21 agosto 2018

La "pechá" de agua



   Cuenta mi padre que cuando era joven, y había equipo de fútbol en el pueblo, no existía aún la manía actual por el agua embotellada, de modo que durante los partidos, en las gradas -o en la banda, no sé, no quisiera pecar de megalómano: dondequiera que se arracimara la gente para atender los lances del juego-, un aguador merodeaba con un botijo de agua fresca que ofrecía a quien tuviera sed y propósito de aplacarla. Recuerda mi padre el precio con una seguridad que espanta cualquier duda: el agua se vendía a un duro la pechá. Por si a alguien le suena extraño, y aunque la explicación resulte ociosa, quiere eso decir que apoquinando la tarifa en cuestión uno podía echarse un trago todo lo largo que gustase, hasta el empacho, así le rebosara el líquido por los oídos.
   Esto de la pechá debía de ser una variante andaluza de lo que ahora llaman tarifa plana o también buffet libre. A mí me resulta curioso, además de muy expresivo, y por eso lo cuento aquí.

06 agosto 2018

"La uruguaya", de Pedro Mairal



Acabo de leer La uruguaya (2016), una novela corta del argentino Pedro Mairal (1970) que ha publicado Libros del Asteroide y va ya, si no me equivoco, por la décima edición en España. Ha sido galardonada con el Premio Tigre Juan, que me parece que se otorga a una buena novela publicada en el último año que no ha obtenido toda la visibilidad que mereciera. Viendo la cantidad de gente que compartía fragmentos de La uruguaya en redes sociales, así como los buenos datos de ventas, confieso que me sorprendió que se le concediese justamente este premio.

Pero no me parece mal. De hecho, me gusta cómo escribe Pedro Mairal y he leído este libro sintiéndome muy cómplice. Su prosa no es acomodaticia, explora en el lenguaje, busca y casi siempre encuentra: crea. En este sentido, el narrador de La uruguaya, que es también escritor, expresa lo siguiente de un proyecto de novela: "iba a tener [....] mucho juego de palabras, mucha pólvora verbal, iba a reventar el castellano para abrirlo como un árbol en todas las direcciones...".

El protagonista de La uruguaya es un escritor en plena crisis de los cuarenta, casado y con un hijo, que emprende un viaje relámpago al vecino Uruguay para obtener un beneficio fiscal (a.k.a. evasión de impuestos) en el cobro de un dinero por derechos de autor. Quiere aprovechar la ocasión para reencontrarse en el paisito con una chica más joven que él (no llega a los treinta), la uruguaya del título, a quien conoció un tiempo atrás y con la que ha estado intercambiando correos electrónicos. Su deseo sexual es bastante palpable, aunque -ojo: posible spoiler- las cosas no salen tan bien como esperaba Lucas Pereyra, que así se llama el tipo.

El libro es fértil en pasajes subrayables. Dejo muestra: "Cuando alguien te patea, quedás alerta como si no hubiera nadie de tu lado, y cuando de pronto alguien te trata bien bajás la guardia y te desarmás. El cariño te derrumba." También leemos: "El enamorado es como el paranoico, cree que todo le habla a él. Las canciones de la radio, las películas, el horóscopo..." La que sigue ha hecho fortuna y la editorial ya la ha grabado en tazas: "Si no podés con la vida, probá con la vidita". Los argentinismos y anglicismos no escasean, y pasar la vista por los primeros nos reconforta, como a complacidos hispanohablantes, la maravillosa diversidad de este idioma que compartimos con tantos países americanos.

Pese a todo, diría que el argumento -más bien convencional- no alcanza la altura que merecería el estilo, y eso hace que el conjunto se resienta un poco. En alguna ocasión el narrador se queja de lo duro que es ser padre, mantenerse a flote y todo eso, como si el fondo del asunto fuera el retrato de la debilidad del hombre moderno. Más de una vez Mairal escribe "por sobre mi hombro...", y a mí esa expresión, con doble preposición, forzando el lenguaje, siempre me recuerda a cierto poema del magnífico César Vallejo. No sé si Mairal lo hará como un guiño intencionado al poeta peruano, imagino que es improbable que así sea y todo esto serán conjeturas mías.

Me ha gustado leer esta novela. La forma de escribir de Mairal me hace pensar que puede tener libros todavía mejores, con tramas de mayor calado, y desde luego voy a buscar otras obras suyas (David Pérez Vega habla muy bien en su blog, en este sentido, de El año del desierto, publicada por Salto de Página). De momento, Libros del Asteroide ya ha reeditado Una noche con Sabrina Love, novela de 1998 que publicó hace años Anagrama.