En el club de lectura de la biblioteca donde ahora mismo trabajo acabamos de leer Filomeno, a mi pesar, novela del premio Cervantes Gonzalo Torrente Ballester, ganadora en 1988 del Premio Planeta.
El libro se presenta desde el subtítulo como las memorias de "un señorito descolocado", y arranca, a la manera clásica, hablando de la ascendencia del personaje y refiriéndose a su nacimiento e infancia, a principios del siglo XX. El descontento con su propio nombre, que le resulta ridículo, queda patente en el título, y su buena posición, así como el hecho de saber idiomas, habilitarán que el protagonista pueda viajar y vivir en distintos países europeos (Francia, Inglaterra, Portugal) según la coyuntura histórica (se alude a la I Guerra Mundial, las vanguardias, el inicio del cine sonoro, el ascenso de Hitler, la Guerra Civil española, la II Guerra Mundial, el franquismo...). A lo largo de distintas etapas de su vida, asistimos, al tiempo que a un travelling por los principales acontecimientos europeos de la primera mitad del siglo XX, a un desfile de personajes que aparecen en la vida de Filomeno y ofrecen su visión de ciertas cosas, enriqueciendo y vivificando el conjunto.
Recuerda el libro, en cierto modo, a las novelas de Pío Baroja, en tanto que ocurren -se narran- muchísimas cosas. El sesgo autobiográfico parece evidente, sin ser el personaje, ni mucho menos a nuestro parecer, algo así como un álter ego del autor. Novela muy permeada de literatura, sobre todo en algunas partes, los amantes de los libros disfrutarán de múltiples referencias y alusiones literarias, pues Filomeno tiene desde pronto vocación poética (llega a publicar versos) y en su etapa de estudiante en Madrid frecuenta debates en el Ateneo y personajes interesados en los libros. Se mencionan las vanguardias, se habla de las generaciones literarias, de Cervantes, se citan versos de Góngora, a Pascal, a Rilke (a quien el propio Torrente tradujo), a Rimbaud, a la poesía basada en el conocimiento de la vida frente a la poesía basada en los libros, a Julio Verne, a Céline y el Viaje al fin de la noche, libro del que Filomeno hace una crónica positiva cuando se publica.
De ideología liberal, Filomeno no parece ser el típico personaje heroico que toma las riendas de su vida. No toma muchas iniciativas, hecho que él mismo reconoce en cierto momento: "Como siempre, empezaba a suceder algo imprevisible cuya iniciativa no me pertenecía. Como siempre, me dejé llevar".
El estilo del autor es elaborado a la par que fluido, por momentos acaricia profundidades con alguna reflexión, y sin destacar especialmente hace gala de un oficio por otra parte lógico en un autor experimentado y curtido, como es el caso de Torrente. En ocasiones se deja caer con algún giro que suena extraño al oído, si bien no hasta el punto, para mí, de resultar incorrecto (son, como decimos, .
En definitiva, se trata de una novela entretenida, con muchos acontecimientos -varias historias de amor incluidas- pero también dosis de profundidad, amena de leer. Los dados a subrayar encontrarán diversos fragmentos destacables, sobre los libros y también sobre la vida.
Con la intención quedamos de leer La saga/fuga de J. B.
Pues no he leído nada del autor, creo que no está mal para empezar con él =)
ResponderEliminarBesotes
Hola, Laura. Se hace entretenida, la verdad. Como comento, tampoco había leído nada de Torrente, premio Cervantes por cierto. Feliz año.
ResponderEliminarCoincido contigo en las similitudes con Baroja, sobre todo en el tema de la narración dinámica. Saludos. Ramón.
ResponderEliminarBien. Entonces no soy el único (y me consta que no eres de los que están de acuerdo sólo por inercia).
ResponderEliminar¡Saludos!