El
pasado noviembre, Javier Cercas publicaba su novela El impostor, a vueltas con la historia de Enric Marco, un señor de
más de noventa años que, entre otras cosas, presidió la Amical de Mauthausen,
asociación en pro de la memoria del horror de los campos nazis, y pronunció
numerosas conferencias y discursos (incluido uno en el Congreso de los
Diputados, que conmovió a algunos de los allí presentes) hasta que el historiador Benito Bermejo lo desenmascaró y descubrió
que Marco jamás había estado en un campo de concentración.
Quedarse sólo con esta explicación resultaría, por lo demás, un tanto simple, cuando, según opinión de Cercas, "el deber del arte (o del pensamiento) consiste en mostrarnos la complejidad de la existencia, a fin de volvernos más complejos, en analizar cómo funciona el mal, para poder evitarlo, e incluso el bien, quizá para poder aprenderlo".
En el libro, el autor extrapola la historia real de Marco a la, a su juicio, acomodaticia posición de la mayoría de los españoles en momentos clave del siglo XX (la mayoría que dice SÍ frente a la minoría rebelde de valientes que dice NO, a quienes homenajea).
Siguen, para completar esta entrada, una serie de argumentos a favor y en contra del libro, cuya lectura, como digo al término, me ha resultado interesante.
Siguen, para completar esta entrada, una serie de argumentos a favor y en contra del libro, cuya lectura, como digo al término, me ha resultado interesante.
A
favor:
El
personaje de Marco da literariamente mucho juego y el autor le saca todo el jugo. Le sirve a Cercas para dar un repaso por
bastantes hitos de la historia española del siglo XX, hecho que satisfará a los
curiosos con ciertas inquietudes.
Lejos
de ser monolítica, la novela funciona como híbrido entre ficción, crónica,
biografía, ensayo, auto-ficción, etc. Esta variedad de ingredientes, me parece, contribuye a su
lectura ágil.
Frases
como “si la literatura sirve para salvar a un hombre, honor a la literatura;
si la literatura sólo sirve de adorno, a la mierda con la literatura” o "lo primero que hay que hacer al leer una novela es desconfiar del narrador".
El intento de entender (que no justificar) sin cargar las tintas. Cierto sentido del humor.
La referencia (cuya ausencia, por otra parte, hubiera resultado deshonesta) a Soldados de Salamina cuando se habla del inicio del boom de la memoria histórica.
La referencia (cuya ausencia, por otra parte, hubiera resultado deshonesta) a Soldados de Salamina cuando se habla del inicio del boom de la memoria histórica.
Las
referencias culturales e históricas (Ovidio, Platón, Montaigne, Kant) que
enriquecen el libro. El atrevimiento de ponerse a investigar y a separar el grano de la paja conversando con un mentiroso redomado a quien se describe como un pícaro, un liante único.
En
contra:
La
excesiva identificación con don Quijote. Recordamos con tintes más nobles al personaje de Cervantes, que llegaba a perder el
juicio y se creía su ficción, mientras que Marco elabora conscientemente una
mentira para engañar a la gente y satisfacer su mediopatía o deseo desenfrenado de salir en la foto. Que a lo largo de
equis páginas se nos diga que Marco era como don Quijote o incluso mejor parece ciertamente osado, cuando
no desproporcionado y temerario.
La
prosa no es lo más destacable del libro, que por momentos parece terminado con
algo de precipitación, o al menos sin el cuidado en el repaso esperable de
alguien como Cercas. Lo digo por repeticiones cercanas como “mientras
organizaba desde la clandestinidad la lucha clandestina” o el uso de verbos
genéricos o comodín como en “de esos años es un documento insólito”, en lugar
de “data”, por ejemplo. También puedo estar pecando de quisquilloso, es cierto.
La
extensión del libro resulta un poco excesiva e inflada a base de repeticiones
(las citas de Primo Levi, la de Faulkner sobre el pasado, lo de “la ficción
salva, la realidad mata”, así como la repetición de ciertos argumentos que llegan a resultar cansinos).
Las
conversaciones de Cercas con su hijo y, concretamente, los párrafos finales.
Que
en la contraportada se hable de “un libro asombroso que, con una audacia
inédita, ensancha los límites del género novelesco y explora las últimas
fronteras de nuestra humanidad”, no es, por acostumbrado método de marketing, menos llamativo e
hiperbólico.
A
pesar de todo esto, diré par terminar que la novela, la historia de Enric Marco, ha satisfecho mi
curiosidad, como advertí al principio, y me ha hecho pasar un buen rato leyéndola. Casi indispensable
cierta inquietud por la España del siglo XX para adentrarse en ella, me parece.
Valoración:
3’5/5.
Objetiva tu crítica.
ResponderEliminarGracias.
Gracias por la lectura.
ResponderEliminarUn saludo.
Quiero iniciarme en el mundo Cercas, pero no creo que esta sea su mejor historia. ¿Cual me recomiendas?
ResponderEliminarHola. Pues no los he leído todos, pero sí unos cuatro libros de Cercas y tal vez sea "Soldados de Salamina" el más redondo y el más adecuado para iniciarse y a la vez el que le dio la fama a su autor, aunque claro, por lo que a mí respecta, lo leí en el instituto y puede que mi visión quede algo distorsionada por los años.
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