos antitaurinos y otro con reflexiones sobre la publicación del Quijote "traducido" al español actual por Andrés Trapiello, que el autor en principio no ve con demasiados buenos ojos.
Maldonado (Málaga, 1981) se muestra como un tipo culto, muy trabajador (contrasta en este sentido con la actitud que expresa Iñaki Uriarte en su magnífico diario), con la ambición de ser un gran escritor, que da de lado a cosas que puedan distraerlo de esa vocación literaria (rechaza una colaboración habitual en prensa, por ejemplo). Está casado y estas páginas dan cuenta también, entre algunos viajes y repetidas visitas al rastro (sin mayúsculas, porque no se trata del de Madrid), de su experiencia como padre primerizo. Sabe narrar con tino, y toca un buen ramillete de temas contando cosas de interés.
He encontrado en el libro algunos errores gramaticales. Como esta falta de concordancia: "Es posible que su vuelta al ruedo d elas palabras en el dietario se deban a una especial alegría que ilumina el espíritu..." O este queísmo: "está convencido que..." O cuando escribe: "delante nuestra". También comparte un soneto en el que no todos los versos miden lo mismo. Pequeñeces, en realidad, en un conjunto bastante aseado.
He disfrutado bastante con la lectura, me parece esta primera entrega un libro meritorio, jugoso, enriquecedor. Imagino que seguiremos leyendo al autor.
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