31 diciembre 2014

Filomeno, a mi pesar


En el club de lectura de la biblioteca donde ahora mismo trabajo acabamos de leer Filomeno, a mi pesar, novela del premio Cervantes Gonzalo Torrente Ballester, ganadora en 1988 del Premio Planeta.

El libro se presenta desde el subtítulo como las memorias de "un señorito descolocado", y arranca, a la manera clásica, hablando de la ascendencia del personaje y refiriéndose a su nacimiento e infancia, a principios del siglo XX. El descontento con su propio nombre, que le resulta ridículo, queda patente en el título, y su buena posición, así como el hecho de saber idiomas, habilitarán que el protagonista pueda viajar y vivir en distintos países europeos (Francia, Inglaterra, Portugal) según la coyuntura histórica (se alude a la I Guerra Mundial, las vanguardias, el inicio del cine sonoro, el ascenso de Hitler, la Guerra Civil española, la II Guerra Mundial, el franquismo...). A lo largo de distintas etapas de su vida, asistimos, al tiempo que a un travelling por los principales acontecimientos europeos de la primera mitad del siglo XX, a un desfile de personajes que aparecen en la vida de Filomeno y ofrecen su visión de ciertas cosas, enriqueciendo y vivificando el conjunto.

Recuerda el libro, en cierto modo, a las novelas de Pío Baroja, en tanto que ocurren -se narran- muchísimas cosas. El sesgo autobiográfico parece evidente, sin ser el personaje, ni mucho menos a nuestro parecer, algo así como un álter ego del autor. Novela muy permeada de literatura, sobre todo en algunas partes, los amantes de los libros disfrutarán de múltiples referencias y alusiones literarias, pues Filomeno tiene desde pronto vocación poética (llega a publicar versos) y en su etapa de estudiante en Madrid frecuenta debates en el Ateneo y personajes interesados en los libros. Se mencionan las vanguardias, se habla de las generaciones literarias, de Cervantes, se citan versos de Góngora, a Pascal, a Rilke (a quien el propio Torrente tradujo), a Rimbaud, a la poesía basada en el conocimiento de la vida frente a la poesía basada en los libros, a Julio Verne, a Céline y el Viaje al fin de la noche, libro del que Filomeno hace una crónica positiva cuando se publica.

De ideología liberal, Filomeno no parece ser el típico personaje heroico que toma las riendas de su vida. No toma muchas iniciativas, hecho que él mismo reconoce en cierto momento: "Como siempre, empezaba a suceder algo imprevisible cuya iniciativa no me pertenecía. Como siempre, me dejé llevar".

El estilo del autor es elaborado a la par que fluido, por momentos acaricia profundidades con alguna reflexión, y sin destacar especialmente hace gala de un oficio por otra parte lógico en un autor experimentado y curtido, como es el caso de Torrente. En ocasiones se deja caer con algún giro que suena extraño al oído, si bien no hasta el punto, para mí, de resultar incorrecto (son, como decimos, . 

En definitiva, se trata de una novela entretenida, con muchos acontecimientos -varias historias de amor incluidas- pero también dosis de profundidad, amena de leer. Los dados a subrayar encontrarán diversos fragmentos destacables, sobre los libros y también sobre la vida.

Con la intención quedamos de leer La saga/fuga de J. B.    

