16 enero 2010

Phillies (1 de 2)



*Ganador del XV Certamen Literario Nacional "Villa de Periana" de Relatos Cortos para Jóvenes Autores (2006)



Phillies. Así se llama la papelería de mi padre. No pudo ponerle cualquier otro nombre: tuvo que ser Phillies.
Es por el pintor Edward Hopper. En un cuadro suyo, titulado en inglés Nighthawks, hay un bar o un restaurante que se llama Phillies.
No tengo ningún reparo en decir que el cuadro no me gusta. Es más: incluso lo detesto. En el cuadro que les digo no hay nada, sólo una calle desierta y cuatro personas: una mujer y tres hombres. Uno, que lleva un gorrito blanco, está tras la barra de Phillies. Los otros dos, trajeados, llevan un sombrero de fieltro. Uno está solo y de espaldas, y el otro, que parece estar fumando, aunque en el cuadro no se observa ni pizca de humo, quizá no haya encendido aún el cigarrillo y sólo lo sostenga entre los dedos, el otro, digo, está acompañado por una mujer rubia de vestido rojo que, dicho sea de paso, no se ve muy animada. De hecho, parece que se esté mirando las uñas, de puro aburrimiento. Pero si uno presta atención descubre que no es así, sino que mira un pequeño papel que sujeta entre los dedos. Total, que en el cuadro no pasa nada. No se mueve ni una mosca.
No sé por qué mi padre le puso ese nombre a la papelería. Cada vez que se lo pregunto me dice que porque le gusta, o cosas por el estilo para salir del paso, pero barrunto que en el fondo tiene que haber otras razones. Mi padre no es un entendido en arte, ni mucho menos, e incluso sospecho que Nighthawks es el único cuadro que le gusta.
Mi padre dice que el cuadro que hay en la papelería no vale demasiado dinero. Le pregunté una vez si había visto el original, si sabía dónde estaba. Contestó que no lo había visto, y tampoco sabía dónde estaba. Creía que en Chicago, pero no lo sabía con seguridad y tampoco le importaba mucho.
El cuadro es muy grande y está junto al mostrador, así que no hay más remedio que mirarlo mientras uno está esperando a que lo atiendan. Todo el mundo lo hace. La mayoría no dice nada al respecto, echa un vistazo y pronto mira para otro lado. La madre de Ricardo opina que es un cuadro muy soso, que ya puestos mi padre podía haber elegido un paisaje (mucho más agradable de ver). Pero a otros les gusta el cuadro. Es más: hay gente que viene a comprar a Phillies principalmente por el cuadro. Algunos de ellos no se conocían y se han hecho amigos. Todos ellos, sin excepción, le han preguntado a mi padre cómo es que le puso tan curioso nombre a la papelería. Y todos ellos han obtenido una respuesta nunca superior a dos frases, del todo insatisfactoria.
Destaca, entre ellos, Víctor. Es raro el día en que Víctor entra a la papelería y no tiene un comentario para Nighthawks.
-Paisajes, marinas, bares –dice–, ventanas, tipos solitarios con la mirada perdida, edificios urbanos, vías de trenes, rectángulos de luz en las paredes de habitaciones vacías. Todo eso es Hopper. Pero no hay nada como Nighthawks: los noctámbulos, los halcones de la noche.
O dice:
-Me pregunto si el tipo que está de espaldas ha elegido voluntariamente la soledad. Es curioso: la persona en la que se basó Daniel Defoe para escribir Robinson Crusoe no naufragó, sino que voluntariamente pidió que lo dejasen allí. Pensaba que tras él se amotinaría toda la tripulación, pero se equivocó, lo dejaron solo y en aquella isla, en la más completa soledad, pasó los siguientes cuatro años de su existencia. Cuando llegó a Inglaterra de nuevo, intentó seguir con su vida. Se casó. Pronto, sin embargo, volvió a embarcar. Necesitaba echarse a la mar. ¿Y por qué? La respuesta es muy sencilla: porque echaba de menos la soledad.
O bien:
-No hay contacto entre los personajes. Cada uno está en su mundo, cada uno vive en su interior. Esto es: incomunicación, alienación del individuo en una ciudad poco menos que hostil. Noctámbulos. La noche como refugio. O la noche asociada a sueños que nunca se van a cumplir.

5 comentarios:

  1. Pensar que esa persona no naufragó sino que escogió quedarse es muy bueno, lo cambia todo.

    ResponderEliminar
  2. Me gusta ese cuadro desde que lo "conocí", hace ya varios años. Y no tenía ni idea del nombre del mismo... O del autor siquiera. Hasta que alguien colocó la imagen en una red social y busqué, precisamente, por el nombre del restaurante que aparece ahí. Y así di con tu blog...

    También me ha quedado la curiosidad de por qué tu padre le puso ese nombre a su negocio.
    En fin, gracias.

    ResponderEliminar
  3. Bienvenida.

    Se trata de un relato ficticio, siento decir que mi padre no tiene ninguna papelería. Pero sí, algo debe tener ese cuadro que a algunos nos llama mucho la atención. No se me olvida la extraña impresión que me dio cuando lo vi por primera vez en mi libro de lengua de bachillerato.

    Gracias por animarte a comentar.

    ResponderEliminar
  4. Definitivamente la obra tiene un don que de alguna manera capta la atención para entendidos sobre todo en la materia, los que no tal ves no lo noten, pero en realidad se trata de sentir el cuadro, fue lo que me pasó la primera vez que lo vi en entre los wallpapers de mi Macintosh y para mi sorpresa fue simulado con mucha precisión en un capitulo de la serie That '70s show; la precisión se dio por que se transmitió el sentimiento de esa escena, algo de desesperanza, debilidad y soledad. La obra me gusta en su totalidad, aun la mantengo como wallpaper. VH.

    ResponderEliminar
  5. Me alegro de que te guste el cuadro y hayas llegado a este rincón de la red. Acabo de ver el vídeo de la serie que comentas. Hopper en general me parece muy interesante, espero poner en una entrada muchas más pinturas suyas. Un saludo.

    ResponderEliminar