Tiempo de silencio, de Luis Martín-Santos, está considerada una de las novelas más destacadas de los años sesenta en España. Publicada en 1962, el mismo año en que Vargas Llosa se alzó con el premio Biblioteca Breve gracias a La ciudad y los perros, constituye un intento de renovar las formas de la narrativa social predominante en los cincuenta. Se dice que causó cierto desconcierto entre la crítica de la época, que no sabía muy bien dónde encasillar la obra. El crítico Gonzalo Sobejano, como tantos otros, ha destacado su importancia, señalándola como bisagra entre dos épocas. Escribe que cierra una etapa de la novela y abre otra nueva, de la que son ejemplos eminentes, entre 1966 y 1975, obras como Cinco horas con Mario, Volverás a Región de Juan Benet o La saga/fuga de J. B. de Gonzalo Torrente Ballester. En la obra se percibe la influencia de autores como Faulkner y Joyce, especialmente en la técnica del monólogo interior o corriente de conciencia, que presenta el lenguaje tal y como se sucede en los pensamientos. Un ejemplo:
“No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy así tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer otro dibujo con el hierrecito del zapato, un dibujo cualquiera, no tiene que ser una muchacha, puedes hacer un dibujo distinto aunque siempre hayas dibujado mal. Tienes libertad para elegir el dibujo que tú quieras porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir…”
Tiempo de silencio es la única novela que publicó Luis Martín-Santos, psiquiatra de profesión, que también escribió Tiempo de destrucción, obra que quedó inacabada cuando el autor falleció en un accidente de tráfico.
El argumento de la novela tiene que ver con un médico que lleva a cabo investigaciones sobre el cáncer experimentando con ratones. Tiene que comprarlos en la chabola del Muecas, donde se ve involucrado en el aborto de su hija, que finalmente muere. Al médico se lo culpa de ese fallecimiento y acaba en prisión.
Algunos ambientes recuerdan a La busca de Pío Baroja. El libro tiene algunas partes áridas que pueden espantar a algunos lectores. Las primeras páginas, por ejemplo, están escritas en un lenguaje que abunda en términos científicos (escrófula, melanóforo, ésteres, lipodistrofia), así que hay que usar el diccionario y tener paciencia, porque la novela tiene partes sencillamente memorables. El lenguaje es culto, elaborado, de una gran riqueza léxica. Al mismo tiempo, sorprende la variedad de registros que maneja Martín-Santos: escribe ya en forma culta, ya coloquial, ya en lenguaje caló…
“No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy así tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer otro dibujo con el hierrecito del zapato, un dibujo cualquiera, no tiene que ser una muchacha, puedes hacer un dibujo distinto aunque siempre hayas dibujado mal. Tienes libertad para elegir el dibujo que tú quieras porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir…”
Tiempo de silencio es la única novela que publicó Luis Martín-Santos, psiquiatra de profesión, que también escribió Tiempo de destrucción, obra que quedó inacabada cuando el autor falleció en un accidente de tráfico.
El argumento de la novela tiene que ver con un médico que lleva a cabo investigaciones sobre el cáncer experimentando con ratones. Tiene que comprarlos en la chabola del Muecas, donde se ve involucrado en el aborto de su hija, que finalmente muere. Al médico se lo culpa de ese fallecimiento y acaba en prisión.
Algunos ambientes recuerdan a La busca de Pío Baroja. El libro tiene algunas partes áridas que pueden espantar a algunos lectores. Las primeras páginas, por ejemplo, están escritas en un lenguaje que abunda en términos científicos (escrófula, melanóforo, ésteres, lipodistrofia), así que hay que usar el diccionario y tener paciencia, porque la novela tiene partes sencillamente memorables. El lenguaje es culto, elaborado, de una gran riqueza léxica. Al mismo tiempo, sorprende la variedad de registros que maneja Martín-Santos: escribe ya en forma culta, ya coloquial, ya en lenguaje caló…
Otro mérito del libro son los diálogos. No sé si también vosotros habéis notado que algunos autores cultos tienen problemas con los diálogos, y acaban haciendo hablar a sus personajes de una forma artificial que nada tiene que ver con la oralidad. No es este el caso. Martín-Santos escribe unos diálogos con unas voces muy creíbles, y también muy buenos monólogos interiores. En el libro aparecen también algunas reflexiones interesantes, sobre Cervantes, por ejemplo. Tiempo de silencio destaca en definitiva por la variedad de ambientes que describe y la potencia de su prosa.
