“…comenzó a leer el primer cuento, titulado El Concurso. Se narraba en él la historia de un escritor que cierto día concibe un plan perfecto para asesinar a su esposa, disfrazando el crimen bajo la apariencia de un suicidio. Desalentado finalmente por su incapacidad para llevar a la práctica este plan, decide aprovechar la idea para otro fin: el de escribir un cuento policiaco, que comienza ese mismo día y consigue terminar en dos semanas de trabajo. Satisfecho con el resultado, comete la maldad de enseñárselo a su esposa, quien, lejos de responder a esta nueva agresión dentro del infierno en el que se desarrolla la vida de ambos, le felicita y le anima a presentarlo a un prestigioso concurso literario. El escritor -halagado por esta reacción inexplicable- envía el cuento al concurso y regresa a sus odios y ocupaciones habituales. Al poco tiempo su mujer se suicida reproduciendo con fidelidad las pautas de la esposa del cuento. El escritor comprende que si su relato llegara a ganar el premio adquiriría la categoría de una autodenuncia frente a la que tendría muy pocos medios de defensa. Escribe entonces urgentemente a la organización del concurso reclamando el original. Al cabo de unos días, durante los que el escritor no deja de morderse las uñas de las manos y de los pies, recibe una breve y amable respuesta en la que se le comunica la imposibilidad de acceder a sus deseos, puesto que el jurado ha comenzado a leer y -de acuerdo con las bases- ya no se puede retirar ningún trabajo. Se le sugiere, no obstante, que se ponga en contacto con el presidente del jurado, en cuyas manos está el cuento.
El escritor, sintiéndose presa de una tela de araña inteligentemente urdida, se sobrepone a la desesperación y consigue obtener una entrevista con el presidente del jurado, quien le comunica que ya ha leído el cuento -que, por cierto, le gusta tanto que lo piensa defender y votar-, pero que lo ha devuelto ese mismo día a la secretaría de la organización convocante para que lo distribuya al resto del jurado. El escritor lo asesina y a partir de ahí comienza una auténtica pesadilla, en la que el autor del cuento policiaco ha de ir eliminando uno a uno a todos los miembros del jurado, ya que en las sucesivas entrevistas obtenidas con cada uno de ellos se le comunica que el cuento ha sido leído y devuelto. Todos, por cierto, le felicitan antes de morir por lo que consideran un magnífico trabajo.”
Fragmento de El desorden de tu nombre de Juan José Millás.
¡Magnífica elección para esta entrada! No he leído nada de Millás, así que tomo nota de este título. ¡Un saludo!
ResponderEliminarJesús, por si quieres más información, pondré la reseña del libro próximamente. Siempre puedes echarle un vistazo. Bueno, también hay otro de Millás reseñado en el blog: "Dos mujeres en Praga", un libro que está bien para mi gusto. Saludos!
ResponderEliminarEstaré atenta a la reseña, me ha gustado bastante el fragmento que has escogido =)
ResponderEliminarBesotes
Me alegro! Me gustó el fragmento y, como tiene sentido propio y no destripa nada, decidí compartirlo aquí. Besos.
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