30 diciembre 2014

Lecturas de 2014



-Once maneras de sentirse solo, de Richard Yates.
-Nuestro iglú en el Ártico, de Mario Levrero.
-El cuaderno gris, de Josep Pla.
-Nuevos poemas, de Rainer María Rilke.
-La edad de hierro, de J. M. Coetzee.
-Pura lógica, de Benjamín Prado.
-Técnicas de iluminación, de Eloy Tizón.
-Libro del desasosiego, de Fernando Pessoa.
-El insólito peregrinaje de Harold Fry, de Rachel Joyce.
-Dublinesca, de Enrique Vila-Matas.
-Bestiario, de Julio Cortázar.
-Dublineses, de James Joyce.
-El sueño eterno, de Raymond Chandler.
-Diarios, de John Cheever.
-Ventanas de Manhattan, de Antonio Muñoz Molina.
-Insectario, de Jesús Montiel.
-Nostalgia, de Mircea Cartarescu.
-El secuestro de Miss Blandish, de James Hadley Chase.
-Moleskine, de Guillermo Busutil.
-Intemperie, de Jesús Carrasco.
-Antología American Splendor 1, de Harvey Pekar.
- ¡Indignaos!, de Stéphane Hessel.
-Antología American Splendor 2, de Harvey Pekar.
-En las cimas de la desesperación, de Emil Cioran.
-El elogio de la sombra, de Junichiro Tanizaki.
-Antología American Splendor 3, de Harvey Pekar.
-Héroes, de Ray Loriga.
-El idiota, de Fiodor Dostoievski.
-Zama, de Antonio di Benedetto.
-El silenciero, de Antonio di Benedetto.
-La soledad del lector, de David Markson.
-Los suicidas, de Antonio di Benedetto.
-Antología, de José Luis Guillén Lanzas.
-Gramáticas de la creación, de George Steiner.
-Seis propuestas para el próximo milenio, de Italo Calvino.
-La habitación del agua, de María Cabrera.
-Retratos (con flash) de Jaime Gil de Biedma, de Luis Antonio de Villena.
-Un aplauso americano, de Rafael Indi.
-Tao Te King, de Lao Tsé.
-Quien mire hacia abajo, pierde, de Sara Herrera Peralta.
-La familia de Pascual Duarte, de Camilo José Cela.
-Cuevas Bajas. Recopilación de datos históricos, de Andrés Márquez Aranda y Diego Ramírez Torres.
-El doble del doble, de Justo Navarro.
-Nada es crucial, de Pablo Gutiérrez.
-Mafalda 0, de Quino.
-Hojas de hierba, de Walt Whitman.
-Esperando a los bárbaros, de J.M. Coetzee.
-Tenemos que hablar de Kevin, de Lionel Shriver.
-Poesía vertical, de Roberto Juarroz.
-Heridas, de Jesús Aguado.
-Aforemas, de Miguel Ángel Arcas.
-Hacia otra luz más pura, de Miguel d’Ors.
-El jugador, de Fiodor Dostoievski (relectura).
-El fanal hialino, de Andrés Trapiello.
-El hombre pájaro vino a vernos, de Sr. García y Sora Sans.
-Ahora solo bebo té, de Andrés Catalán.
-Filomeno, a mi pesar, de Gonzalo Torrente Ballester.

24 diciembre 2014

Lo mejor de 2014

A continuación mi top 5 en libros, de lo leído este año:


-El cuaderno gris, de Josep Pla (Austral).



-Libro del desasosiego, de Fernando Pessoa (Acantilado).



-Nostalgia, de Mircea Cartarescu (Impedimenta).



-Diarios, de John Cheever (Emecé).



-Tenemos que hablar de Kevin, de Lionel Shriver (Anagrama).




Y en películas:


-Nebraska (2013), de Alexander Payne.



-Armonías de Werckmeister (2000), de Béla Tarr.



-Harakiri (1962), de Masaki Kobayashi.



-Oslo, 31 de agosto (2011), de Joachim Trier.



-Relatos salvajes (2014), de Damián Szifrón.


¿Qué hay de vosotros? ¿Cuáles han sido vuestros descubrimientos?

21 diciembre 2014

Relatos salvajes


Aprovechando el día del espectador, me acerqué al cine a ver Relatos salvajes, película del argentino Damián Szifrón que concurrió en la sección oficial del pasado festival de Cannes y se encuentra entre las nueve precandidatas a los premios Oscar en la categoría de mejor película en habla no inglesa.

Fue una grata sorpresa. La película consta de seis historias cortas, con ingredientes como humor negro, sorpresas constantes, giros argumentales, y gente que, en un momento dado de su vida, por las razones o las presiones que sean, dice "basta" y responde de forma generalmente violenta o rebelde. Película de un intenso ritmo sostenido, refrescante, en unas historias predomina cierto componente macabro, mientras que otras tienen un cariz más cotidiano. La atraviesa una deliciosa locura que arranca varias carcajadas.

Me acordé, mientras la veía, de los Relatos de lo inesperado de Roald Dahl.

El director es uno de los guionistas de aquella serie que algunos recordaréis, titulada Los simuladores, y la película está producida por los hermanos Almodóvar y parece que está funcionando bastante bien en taquilla.

Dejo, para terminar, el enlace al breve reportaje que le dedicaron en Días de cine con motivo de su estreno.

La recomiendo; no digo más.