24 abril 2018

El yogur, ese supervillano


   
   En el autobús urbano, dos hombres de unos sesenta años comentando las noticias. “Un padre ha matado a su hijo con parálisis cerebral y luego se ha suicidado”, leía uno. “Pues el otro día”, comentaba el segundo, “en un semáforo un peatón le endosó un navajazo a otro, sin venir a cuento”. “Cuánta violencia”, se lamentaba el primero, “yo creo que eso es por los yogures”. “¿Los yogures?”, se pasmaba el compañero. “Claro”, decía el primero, algo molesto por tener que glosar una obviedad. “¿Tú sabes la cantidad de yogures que se comen hoy en día? Vete tú a saber lo que llevarán”, comentaba indignado. “Pues qué van a llevar, lo que dicen los ingredientes, ¿no?”, decía el otro. “Sí, hombre, eso no se lo cree ni Dios. En los ingredientes no ponen ni la décima parte. Yo leí el otro día que comerse un yogur diario es una de las principales causas de muerte súbita en el primer mundo”.
   Ante tan recio argumentario, el amigo escéptico de la teoría yogurtera terminó por guardar silencio, abismando la mirada, sin mostrar mucha conformidad, más allá de la ventanilla. El primero dobló en un tris el periódico, con mucho garbo. Recordé que en tierras helvéticas afloró no hace mucho un partido político un tanto insólito, cuyo ideario se centraba en la firme oposición a los power point, que según ellos ocasionaban en nuestras sociedades unas pérdidas millonarias. A este señor del bus se le veía cierto carisma, y no se atrevería uno a aventurar que no llegue algún día a convertir en tendencia política ese credo delirante que convierte un derivado lácteo tan cotidiano, benemérito para la flora intestinal o como poco inofensivo, en un supervillano. Mientras divagaba de esta forma atisbé por el rabillo del ojo que abandonaban su asiento los pasajeros parlantes. Se apearon en la siguiente parada.

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2 comentarios:

  1. ¡Genial! Los yogures, culpables de todos los males... ¡Quién lo hubiera dicho! A partir de ahora, me acercaré a ellos con precaución. En cuanto a lo del PowerPoint, pues para mí que algo de razón tienen los de ese partido político. Ahora la gente hace un PowerPoint para cualquier cosa, hasta las más absurdas.

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  2. Hola, Elena. Reconozco que mi opinión sobre los Power Point tampoco es muy entusiasta. Pero estas declaraciones sobre los yogures me dejaron perplejo. ¡Qué cosas! Gracias por tu lectura y comentario.

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