Hace poco leía la respuesta del bueno de Jorge Drexler cuando le preguntaban por un autor de cabecera: Felisberto Hernández, un autor, decía, con “un mundo de imaginación desbordante”. Parece que Felisberto Hernández es uno de los grandes outsiders de las letras hispanoamericanas. Uruguayo como Onetti y Mario Levrero, fue descubierto y reivindicado en Europa por Cortázar. Nacido en 1902 (tres años después que Borges, para hacernos una idea), es claramente un escritor de minorías. Carlos Fuentes lo considerará uno de los grandes fundadores de la modernidad literaria en la América hispana, junto a nombres como Macedonio Fernández, Horacio Quiroga o Roberto Arlt.
En Nadie encendía las lámparas, el autor presenta un conjunto de diez relatos. El hilo que los une es su protagonista, músico como el propio Hernández, que fue pianista en la época. Desde los primeros relatos Felisberto se muestra como un escritor raro y genuino, extraordinario, en el sentido de que se sale de lo común. Sus relatos sorprenden por su singularidad. En uno de ellos un acomodador descubre una luz en la oscuridad de la habitación y acaba comprendiendo que el haz procede de sus propios ojos; en otro un hombre recuerda su pasado como caballo; otro termina con la muerte (sic) de un balcón, que se derrumba por propia iniciativa. Narrador de lo fantástico, el autor sabe crear un efecto de extrañamiento de la realidad, juega con las posibilidades de lo inesperado sin salirse de lo cotidiano. Como muestra de su estilo, sirva el siguiente fragmento:
“Al silencio le gustaba escuchar la música, oía hasta la última resonancia y después se quedaba pensando en lo que había escuchado. Sus opiniones tardaban. Pero cuando el silencio ya era de confianza, intervenía en la música: pasaba entre los sonidos como un gato con su gran cola negra y los dejaba llenos de intenciones.”
Si tuviera que elegir una palabra o característica para definir los relatos de Nadie encendía las lámparas, probablemente destacaría su singularidad, capaz de sorprender a casi cualquier lector. Quizá esperaba más de este libro, aunque algunos relatos me han fascinado, así que lo tendré en cuenta para una relectura dentro de unos años, a ver qué me dice entonces.
Me gustan lo libros de relatos y conocer nuevos autores de los que aún no he leído nada, así que el libro en principio me llama bastante la atención. Gracias por descubrírmelo.
ResponderEliminarbsos!
Hola Jesús:
ResponderEliminarYo leí este libro hace un año o dos y me sorprendió mucho de forma positiva; a lo que comentas yo añadiría su modernidad.
Sobre lo que escribes en tu entrada: es cierto que Cortázar habló de Felisberto, pero (y llamado por esta frase yo lo leí) según César Aira lo más feo que hizo Cortázar en su vida fue decir que lo más grande que había hecho Felisberto era anunciarle a él, y le trataba de una forma condescenciente, según Aira, y afirma "Felisberto es un autor al que Cortázar no tendría derecho ni a limpiarle las botas".
En la biblioteca a la que voy tienen un volumen de Siruela con las obras completas de Felisberto, que tampoco es muy gordo. Tengo planeado leerlo.
saludos
No leo muchos libros de relatos, creo que te lo he comentado. Se ve bastante interesante éste que comentas, así que lo apuntaré.
ResponderEliminarSaludos.
No lo conocía, aunque no soy mucho de relatos, pero parece un libro muy interesante =)
ResponderEliminarBesotes
Rosalía: Me alegro de que te interesen los relatos, a mí es un género que me gusta bastante, y además parece acorde con la rapidez y la prisa de los tiempos. Besos.
ResponderEliminarDavid Pérez Vega: Supongo que, si es como dice Aira, Cortázar exageraba y le quitaba valor a Felisberto, parecen un poco egocéntricas esas declaraciones. Por otro lado, lo que dice Aira quizá suponga dejar en un lugar algo bajo al gran Cortázar. Recuerdo haberle oído en alguna entrevista hablar sobre su desengaño con respecto a Cortázar. Decía Aira que durante un tiempo todos los autores en la órbita del boom le parecieron genios pero que luego, con los años, los releyó y se le vino abajo la opinión que tenía de casi todos, salvo de Borges. Parecía que no le daba demasiado valor a "Rayuela", por ejemplo. Por mi parte, creo que debo esperar un tiempo para releer los cuentos de este libro, porque aunque algunos me han gustado mucho, a otros no he terminado de cogerle el punto. Saludos y gracias por la información.
Pablo y Shorby: A diferencia de vosotros, a mí me gustan bastante los relatos, creo que hay grandes autores por descubrir. Besos.