Creo recordar unas palabras de Vila-Matas en una entrevista que venían a decir que cuando uno viaja al extranjero y lo hace acompañado puede empezar a pensar que la gente del país en cuestión es muy rara. Sin embargo, decía el barcelonés, si uno viaja solo acabará comprendiendo que el único raro es uno mismo. El viaje, de ahí esta alusión, es una de las bases sobre las que se asienta Los cuadernos del Hafa, la primera novela de Pablo Cerezal que ha publicado hace un par de meses Ediciones Carena. Nos situamos en Marruecos, ese país tan cercano a España y del que al mismo tiempo nos llegan noticias (en la mente el reciente suicidio de Amina) que nos lo vuelven algo lejano, al menos culturalmente hablando.
Lo primero, supongo, sería explicar qué es el Hafa, ese café tangerino fundado allá por los años veinte por el que han pasado egregios visitantes que os sonarán a todos: desde algunos miembros de la beat generation, como Jack Kerouac o William S. Burroughs, hasta componentes de los Rolling Stones (Mick Jagger, Brian Jones) pasando por Tennessee Williams, Paul Bowles, Jimi Hendrix o Djuna Barnes, por mencionar unos cuantos.
Una de las cosas para las que puede servir esta lectura es para conocer un poco Marruecos. Pablo Cerezal se muestra buen conocedor del país magrebí, donde reside su admirado Juan Goytisolo, y en la novela aporta detallada información que va de la gastronomía nacional a la música, pasando por la economía o la religión. Pero esto no debe llevarnos a pensar que estamos ante un capítulo de Pilot Guides: estamos ante una novela, un artefacto lingüístico, y precisamente el estilo del autor es lo que dota de un sello inconfundible al libro.
Para ser una primera obra, encontramos ya un libro maduro en el que se observa un envidiable manejo del lenguaje. Creo que sería exagerado considerarlo barroco (no llega en mi opinión a ser tan denso como Menéndez Salmón, Juan Manuel de Prada o Luis Martín-Santos, autores de calidad probada pero que en ocasiones rizan demasiado el rizo, para mi gusto), pero sí que es un estilo elaborado y conseguido, diría que poético incluso (destacan sus imágenes, comparaciones, símiles, descripciones...). Basta leer la primera página para darse cuenta de que estamos ante un libro de calidad, de esos que nos ofrecen la oportunidad de degustar cada palabra, algo que no ocurre con tanta frecuencia como sería de esperar. Consigue embriagar al lector con esa recreación del ambiente de la ciudad marroquí, eludiendo los consabidos tópicos, mediante pinceladas en forma de cortos capítulos que impiden que la lectura se haga pesada. No es un tipo de literatura del que se suelan vender millones de ejemplares, pero sí uno de esos libros que dejan un muy buen recuerdo en aquellos que se atrevan a adentrarse en sus páginas.
En ellas encontramos a personajes como Munir, un joven con el que entabla relación el viajero protagonista, cuya historia -la de Munir- pasa por trabajos en radio y prensa (acaba siendo enviado especial en Milán) y nos informa también de su situación familiar y su desengaño religioso. Aanisa es otro de los personajes centrales de la novela, que propicia momentos de apasionamiento e incandescencia del lenguaje. El autor va trenzando estas historias con las de algunos visitantes ilustres del Hafa Café, cuyos pensamientos ficciona: Burroughs, Brian Jones, Anita Pallenberg, Jane y Paul Bowles…
En definitiva, el libro resulta ante todo un ejercicio de honestidad con el que disfrutarán casi seguro los que gusten de la buena literatura. He de añadir, para terminar, que esta entrada es un caso especial dentro de la dinámica del blog, ya que ha sido el autor quien me ha enviado su novela, de forma que en cierto modo el libro en este caso me ha elegido a mí en lugar de seleccionarlo yo en una biblioteca o librería. No obstante, sigue siendo el mismo el intento de sinceridad por mi parte, así como el empeño de que este rincón de la web sirva de espacio independiente y desinteresado.
Dejo para terminar un fragmento:
“…el amor está anclado fieramente a la mentira, desde su inicio en que, por miedo a no encontrar a nadie más, en el futuro, que satisfaga nuestros instintos carnales, nos engañamos y afirmamos estar locamente enamorados de la primera persona que nos ofrece sus favores y determinamos, con mayor o menor fortuna, perpetuar la relación inicial por si acaso no encontrásemos ya más personas dispuestas a compartir nuestro lecho, en adelante. [….] Ni existe la pareja ni los proyectos comunes dentro de ésta, salvo si se aposenta sobre una sólida base: la farsa, la mentira, el engaño. Y no me refiero con ese engaño a infidelidades ni otras nimiedades del estilo. Me refiero a la mentira que cada uno de los integrantes de la pareja se autoimpone para poder seguir soportando la compañía del otro. La pantomima, el engaño, convertir tu propia vida en una farsa, esa es la exclusiva y verdadera naturaleza del amor, amigo.”
Enlace al blog del autor.
Enlace al blog del autor.
¡Excelente introducción! Me has ganado con las primeras dos citaciones.
ResponderEliminarHe tenido la gran fortuna, tanto de leer Los Cuadernos del Hafa como de conocer al propio Pablo.
ResponderEliminarSólo decir que la novela, de principio a fin, es una verdadera delicia. Pablo escribe como siente, y en Los Cuadernos no sólo realiza un viaje por Marruecos, sino un viaje interior reflejado en la complejidad y diversidad de los personajes. Una obra muy madura en definitiva y que a buen seguro, danzará con ritmos de 70 en nuestras estanterías. Y de ahí, dará el salto a nuestro propio viaje por el Hafa que habita en cada uno de nosotros con su lectura.
Offuscatio: ¡Gracias por el entusiasmo! :) Espero que no te resulte muy árido y lo disfrutes tanto como yo.
ResponderEliminarDemian Ortiz: Coincido con tu apreciación, gracias por dejar un comentario!
Interesante entrada(como todas prácticamente, sin ánimo de adular), no conocía a este autor. Es curioso que él mismo te mandase el libro, ¿os conocéis personalmente? Un saludo desde Cástulo!!!!
ResponderEliminarGracias, Ramón, por tu lectura y comentario. No, no conozco al autor personalmente (al menos todavía), aunque estamos en contacto a través de las redes y, cuando publiqué "El rayo que nos parta", también le envié un ejemplar. Transparencia ante todo, jaja.
ResponderEliminarUn abrazo.