Crucifixión de San Pedro, de Caravaggio
No hay que descartar que San Pedro haya sido víctima de un malentendido histórico. Se le acusa de haber negado tres veces a Jesús antes de que cantara el gallo, pero quién sabe si de forma errada. Consideren ustedes la magnitud de la injusticia si lo único que hubiera salido de su boca hubiera sido un contundente no ni na’, “no ni nada”. Triple negación, es cierto, pero afirmación, y no poco rotunda, a fin de cuentas.
Chistosos andamos.
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Existe, al igual que un orgullo capitalino y centralista, un orgullo provinciano. Si en Madrid puede alguien tener en poco a una persona que vive en un pueblo de mil habitantes, por el mero hecho de vivir en un pueblo de mil habitantes, tampoco es extraño que ese que vive en el pequeño pueblo periférico estalle en algún momento: “¡Ja! Me va a decir a mí un listillo de Madrid lo que tengo que hacer, o que pensar”.
Percibe uno en ambos casos una altanería algo recriminable.
Percibe uno en ambos casos una altanería algo recriminable.
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Si como decía Sartre el infierno son los otros, un teléfono móvil en casa del solitario es un caballo de Troya.
2015
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