El mostoleño David Pérez Vega, a quien no pocos descubrimos por su blog literario, Desde la ciudad sin cines, salta de archipiélago, sin abandonar la insularidad editorial, y pasa de la tinerfeña Baile del Sol, donde habían aparecido sus cuatro libros anteriores, a la mallorquina Sloper, que hará poco menos de un mes ha publicado su última novela, Los insignes. Agradezco al autor el detalle de enviarme la novela, que he podido ya leer no sin entusiasmo.
El libro se anuncia como parodia del mundillo poético de una gran ciudad española, pongamos que hablamos de Madrid. Tiene una estructura más bien epistolar, y concretamente reproduce las conversaciones por Skype (el monólogo, valdría decir) entre un poeta español y -sorpresa- Kim Jong-un, el Líder Supremo de Corea del Norte, al que descubrimos también poeta y deseoso de mejorar su español. Aquí el lector debe hacer un pequeño acto de fe, pues la vídeo-conferencia, pese a su componente oral, aparece, como por otra parte sea razonable, siguiendo los códigos y convenciones del registro escrito. Como decíamos, al que siempre leemos es al personaje español, mientras que Kim Jong-un ejerce de respetuoso oyente que sólo por momentos abandona la mudez. La aparición del líder norcoreano puede actuar, según el tipo de lector, como un arma de doble filo, y si bien puede atraer lectores y sazonar el conjunto de forma muy apropiada, al colisionar con nuestro horizonte de expectativas, también se puede pensar que con su presencia la verosimilitud pierde algunos enteros (dentro de la excentricidad, por cierto, no deja de tener cierto sentido, pues cuentan que una de las personas de confianza del líder de la hermética república, Alejandro Cao de Benós, es español).
Hechas estas puntualizaciones, en mi caso no he podido sino disfrutar con esta novela que encuentro de estirpe bolañana, por espíritu lúdico, giros verbales, chispa, inteligencia, vértigo y dosis de delicioso disparate. Por riqueza referencial y buen hacer, se nota que el autor, a diferencia de algo que critica, la figura del aspirante a poeta que apenas se preocupa por leer o conocer los rudimentos del oficio, es un gran lector.
Novela hilarante, en Los insignes se desenmascaran vicios de la poesía (en algunos casos extensibles a la literatura en general), tanto en lo que atañe a autores como a editores. Se critica con gracia, por ejemplo, el exceso sentimentalista, el aplauso amiguetil y acrítico en el que a veces se cae, los egos desmedidos o ciertas poses (el mundo de los blogs y las redes sociales, como no podía ser de otra manera, está muy presente). Se denuncian de forma pormenorizada las corruptelas en el apartado de premios, becas, subvenciones o el comportamiento de ciertas editoriales. El protagonista de esta sátira, un escritor e inspector de Hacienda calvo y bajito, que pretende hacerse un hueco en el mundo literario, peca en ocasiones de ingenuidad y de un deseo desesperado de reconocimiento, pero su punto de vista es generalmente honesto.
Se atisba que Pérez Vega ha ficcionado pero también ha sabido utilizar de forma acertada su experiencia como bloguero y como escritor. "Me di cuenta de la ridiculez de sufrir por la literatura", declara en una entrevista reciente, haciendo gala de una sana distancia a la que a no todo autor en ciernes parece capaz de llegar, y es que, como decía el otro, los malos escritores (o los que, en general, se afanan por ganar respetabilidad, por alcanzar la gloria) sufren como ratas de laboratorio.
No todo es literatura y humor en el libro, y de forma transversal se hace referencia a la coyuntura político-social del país (la especulación inmobiliaria, el 15-M...). Móstoles, como viene siendo habitual, también está muy presente, y de hecho el protagonista es oriundo de esta "ciudad dormitorio" o "suburbio", según se la califica en el libro, algo que, según comenta el autor en facebook, fue la única pega -curioso- que su madre le puso al libro, que llamara a Móstoles suburbio, que no siéndolo lo llamara así para romantizarlo.
Como pequeña crítica, en una edición por lo demás muy pulcra y un texto expedito de erratas, creo que se les ha colado una en la contraportada. Se lee: "Si todos los poetas de España, los que lo son y los que se lo creen, compran este libro, será un súper ventas histórico". Me sonó raro ese "súper" y me fui al diccionario, donde leí que acentuado, "súper" es siempre acortamiento de "supermercado", de ahí que la tilde no venga al caso.
Valoración: 4/5
Muy buena reseña. En el párrafo final (que es absolutamente cierto) se me ocurre que, hila muy fino... digo por lo de la tilde (o "el tilde", como se dice por aquí) pero en su conjunto es una buena reseña que invita a leer el libro. Enhorabuena por estas reseñas... Deberemos visitar más a menudo El cuaderno rojo
ResponderEliminarBienvenido, Antonio. No sabía lo de "el tilde" en Argentina. Es curioso cómo algunas palabras cambian de género según la zona en que nos encontremos. Espero que puedas leer algún día la novela, pese a la distancia y los problemas que comentabas en facebook. Merece mucho la pena. Gracias por tus palabras.
EliminarHola Jesús: muchas gracias por tu atenta lectura, y tus interesantes comentarios.
ResponderEliminarCon lo de la tilde te has puesto realmente muy Ricardo Senabre, jeje... se te pasó otra errata: en la última página en la fecha final en vez de 2015 pone 2105; pero creo que es un texto realmente muy límpido de erratas, muy trabajado en este sentido.
Un abrazo
David
Hola, David. Jaja, me hace gracia lo que comentas de Senabre. Lo tomo como un halago, cómo no. Cierto, no me he dado cuenta de ese baile de cifras en el año, en cualquier caso una errata sin importancia que -creo- no da para mucho comentario. Te reitero mi enhorabuena por la novela, que encuentro magníficamente lograda. Un abrazo.
EliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminar