Los
mayores de mi pueblo no resbalan; pegan un escurrinazo.
No preguntan si les has hecho una foto, más bien si los has
retratado. A los dedos gordos los llaman, de forma mucho más
expresiva, dedos ceporrudos.
No hacen un breve descanso; echan una 'escansaílla.
No hablan del cuarto piso, sino de el
que
hace
cuatro.
No se quejan de que le has echado demasiada canela en rama al arroz
con leche, sino de que el postre tiene muchos palitroques.
Cuando no tienen tiempo, explican que no les ha dado lugar.
En lugar de interrogar si ves la letra pequeña, preguntan: ¿tú ves
lo
menuíllo?
No dicen que este sábado han visto la película de La
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de forma intermitente, con muchas interrupciones, sino que lo han
hecho a
pronzas (ni
idea de dónde proviene la expresión).
Se ponen un sombrero no para protegerse del solazo, sino del solihero
(palabra
que no encuentro en ningún diccionario pero que en Canarias existe
en una forma muy similar, solajero, con idéntico significado). En
lugar de limpiar a fondo, se esmeran apolizando
(tras
guglearlo, no encuentro resultados en el sentido de 'limpiar con
minuciosidad', como se usa aquí, aunque observo que en asturiano el
vocablo existe y significa 'acariciar').
Y, más que de los achaques, se quejan de que a su edad ya todo son
peromias.
Los mayores -y no tanto- de mi pueblo.
Lo de "a pronzas" es la primera vez que lo "oigo"/leo. Felicidades por el artículo. Saludos. Ramón.
ResponderEliminarAh, ¿no? Lo he escrito con "z" pero en el pueblo se dice con ese. Me ha comentado alguien que la expresión viene de las procesiones y entierros, y que a cada parada se le llamaba pronza o pronsa, de ahí lo de hacer algo a pronzas (con muchas paradas). Saludos, Ramón.
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