John Wayne en Centauros del desierto.
Soldados de Salamina (2003). Prescindible adaptación de la más
conocida novela de Javier Cercas en la que lo mejor a mi parecer es la escena
final en la que brilla Joan Dalmau. Quizá no sea un acierto la elección de
Ariadna Gil como protagonista. La bella música de Arvo Pärt tampoco me parece
bien utilizada (por contraste, me resulta difícil olvidar la escena final de
Japón (2002) del mexicano Carlos Reygadas cada vez que vuelvo a oír el Cantus
in Memoriam Benjamin Britten). Me apetece seguir con el director y ver, por
ejemplo, su reciente Vivir es fácil con los ojos cerrados o su ópera prima La
buena vida.
Michael Fassbender en Shame.
Shame (2011) de Steve McQueen. Película de cuidada factura cuyo
desarrollo quizá podría abarcar un relato corto, con un bonito momento musical
donde se versiona el New York de Frank Sinatra. Un protagonista obsesionado con
el sexo, como el personaje de Ejército
enemigo (al propio Olmos creo que le gustó bastante esta película, sin duda
más que a mí), que parece girar finalmente el rumbo. Intentaré buscar Hunger,
del mismo director.
Joan Dalmau y Ariadna Gil en Soldados de Salamina.
Centauros del desierto (1956), de John Ford. No soy muy asiduo del western.
Me gustó mucho Sin perdón, de Clint Eastwood. Con respecto a la variación en
las traducciones de los títulos de algunas películas, celebro aquí el cambio de The Searchers al más poético Centauros del desierto. No acabé de tener clara la actitud del personaje de Natalie Wood. De lo poco que he
visto de John Ford, me pareció mucho más redonda El hombre que mató a Liberty
Valance.
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