“Soy bastante escéptico ante el romanticismo icónico que
caracteriza las acciones de protesta: la propia elección de la portada del
libro va en esa dirección. En ella ves a una muchacha francesa muy guapa con el
puño alzado: esa imagen puede considerarse un retrato de la lucha social, pero
también un retrato de una niña bien que juega a ser revolucionaria.”
(Alberto Olmos en Qué Leer, nº 169)
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