Se han hecho diferentes lecturas de este libro, entre las que destacan, por poner dos ejemplos, la sociológica o la psicoanalítica. Para quienes quieran profundizar en el autor, existe un libro, al parecer muy documentado, titulado Vidas y muertes de Luis Martín-Santos. Su autor es José Lázaro y fue publicado por Tusquets.
Se han hecho diferentes lecturas de este libro, entre las que destacan, por poner dos ejemplos, la sociológica o la psicoanalítica. Para quienes quieran profundizar en el autor, existe un libro, al parecer muy documentado, titulado Vidas y muertes de Luis Martín-Santos. Su autor es José Lázaro y fue publicado por Tusquets.
Fue el primer libro que leí de monólogo interior, en 3º de bup o cou, nos lo mandaron en clase de literatura, hubo mucha gente a la que no le gustó. A mí me encantó, por un lado la técnica del monólogo interior me pareció sorprendente y creativa, y como dices, el autor hace hablar a los personajes como si fuesen reales, es una gran novela. Un abrazo!
ResponderEliminarQué gran libro. A mí me encantó. En aquel momento fue uno de esos libros de los que te da pena desprenderte, porque te das cuenta de que es muy especial.
ResponderEliminarTu reseña, magnífica.
Carol: Me alegro de que te gustara, si lo hubiera leído yo a esa edad no sé qué hubiera pasado, la verdad, entiendo que no le guste a algunos, durante una parte de la lectura yo al menos me sentí algo incómodo, pero merece la pena, sin duda. Un abrazo.
ResponderEliminarLahierbaroja: Muchas gracias :) Sabía que te había gustado mucho este libro, así que esperaba tu comentario. Un abrazo.
Gracias a las dos por comentar.
Cuando yo leí este libro, en el pleistoceno medio, estaba acostumbrado a leer novela negra y bestsellers; no sabía que se podía escribir así ... aluciné. Es estupendo que las nuevas generaciones lo mantengan vivo. Un saludo.
ResponderEliminarCreo (o espero) que se mantendrá vivo mucho tiempo, tardará seguramente en ser olvidado. Gracias por dejar tu opinión. Saludos.
ResponderEliminarYo creo que es un libro que no me va a gustar demasiado, así que lo dejo pasar. De todas maneras, si me animo lo tengo fácil porque lo tiene mi padre.
ResponderEliminarPero el caso es que la experimentación con animales sí que podría sacarle rendimiento para mis "lecturas obligatorias", y por separado también el tema de las diferentes pruebas que se le hace a un fármaco que puede usarse como anticanceroso, jejeje. También lo estudio!
Enhorabuena por traernos lecturas tan diferentes!
Muchas gracias por tus palabras, Isi.
ResponderEliminarSi ves que no está hecho para ti pues nada. Por mi parte sólo intento dar información sobre los libros que pongo para que cada cual pueda decidir si le interesa o no.
Jeje, ya veo que Veterinaria da para mucho!! En mi ignorancia me he dado cuenta al menos de la diferencia entre "anticanceroso" y "anticancerígeno", ya veo que estás puesta en la materia. ;)
Hola Jesús¡
ResponderEliminarPasaba por aqui y me ha encantado la reseña y por extensión tu blog.
En cuanto a "Tiempo de siencio" me parece una obra imprescindible. Es alucinante la capacidad del autor para adaptar el lenguaje a cada situación. Como bien dices, es poco probable encontrar en un libro de culto un lenguaje más coloquial y viceversa.
Un saludo y me quedo¡¡¡
¡Hola, Eva! Sobra decir que eres bienvenida. Muchas gracias por lo que dices, me alegro de que hayas encontrado en el blog cosas de tu interés. Por lo pronto me he pasado por el tuyo y veo que a ambos nos gusta Muñoz Molina. :)
ResponderEliminarA mí en C.O.U. me obligaron a ver la película, o sea, la versión cinematográfica de este libro de Martín Santos. Y para ser franco he de decir que no recuerdoa absolutamente nada de ella. Creo que era uno de los posibles textos a comentar en el correspondiente ejercicio de literatura en mi año de selectividad. Saludos y enhorabuena por seguir alimentando este excelente blog.
ResponderEliminarPor cierto, soy Ramón(tu paisano, Jesús).
ResponderEliminarNo sabía que hubiera una película de este libro, pero he visto que, a pesar de estar dirigida por Vicente Aranda, no es demasiado conocida. Normal que no te acuerdes. Y gracias de nuevo por los halagos, Ramón. Uno tiene sus limitaciones, pero se hace lo que se puede. Un saludo.
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