En la página ciento sesenta de La senda del perdedor un personaje le hace una paja a un perro. Un
poco más abajo, en esa misma página, se mean en una botella de leche que a continuación vuelven a colocar en la nevera. Un poco antes, un alumno se masturba en plena
clase. Cosas como estas haría de este un libro con posibilidades de éxito entre los adolescentes, aunque sólo sea por morbo, diversión o simple curiosidad.
Pero me temo que somos ingenuos si pensamos así porque la mayoría de los adolescentes no están
muy por la labor de leer a Bukowski. Ni de leer, en general.
“La primera cosa que recuerdo es estar debajo de algo”. Así
comienza La senda del perdedor (1982),
una novela que ofrece una visión desde la derrota dentro del país de los
ganadores por excelencia, donde todo dios tiene la obligación de sonreír y ser
feliz. El libro, de tintes autobiográficos, se caracteriza por la incorrección
que destila la prosa de Bukowski, los disfemismos, la contundencia, una rabiosa
mirada hacia el mundo fruto de la precariedad y déficits varios. Desde los
márgenes.
Chinaski, el álter ego
del autor, tiene un padre cabroncete. Nos relata sus primeros años de vida, en
el contexto del crack de la bolsa de
Nueva York en 1929, la Gran Depresión y todo ese período de entreguerras. No
soy de los más partidarios de Bukowski, pero es una lectura más que entretenida que
divertirá a muchos. Como sabéis los habituales suyos, no falta testosterona y valores “viriles” como pelearse, llamar “nena” a las tías o
beber cerveza y whisky hasta la extenuación. Aunque, para ser justos, creo que reducir el libro de Bukowski
a este tipo de cosas no le hace justicia.
También aparece en el libro esa preocupación tan española y
se ve que universal de guardar las apariencias. Si en el Lazarillo los hidalgos pobres se esparcían migas de pan en la ropa
al salir a la calle para que se viera que habían comido en abundancia, aquí el
padre de Chinaski finge conducir hasta el trabajo cada mañana cuando en
realidad está en paro.
Fragmento:
“Realicé varias incursiones prácticas por los barrios bajos
para prepararme ante el futuro. No me gustó lo que vi. Entre los hombres y
mujeres no había ninguna osadía o brillantez especial. Deseaban lo que todo el
mundo deseaba. Existían también ciertos obvios casos mentales a los que
permitían deambular sin perturbarlos. Yo había observado que tanto en el
extremo muy rico o muy pobre de la sociedad, a menudo se permitía que los locos
se mezclaran libremente con los demás. También sabía que yo no era
completamente sano. Todavía sabía, como cuando era niño, que albergaba algo
extraño en mi interior. Me sentía como destinado a ser un asesino, un asaltante
de bancos, un santo, un violador, un monje, un ermitaño. Necesitaba algún sitio
aislado para esconderme. Los barrios bajos eran desagradables. La vida del
hombre normal y sano era tediosa, peor que la muerte. Parecía no haber
alternativa posible. Y la educación también era una trampa. La poca educación a
la que me había permitido acceder me había hecho más suspicaz. ¿Qué es lo que
eran los doctores, abogados y científicos? Tan sólo eran hombres que habían
permitido que los privaran de su libertad de pensar y actuar como individuos.
Volví a mi cobertizo y bebí…”
Valoración: 4/5.
Hola Jesús:
ResponderEliminarLeí este libro cuando tenía 19 años, casi 20, en marzo de 1994, creo; justo una semana antes de que muriera Bukowski. Fue como un puñetazo en plena cara.
Yo hasta entonces era un lector de ciencia ficción y de terror. Pero a los 19 años estaba perdido y aquello que leía no conseguía explicarme el mundo. Leer este libro me transformó: dejé de leer -de forma casi demasiado radical, pienso a veces- la literatura de género, y empecé con la literatura realista. Leí bastantes libros de Bukowski. Años después releí La senda del perdedor, y aunque sigo pensando que es el mejor libro de Bukowski la pegada no pudo ser igual que aquella primera.
Lo tengo en casa en inglés. A ver si me lanzo.
Si duda La senda del perdedor es uno de los libros de mi vida.
Te dejo el enlace a un poema que escribí sobre esto, por si te apetece:
http://tintaenlasmanos.blogspot.com.es/2010/06/un-poema-de-david-perez-vega.html
Saludos
David
Jesús, desde luego el tema de la preocupación por aparentar ser lo que no se es, de aparentar tener lo que no se tiene, de aparentar querer lo que no se quiere e, incluso, de aparentar no querer lo que se quiere, que eso ya es el colmo, es un tema eternamente humano. Comenta Thorstein Veblen en su apasionante obra Teoría de la clase ociosa que, en época de verano, muchas familias sin posibles de pueblecitos americanos se abastecían de víveres en grandes cantidades, no salían a la calle, cerraban persianas y no encendìan luces durante una quincena o un mes, simulando de este modo no estar en casa, sino en algún lugar, junto al mar o en la montaña, disfrutando unas costeadas vacaciones.
ResponderEliminarBukoswki puede parecer excesivo, pero nunca lo es. A la vista está.
Un saludo.
Hace muy poquito salió en una conversación twittera Bukowski, hablábamos de los Fante e inevitablemente lo mencionamos. Las novelas las he leído casi todas pero las releeré, no sé muy bien por qué ahora me ha dado por releer libros. Este que nos traes fue el segundo que leí, justo después de Ham on Rye y así lo haré de nuevo. Un abrazo
ResponderEliminarEste libro ha sido una de mis lecturas veraniegas, y me lo pasé bastante bien en el trascurso de la misma. Cierto es que hay mucha tetosterona pero reducir el libro a eso es injunsto,definitivamente repetiré con Bukowski...
ResponderEliminarUn saludo
A mí me gustó mucho, creo recordar que fue de los primeros libros que leí de Bukowski y en seguida conecté con él, me hace muchísima gracia lo canallas que son sus personajes, lo poco que se corta a la hora de describir situaciones que a veces rallan en el surrealismo y que siempre tienen algún punto provocador. de hecho, me cuesta bastante pensar en un autor posterior que sea tan políticamente incorrecto como él. Un abrazo
ResponderEliminarDavid Pérez Vega: Leído. En mi caso es el primero que leo de Bukowski, antes sólo había visto la película "Factotum". Supongo que es una evolución más o menos normal lo que comentas. A mí al menos también me pasó, comencé leyendo novelas de género y luego ya pues un poco de todo, poesía incluida. A esas edades hay libros que nos golpean especialmente, gracias por dejar tu historia. Un abrazo.
ResponderEliminarEl infierno de Barbusse: No conocía el libro que mencionas, pero lo que comentas viene muy al caso, gracias por el aporte. Un abrazo.
Yossi Barzilai: Fante... Tengo "La hermandad de la uva" fichado en la biblioteca, aún no he leído nada suyo, y de Bukowski este es el primero que leo, habrá que seguir. Un abrazo.
Eva: Parece que ha sido también tu estreno con Bukowski. Yo lo tenía empezado de hace tiempo y lo retomé hace poco. Seguiré probando. Un abrazo.
Carol: Bueno, ahí está Houellebecq, e incluso Alberto Olmos si no nos queremos alejar tanto. Me consta que lo habías leído, recuerdo alguna reseña tuya de Bukowski. Un abrazo.