Parece una onomatopeya, el sonido de algo duro, demoledor: Knockemstiff. Y lo cierto es que el título parece acorde con el interior. Rodrigo Fresán ha dicho que el libro de Donald Ray Pollock es “portentoso y bestial”. Nada que objetar. Brutal, sería otra palabra.
Knockemstiff es el nombre de una pequeña población situada al sur de Ohio (en el noreste de Estados Unidos) que ronda los doscientos habitantes. “Es un nombre muy agresivo para un sitio tan tranquilo”, opina un visitante en uno de los relatos que componen el libro. Se trata del típico pueblo perdido en medio de ninguna parte. O, en palabras más propias de la prosa de Donald Ray Pollock, el culo del mundo. Uno de esos pueblos de lo que suelen llamar “la América profunda”.
Un total de dieciocho relatos de extensión más bien breve componen el libro, publicado en España el pasado 2011 y que ha conseguido colarse en varias de esas listas que resumen lo mejor del año. Y lo cierto es que el libro reúne un puñado de buenas historias, que nos ofrecen un ramillete de personajes desesperados, fracasados y, en una palabra, descorazonadores, envueltos en tramas que coquetean con lo sórdido, lo disfuncional, lo inquietante, y que en muchos casos nos conmueven. La prosa del autor nos golpea, directa como el gancho de un boxeador. El de Donald Ray Pollock es un estilo crudo y ágil. Quizá no sea desacertado encuadrarlo en el denominado realismo sucio.
Entre las páginas del libro encontraremos alguna tierna y triste historia de paletos secretamente enamorados; a un adolescente protagonizando un episodio de violencia propiciado por su brutal padre, del que dice que lo único que se le daba bien era hacer daño a la gente; a otro que acabará huyendo de casa en autoestop una vez su padre se entera de sus miserias sexuales, o a un grupo de jóvenes que quieren viajar a la lejana California, nombre bajo el que se esconden, entre otras, posibilidades de sexo con las que no paran de fantasear. Más de un maníaco pulula también por estos ambientes que se salen de lo común, en los que no faltan la cerveza Blue Ribbon y las anfetaminas.
El aburrimiento, en definitiva, queda descartado: estamos ante un libro de calidad que también es entretenido. Habrá que seguir a este autor, cómo no. Su segundo libro, la novela The devil all the time, se publicó en Estados Unidos en 2011 y habrá que esperar a que se traduzca. Por lo que respecta a su debut, me parece sencillamente brillante.
Esa brutalidad y cierta sordidez que intuyo me echa un poco para atrás pero, bueno, no lo descarto.
ResponderEliminarBesos,
Me apetece mucho el libro, ya lo vi hace un tiempo y me decidí por otro de la editorial "Compañía K"; que también tiene muy buena pinta. Saludos!
ResponderEliminar¡Curioso! La primera citación que das del libro, la verás la próxima semana en mi entrada; aunque desde luego a mí el nombre no me parecía nada de un sitio tranquilo y me sigue costando pronunciarlo. En todo caso, coincidimos en las apreciaciones generales; pero, mientras lo leía me ha venido a la mente, supongo que por asociación de ideas, las historias que un trabajador social me contaba de La Cañada Real en Madrid.
ResponderEliminarMe ha llamado mucho la atención, me lo apunto =)
ResponderEliminarBesotes
Carmen: Eso te iba a decir, no lo descartes. Mira si eso otras opiniones, porque es un buen libro. Besos.
ResponderEliminarVero: Vaya, también yo le había echado el ojo a "Compañía K", parece que no tenemos un olfato muy diferente. A ver qué tal está, ojalá me guste como este. Un saludo.
Offuscatio: Qué casualidad. El nombre se atraganta un poco, sí. Yo la primera vez que lo vi pensé "pero qué es esto", me parecía ilegible. Luego ya uno se acostumbra, pero vaya tela. Me pasaré por tu blog cuando salga tu entrada. Un saludo.
Shorby: Es para apuntarlo, la verdad es que merece la pena. Un beso.
ResponderEliminarEl libro es absolutamente recomendable. Es brutal, sórdido, excesivo, sí, pero también destila ternura, empatía... Para mí pura literatura. Hace un mes o así que terminé la lectura, y todavía me queda el eco de algunos de sus pasajes.
ResponderEliminarMuy curioso, pero a mí me pasaba lo mismo con el título: primero era un muro impronunciable, algo incapaz de pronunciar a mis amigos. Después, partiendo la palabra en tres partes, sale solo. Ahora lo pronuncio de carrerilla y todo ;)
Como loco por leer la traducción de The devil all the time
Me alegro de que coincidamos, Roberto, vi el post que le dedicaste. El título es lo que dices, cuando piensas en las tres palabras en inglés es más digerible. A mí me pasa lo mismo, hay momentos del libro que creo que tardaré en olvidar. Un abrazo.
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