Durante un rato se quedó quieto, respirando con la boca
abierta, apoyado en el palo horizontal del tendedero. Después entró en la
casucha como si le faltara oxígeno y de una bolsa de plástico con el logotipo
del supermercado al que iba con su hija a hacer la compra semanal extrajo tres
pinzas para la ropa, que él se empecinaba en llamar “perritos”, y con ellas
enganchó y colgó el libro de uno de los cordeles y luego volvió a entrar en su
casa sintiéndose mucho más aliviado.
La idea, por supuesto, era de Duchamp.
De su estancia en Buenos Aires sólo existe o sólo se
conserva un ready-made. Aunque su
vida entera fue un ready-made, que es
una forma de apaciguar el destino y al mismo tiempo enviar señales de alarma.
Calvin Tomkins escribe al respecto: Con
motivo de la boda de su hermana Suzanne con su íntimo amigo Jean Crotti, que se
casaron en París el 14 de abril de 1919, Duchamp mandó por correo un regalo a
la pareja. Se trataba de unas instrucciones para colgar un tratado de geometría
de la ventana de su apartamento y fijarlo con cordel, para que el viento
pudiera “hojear el libro, escoger los problemas, pasar las páginas y
arrancarlas.” Como se puede ver, Duchamp no sólo jugó al ajedrez en Buenos
Aires. Sigue Tomkins: Puede que la falta de
alegría de este Ready-made malheureux,
como lo llamó Duchamp, resultara un regalo chocante para unos recién casados,
pero Suzanne y Jean siguieron las instrucciones de Duchamp con buen humor. De
hecho, llegaron a fotografiar aquel libro abierto suspendido en el aire -imagen
que constituye el único testimonio de la obra, que no logró sobrevivir a
semejante exposición a los elementos- y más tarde Suzanne pintó un cuadro de él
titulado Le ready-made malheureux de Marcel. Como explicaría Duchamp a
Cabanne: “Me divertía introducir la idea de la felicidad y la infelicidad en
los ready-mades, y luego estaba la
lluvia, el viento, las páginas volando, era una idea divertida”. (…) Sigue
Tomkins: En los últimos años, Duchamp
confesó a un entrevistador que había disfrutado desacreditando “la seriedad de
un libro cargado de principios” como aquél y hasta insinuó a otro periodista
que, al exponerlo a las inclemencias del tiempo, “el tratado había captado por
fin cuatro cosas de la vida”.
Fragmento de 2666
de Roberto Bolaño (1953-2003), correspondiente a La parte de Amalfitano.
Es la primera vez que leo un fragmento de Bolagno, el escritor venerado ue tanto miedo me da. Pero ha sido mu digerible, pensaba que iba a ser algo demasiado espeso para una :D
ResponderEliminarNo hay razón para temerle, Icíar, Bolaño no es muy denso que digamos, en general su prosa se lee rápido. Prueba con él, ya lo habrás visto recomendado en cientos de blogs. Poco puedo añadir, es uno de los autores a los que admiro. :)
ResponderEliminarTengo muchas ganas de comenzar a leer a este escritor. Soy de Chile, y lamentablemente nunca he leído algo de él. Planeo comenzar con "Los detectives salvajes". Dices que no es tan denso... perfecto.
ResponderEliminar¡Saludos!
Tengo muchas ganas de leer este libro, aunque es cierto que algo de miedo si que me da tb, por lo largo que es y por lo denso que pueda ser, varias personas me han comentado que es muy bueno, pero creo que tengo que encontrarle su momento. Un abrazo
ResponderEliminarPablo: No sabía que fueras chileno. Bolaño es de esos autores a los que hay que leer. "Los detectives..." me parece un magnífico comienzo, fue el primer libro suyo que leí y es de los mejores que escribió, así que espero que lo disfrutes como yo, es decir: A LO GRANDE. Un abrazo.
ResponderEliminarCarol: Pues sí, su tamaño puede imponer un poco, pero no creo que por cuestiones de densidad. La parte que se puede atragantar más creo que es la de los crímenes de mujeres en Ciudad Juárez. Es dura, larga y monótona, pero merece la pena continuar la lectura para leer la parte de Archimboldi, la última. Celebro que tengas intención de leerlo, un abrazo.
Bolaño es de esos escritores de los que leer, o poner, un fragmento, siempre sienta mal porque uno quiere más. Dan ganas de copiar y pegar el libro entero (hablo de 2666 coría hablar de Los Detectives, por nombrar los dos más extensos), para que el fragmento sea un fragmento de fragmentos, para que se colapse la red ante tal avalancha de páginas y talento.
ResponderEliminarO sea: era muy grande. Y nunca, nunca, me aburre.
He dicho coría donde quería decir: como podría...
ResponderEliminarPerdón.
Comparto el entusiasmo por la obra del chileno, es una pena que nos dejara tan pronto, pero también una alegría que sea tan leído.
ResponderEliminarUn saludo.