27 diciembre 2024

"Persecución", de Toni Sala

 

Persecución (2019) constituye el segundo volumen de una trilogía sobre el mal de Toni Sala, escritor gerundense nacido en Sant Feliu de Guíxols en 1969. Publicada originariamente en lengua catalana, la editorial andorrana Trotalibros publicó la traducción de Carlos Mayor en 2023. Antes ya había hecho lo propio con la primera novela de este tríptico (compuesto por libros autoconclusivos), Los chicos (2014). 

 

Persecución tiene un inicio muy potente:

 

"Salí con un hombre durante un año, hasta que me enteré de que había matado a su mujer. Él mismo me lo dijo. Hacía diez años, con un cuchillo, y había pasado por la cárcel. No pude seguir escuchándolo. Lo acompañé hasta la puerta, le di su chaqueta, abrió y se marchó".

 

Pronto conocemos que este individuo, Albert Jordi, es jefe de ventas de una librería importante de Barcelona, que lee mucho, y que libros aparte "sabía de todo". Persona culta e instruida, parece ejemplificar el desmentido de ese mantra según el cual "leer nos hace mejores personas". Lo constataba con tristeza el intelectual alemán George Steiner, cuando en Gramáticas de la creación escribía: "...la educación se ha revelado incapaz de hacer que la sensibilidad y el conocimiento sean resistentes a la sinrazón asesina". Recordamos, por ejemplo, que el sádico protagonista de La naranja mecánica de Anthony Burgess era un devoto de Beethoven, y que Roberto Bolaño, en su novela Estrella distante, crea en la figura de Carlos Wieder a un poeta sádico.

 

"-Puede ser, Silvia, que hiciera eso? -le pregunté-. Un hombre tan cariñoso, tan suave y tan lento en los gestos, con una piel tan fina.

-Los animales depredadores tienen un pelo muy fino y agradable".

 

Cuatro voces narrativas encontramos a lo largo de los doce capítulos de esta novela. La de Èlia (1, 3, 10, 12), la mujer de unos cuarenta años que descubre que su pareja, unos diez años mayor y con la que ha sido feliz durante un año, mató a una mujer; la del propio ex-convicto, Albert Jordi (2, 4, 9, 11); la de Mercury, un tipo al que Albert Jordi conoció en la cárcel (6, 8) y la de Teresa (5, 7), una recepcionista de hotel que fue azafata de vuelo y pilota una avioneta. La voz de Èlia abre y cierra el libro. 

 

Se trata de voces narrativas, a menudo, de una ética cuestionable, y hasta de delincuentes reincidentes, a veces de un acusado racismo o machismo, discursos incómodos que en ocasiones empieza a no tolerar nuestra época hasta el límite de la censura. De hecho, creo recordar que el editor de Trotalibros, Jan Arimany (cuyo pódcast El café de Mendel, donde conversa con José Carlos Rodrigo Breto, suelo escuchar desde los inicios y a veces he recomendado con éxito) comentaba que en Estados Unidos, donde ya se había publicado Los chicos, la editorial reculó y acabó por no atreverse a hacer lo propio con Persecución, a causa de esta ola de puritanismo actual, ya que en la novela se mata a un negro. Por el otro lado, en ese país existe un fuerte movimiento censor en algunos estados, donde se vetan en bibliotecas muchos libros de supuesto contenido pornográfico (Cien años de soledad entre ellos) o LGTBI, con penas de cárcel a bibliotecarios y cierre de centros, llegando a abrir alguna biblioteca sólo para mayores de 18 años, para asegurarse así de que todos los menores acudan acompañados de algún adulto que se responsabilice de los libros a los que acceden.

 

La novela se ambienta en la Cataluña de 2017, el verano del atentado terrorista en La Rambla de Barcelona y en Cambrils, al que sucedió el otoño con el referéndum y la declaración unilateral de independencia.

 

Una lectura de calidad que merece la pena, sin duda. 

 

Algunos fragmentos:

 

"En la cárcel todos los presos contaban sus crímenes, como cicatrices para que los compadeciéramos, como medallas para que los admirásemos o como reservas de armamento para hacernos sentir amenazados".

 

"Las casas son trajes, te van pequeñas cuando engordas y grandes cuando adelgazas, te aburren si llevas una vida aburrida, te angustian o te calman según cómo estés. Son cajas de resonancia, pueden ser una salida o pueden ser una cárcel, cambian a cada momento".

 

"Estábamos más solos cuando estábamos juntos que cuando estábamos solos". (Sobre las soledades de pareja).

 

"Los libros complicados ya no se vendían. Lo que mi generación entendía por buenos libros ya no lo eran".

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